La envidia explicada a los hijos. (II)


ESCUELA PARA PADRES

La envidia explicada a los hijos. (II)

  • 11 Principales situaciones donde se practica la envidia
  • 40 Sentencias sobre el pecado capital de la envidia

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La envidia es un sentimiento o estado mental, en el cual existe dolor o desdicha, por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes o cualidades superiores. Es la tristeza o pesar del bien ajeno. Es el deseo desordenado, de tener algo que no se posee. Los celos, producto de la envidia, están vinculados con el tener. 

La envidia está muy relacionada con el egoísmo de poseer y acumular, mucho más que otros. Se envidia por algo, y se termina envidiando por todo. Se envidia a otro y después se encierra en querer poseer, más que nadie o poseer lo que otro tiene, hasta llegar a robárselo, para satisfacer la envidia. 

“Envidia sana o positiva” es la emulación, superación o lucha, por copiar o imitar las virtudes y valores humanos o las ejemplares actitudes y acciones de otros. Eso no es el pecado de la envidia malsana, pues es una virtud, al tratar positivamente de imitar a los demás, trabajando, esforzándose y superándose, para mejorar como persona y lograr lo que se anhela. En la medida en que se acepta, que no se tiene envidia de otro o de otras cosas, o que la envidia es sana o positiva, se puede tolerar mejor al prójimo, tal cual es. No es lo mismo ser envidioso, que algo envidiable

La envidia también es una expresión de hostilidad hacia alguien, a quien se percibe como superior y un deseo que apunta, no sólo a la posesión de esa ventaja, sino a la destrucción de ese superior. Conlleva un sentimiento de enfado, porque otra persona posee y disfruta algo deseable, incluyendo un impulso, que apunta a despojarla de ese algo o echarlo a perder. Suele provenir de la incapacidad de regular las emociones, de tener que esperar para satisfacer las necesidades o caprichos y de los problemas de autoestima. 

La envidia es la base del resentimiento, porque no busca que a uno le vaya mejor, sino que al otro le vaya peor. Es la disposición, insensibilidad, pesar o desagrado por no tener algo y además querer conseguir ese algo, lo tenga quien lo tenga. Intentando si es necesario, arrancarlo por todos los medios, incluso con graves mentiras. Es un sentimiento u obsesión, que nunca produce nada positivo en el que la padece, sino que produce una insalvable infelicidad y amargura, además que alimenta el deseo de producir el mal a otros. 

La Envidia es uno de los siete pecados capitales: Envidia, soberbia, avaricia, ira, lujuria, gula y pereza. Se llaman pecados capitales, porque generan o dan origen a muchos otros pecados. También queda expresada en los 10 Mandamientos de la Ley de Dios, que dice en el séptimo: No desearás la mujer de  tu prójimo, y en el décimo “No codiciarás los bienes ajenos”. 

Algunas personas, por envidia, avaricia o egoísmo crean su propio «YO, S.A.» o » «YO, INC». Para hacer su propia voluntad y fastidiar al envidiado. La envidia no se oye, aunque corroa internamente. Tampoco nos oímos a nosotros mismos, porque no nos prestamos atención. Oímos mucho, pero no escuchamos.

Desde muy pequeños, la envidia empieza a manifestarse en los niños. La expresan, aunque sea de forma inocente, en la forma de quitar los juguetes a sus hermanos, menores o mayores y con las rabietas consiguientes. Esa envidia, que no nace de un día para otro, va creciendo poco a poco, en un proceso, que si los padres no ponen remedio, se irá agrandando hasta límites insospechados, a medida que los niños se van haciendo mayores. Después no vale decir: “Tengo un hijo que es muy envidioso y no sé que hacer con él”. Más tarde se convertirán en adultos con sentimientos de envidia y celos constantes, debido al rencor a los éxitos o posesiones ajenas. 

En los niños, la envidia se da en la mayoría de los casos, en relación con los objetos que quieren y no tienen. Esas actuaciones infantiles de rabietas, celos, rencores, etc. no corregidas, son las que les producirán en el futuro, envidias, sentimientos de inferioridad, baja autoestima, resentimientos, etc.

La envidia suele comenzar en los primeros años de vida del niño, cuando éste depende de sus padres para recibir las cosas, las necesite o no. Cuando tiene una limitada capacidad de expresar sus necesidades y emociones, a través del lenguaje verbal, hace que el niño aprenda a utilizar el lloro, berrinche o rabieta, para conseguir lo que desea. También cuando aprende a competir e imitar a sus hermanos menores o mayores. Estas situaciones están muy relacionadas, con la forma de tratar o no tratar la enseñanza al niño, sobre la forma de manejar la satisfacción de sus más mínimas necesidades y deseos. 

Si el niño obtiene siempre lo que desea, porque los padres ceden ante sus rabietas, nunca aprenderá a controlar, ni a regular sus emociones, ni a esperar para satisfacer sus mínimas necesidades, ni a respetar las necesidades y pertenencias de los otros. Desgraciadamente le están enseñando a satisfacer sus emociones y necesidades, aquí y ahora. Los padres tienen que enseñarle a respetar las pertenencias de los otros y a entender, que no siempre podrá tener lo que desea. Los niños pasan por una etapa, en la que se comportan de forma egoísta y desean todas las cosas para sí, incluyendo las que tienen los demás. 

Los padres son los responsables de enseñar a los niños a compartir todo lo que tienen y a no querer lo de los demás, pues así disminuirá su tendencia de envidia, celos y frustración para el presente y el futuro. Por mucho que les cueste a los padres, si no ceden ante los berrinches y rabietas de los niños, conseguirán que estas bajen de frecuencia y potencia, de cantidad. Sobre todo si las ignoran o consiguen desviarles la atención, hacia otras cosas. Para los padres, no satisfacer el objeto o situación de la envidia, suele ser difícil y vergonzoso, si las rabietas ocurren en presencia de otros familiares, pero no se deben olvidar, que será mucho más beneficioso para sus hijos. Las conductas desafiantes de algunos niños, producidas por la envidia y los celos, incluso generadas cuando son muy pequeños, están estrechamente asociadas al fracaso escolar, a la violencia con sus amigos, al retraso escolar, etc. 

Hay padres que han perdido el control de los hijos, aunque sean pequeños y pasan por situaciones complicadas, para convivir y educar a los niños difíciles y problemáticos, que por haber consolidado ya la envidia, son impulsivos, agresivos, impacientes, transgresores, manipuladores y no responden a los premios, ni a los castigos. En todo actúan negativamente. Para esos padres, es mejor darse cuenta, que aunque tarde, siempre están a tiempo educarse ellos mismos, para poder educar a sus hijos y negociar con ellos su comportamiento, antes de que se consolide más, y después a medida que vayan haciéndose mayores, las consecuencias de no saber controlar el pecado de la envidia, les traiga consecuencias funestas. Hay muchos y muy eficaces programas religiosos y sociales, que mejoran el conocimiento de los padres,  aumentan la interacción con los hijos y mejoran su educación, lo que les permite reducir los problemas de conducta de los niños.

No es más rico quien más tiene, sino el que menos desea. Los padres tienen que poner énfasis en enseñar a sus hijos, en función de sus edades físicas y mentales, sobre el valor de lo que tienen y no sobre las cosas que no tienen, pero que desean. Explicándoles lo que han costado a ellos o a sus padres lo que tienen, y las ventajas sobre otros muchos, que no tienen nada o no tienen tanto como ellos.

La adolescencia suele ser el comienzo de una nueva etapa de la envidia, se pasa de la envidia caprichosa y de las rabietas, a tenerla por la mal entendida competitividad sobre los logros o éxitos de otros. Envidia que muchas veces esta relacionada, con el dinero que gastan otros, sus formas de vestir, las pantallas electrónicas y los automóviles que poseen, etc. 

11 Principales situaciones donde se practica la envidia:

1.      La envidia en el trabajo. Principalmente en tiempos de crisis, donde los empleados se pelean por conseguir un ascenso o un aumento de sueldo. A ése se lo han dado y a mi no, que tengo más méritos.

2.      La envidia entre familias o componentes familiares que han triunfado o tienen otras formas de hacer las cosas, han tenido más suerte o han sabido hacerlo mejor.

3.      La envidia entre los adultos, relacionada con los signos externos: Moda, gastos, estudios, situación económica, situación social.

4.      La envidia entre las mujeres, sobre las más agraciadas, que ven a otras como competidoras a la hora de las relaciones amorosas con los hombres.

5.      La envidia entre los que se creen amigos, pero les separan culturas y formas de vidas diferentes u opuestas.

6.      La envidia incrustada por costumbres ancestrales, contra determinadas familias u otros grupos sociales, traducida en intolerancia y odio racial, que puede terminar como en las vendettas de la mafia.

7.      La envidia y el consumismo fomentada por los medios de comunicación, con las publicidades agresivas y engañosas. ¡Si no tienes tal cosa, no eres nadie! ¡Fíjate lo felices que son los que consumen tal producto!

8.      La envidia de los que no están dispuestos a sacrificarse, sobre los que se han sacrificado para sostener el amor, el matrimonio o una amistad, lo que es mucho más difícil y costoso que encontrarlo.

9.      La envidia que anula las defensas mentales y la fuerza de voluntad necesaria, para modificar las situaciones reales, que hacen daño a las personas, al  bloquearles los sentimientos y situaciones ante los demás.

10.   La envidia psicológica, cuando va acompañada de un complejo de inferioridad, inseguridad e insatisfacción con uno mismo, frente a los demás, motivada por la diferencia de las características o rasgos físicos propios, (belleza, altura, cuerpo, color, peso, etc.), celos infundados, inteligencia, relaciones amorosas o sociales.

11.   La envidia contra los que han triunfado en algún orden de la vida que produce tanto resentimiento, que a algunos no les importa sacarse un ojo, si el otro se queda ciego. 

40 Sentencias sobre el pecado capital de la envidia:

  1. ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!
  2. ¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.
  3. Así como la polilla arruina la ropa, de la misma manera la envidia consume al hombre.
  4. Castiga a los que te envidian, haciéndoles el bien.
  5. Cuando se abandona la envidia, empieza la dicha.
  6. Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.
  7. Dejemos a los envidiosos, la tarea de proferir injurias y a los necios, la de contestarlas.
  8. Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no conozco a nadie tan desgraciado, como quien los envidia.
  9. El amor mira a través de un telescopio, mientras que la envidia lo hace a través de un microscopio.
  10. El camino para medrar, está siempre sembrado de amistades rotas por la envidia.
  11. El envidioso siempre piensa que lo están envidiando.
  12. El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
  13. El veneno de la envidia, se puede engendrar incluso, en nuestros mejores amigos.
  14. En cuanto nace la virtud, aparece contra ella la envidia.
  15. Es mejor ser envidiado, que compadecido.
  16. Es tan fea la envidia, que siempre anda por el mundo disfrazada, y nunca más odiosa, que cuando pretende disfrazarse de justicia.
  17. Evitad todo aquello que pueda atraer a la envidia.
  18. La envidia dura siempre más, que la dicha de aquellos que envidiamos.
  19. La envidia en los hombres, muestra cuán desdichados se sienten, por su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás.
  20. La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.
  21. La envidia es el gusano roedor del mérito y de la gloria.
  22. La envidia es la fiera que arruina la confianza, disipa la concordia, destruye la justicia y engorda toda especie de males.
  23. La envidia es la madre de los celos, en los niños y en las personas mayores.
  24. La envidia es la polilla del talento.
  25. La envidia es lo más horrible que se puede sentir y, además, hace desgraciado.
  26. La envidia es más irreconocible que el odio.
  27. La envidia es una declaración de inferioridad.
  28. La envidia que calla, es peor que la que grita.
  29. La envidia va tan flaca y amarilla, porque muerde y no come.
  30. La envidia, cuando se apodera de un hombre, abre en su alma el camino a todos los sentimientos despreciables y torpes.
  31. La envidia, el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como una serpiente.
  32. Nadie ha inventado un tormento mayor que la envidia.
  33. No envidiemos a los que están situados por encima de nosotros; las cosas que parecían más excelsas, se derrumbaron.
  34. No envidies la riqueza del prójimo.
  35. No es lo mismo envidioso, que envidiable.
  36. No es un problema de envidia, enseñar a obsequiar con la ausencia, a quien no aprecia tu presencia.
  37. Si hubiera un solo hombre inmortal, sería asesinado por los envidiosos.
  38. Si todo el mundo llevara escritas en la frente sus angustias, muchos que nos causan envidia, nos darían lástima.
  39. Tan grande como la turba de los admiradores, es la turba de los envidiosos.
  40. Una demostración de envidia, es un insulto a uno mismo. 

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