Archivo de septiembre 2011

Los 90 errores más comunes que destrozan el matrimonio y la familia

 

ESCUELA PARA PADRES

Los 90 errores más comunes que destrozan el matrimonio y la familia. 

  • Los 4 errores que producen más roturas matrimoniales, según las estadísticas:

 3, 307 Palabras Tiempo de lectura 12:00 minutos 

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Algunos lectores me aconsejan que escriba en forma más positiva sobre el matrimonio u otros temas y que no haga tanto hincapié en los artículos sobre los errores, peligros, banderas rojas. Reconozco que hay muchas formas de decir las cosas, y una de ellas es sacudir fuertemente el nogal para que caigan las nueces. Es muy posible que fuera mucho más dulce irlas recogiendo, una a una, con la mano pero se pierde un tiempo primordial. Además, las formas controversiales de decir las cosas, pueden dar un choque emocional, mucho más importante que cuando se habla con dulzura, mucho violín y todo de color de rosa. Aunque otros dicen que más se consigue con miel que con hiel.   

Cónyuges, no tengan miedo, el matrimonio es la mejor decisión que pueden tomar dos jóvenes de sexos diferentes, que se aman y que se han preparado bien para llevarlo a cabo y a su debido tiempo. No existe la formula para tener un matrimonio feliz. Hay cien mil fórmulas, depende lo que cada uno quiera y con lo que se conforme. La felicidad hay que conseguirla luchando por ella con inteligencia, perseverancia  y sobre todo, mucho amor. 

Los 4 errores que estadísticamente producen más roturas matrimoniales:  

  1. El dinero: Bien sea la escasez, la mala administración, el despilfarro, la infidelidad económica, las cuentas dobles, etc.
  2. La infidelidad sexual: Que rompe el compromiso del amor mutuo, exclusivo y para siempre, produciendo la traición y el fracaso.
  3. El aburrimiento: Reflejado en las frases: Nos hemos cansado el uno del otro. Somos incompatibles. Ya no nos queremos. Nuestro matrimonio está irremediablemente perdido.
  4. La soberbia que indefectiblemente termina en violencia física o mental. 

No debe haber “matrimonios sin fronteras”. Estas tienen que estar perfectamente delimitadas de forma que nadie ni nada pueda penetrar en ese lugar sagrado que es el matrimonio y la familia. Tampoco pueden permitir que alguien se salga de esas fronteras que están perfectamente definidas por la entrega total de los cónyuges, su condición de indisoluble y su sello de para siempre, soportadas con el conocimiento y la práctica de las virtudes y valores humanos. 

Los 90 errores más comunes en el matrimonio que destrozan la familia, puestos por orden alfabético. Cada matrimonio y cada cónyuge por separado, según sean sus características y situaciones, tendrá un concepto diferente de cuales son los más importares para ellos. Es tarea de cada uno el ponerlos en el orden que quieran, para intentar evitarlos o en su caso corregirlos. Es fácil caer en estos errores si no se ponen los medios para impedirlo. Lo importante es levantarse siempre y buscar la manera de evitar o afrontar los errores y sus correspondientes soluciones. 

  1. Contraer matrimonio en la adolescencia o sus cercanías, sin la madurez suficiente. Los cónyuges tienen que hacer un esfuerzo extraordinario de formación para solucionar los problemas que su inmadurez les produce.
  2. Cuando a la vista de los primeros síntomas del nacimiento de un problema grave, o aparentemente irresoluble, no buscan un intermediario para que les ayude a encontrar soluciones. Bien sea un sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que profesen, o amigos y familiares en común, que sean serios, bien formados y respetables y que puedan servir de orientadores.
  3. Cuando coexiste la Incongruencia entre el decir y el actuar relacionado con las continuas promesas expresamente incumplidas de cosas importantes para los cónyuges. 
  4. Cuando desaparece el amor por el tu, y sólo queda el amor por el yo. 
  5. Cuando desaparece el encanto físico de los comienzos y empiezan a romperse u olvidarse los compromisos y proyectos que hicieron, incluso el futuro familiar que construyeron juntos.
  6. Cuando el comportamiento del cónyuge es muy diferente en el hogar o ante familiares y amigos, estando presente o ausente el otro cónyuge,
  7. Cuando falta el amor humano y el religioso y predomina el egoísmo.
  8. Cuando falta el deseo de negociar y llegar a acuerdos constantemente y se sustituye por la imposición a ultranza. 
  9. Cuando falta el pedir perdón en las ofensas, la alegría en las penas, y la fuerza en la debilidad. Son situaciones que ambos cónyuges deben prevenirlas y descubrirlas para tratar de ponerles remedio y así evitar que empiecen los riesgos de un divorcio
  10. Cuando falta el respeto interior y exterior, la comprensión, el compromiso y el entendimiento entre los cónyuges, estando solos o acompañados.
  11. Cuando falta la generosidad y la solidaridad con los problemas o situaciones del cónyuge.
  12. Cuando falta la madurez y el equilibrio y no ponen ambos los remedios para mejorarlo.
  13. Cuando falta la sagrada intimidad que produce el matrimonio y esta se comparte con terceros.
  14. Cuando falta la unidad. Es muy peligroso decir o pensar: Haz lo que quieras que yo también haré lo que quiera.
  15. Cuando falta, en uno o en los dos cónyuges, la actitud para mejorar el matrimonio y se conforman por igualarse por la alpargata en vez de por la corbata. Es decir en vez de crecer juntos, se disminuyen.
  16. Cuando hay una mala comunicación en los temas difíciles e importantes para los cónyuges en sus relaciones privadas o externas.
  17. Cuando hay una sistemática disparidad en las relaciones con los hijos, premiando, castigando o consintiendo sus actos, solamente por llevar siempre la contraria al cónyuge para desautorizarle.
  18. Cuando impiden por la fuerza que los hijos o el otro cónyuge practiquen sus sentimientos religiosos.
  19. Cuando las faltas matrimoniales se cubren con aparatosos regalos para cerrar la boca del otro cónyuge, incluso con dinero que sale de los ingresos familiares. A la larga la compra de esos silencios para evitar reproches, forman una escalada que siempre termina mal.
  20. Cuando los cónyuges basan las acciones de su matrimonio en el egoísmo personal, pretendiendo ser satisfechos continuamente por el otro cónyuge.
  21. Cuando los cónyuges convierten la libertad matrimonial en libertinaje. Nadie está más esclavizado que aquellos que se creen falsamente libres.
  22. Cuando los cónyuges no quieren trabajar juntos en los momentos de adversidad matrimonial, religiosa, económica o emocional, para superar las crisis.  
  23. Cuando no aceptan las diferencias de conocimientos y las consideran como distanciadoras, lo que en realidad deberían ser enriquecedoras y complementarias, además de una ayuda para crecer los dos hacia una mejor vida intelectual y profesional.
  24. Cuando no hay una actitud amable del uno con el otro, ni gestos físicos de cariño.
  25. Cuando no se es lo suficientemente valiente e inteligente como para callarse ante la injuria y buscar posteriormente la reconciliación tras la ofensa.
  26. Cuando no se está abiertos a la relación con los otros familiares: Abuelos, hermanos políticos, tíos, primos, etc.
  27. Cuando no se ha tratado de igualar o mejorar en lo posible, las diferentes educaciones, culturas, situaciones económicas, prácticas religiosas, ideas políticas, amistades, costumbres anteriores, etc. y se conforman con decir ¡A mi me educaron así!
  28. Cuando no se quiere hablar con el cónyuge sobre el sexo matrimonial, la educación de los hijos, el valor del dinero u otros temas importantes y difíciles, teniendo que digerirlos en soledad.
  29. Cuando no se quiere, no se puede o no se sabe compaginar las profesiones o actividades del otro cónyuge.
  30. Cuando no se reconocen las propias limitaciones y se rehúsa a aceptar la realidad física, económica, intelectual o social. Esto puede producir graves frustraciones que perjudiquen a los dos cónyuges y arrastrar a ambos a situaciones peligrosas familiares, profesionales o sociales.
  31. Cuando no se respetan las legítimas diferencias físicas, mentales, educativas y emocionales del otro consigue, ni se intentan entenderlas.
  32. Cuando se culpabiliza de todos los errores del matrimonio a los padres o familiares del otro cónyuge, sin querer asumir la responsabilidad que a cada uno le corresponda.
  33. Cuando se encarga al cónyuge con responsabilidades o trabajos impropios de su condición, debido a que el otro cónyuge no quiere hacerlas.
  34. Cuando se ignora, desprecia o se tienen relaciones tensas con la familia política.
  35. Cuando se manipula al otro cónyuge para obtener intereses en beneficio propio.
  36. Cuando se permite al cónyuge, hacer lo que quiera, dónde quiera, cómo quiera y la hora que quiera, aunque eso vaya en contra del matrimonio y de las responsabilidades familiares.
  37. Cuando se producen errores, el uso inadecuado del respeto y de las atribuciones lógicas de cada cónyuge, si prevalece el autoritarismo o la permisividad, sin punto medio.
  38. Cuando se sobreprotege al cónyuge de todas las dificultades, tratándole como si fuera menor de edad y demostrando un amor obsesivo, para crearle inseguridad y evitar su desarrollo intelectual y social, casi siempre en beneficio del otro cónyuge.
  39. Cuando solamente hay unión de los cuerpos, pero no de las almas y no buscan en ambos el crecimiento interior, moral y espiritual.
  40. Cuando surge la indiferencia, la falta de comunicación, la frialdad amorosa, la critica constante, la falta de compromiso y el entendimiento hacia el otro cónyuge.
  41. Cuando sus formas de vida anteriores al matrimonio eran diferentes o antagónicas y no se ponen a procurar llegar a acuerdos para que haya armonía y compatibilidad.
  42. Discutir sobre ideas políticas o religiosas antagónicas, queriendo imponerlas o mantenerlas a ultranza. Traten de convencer, no de vencer.
  43. El abandono mental del matrimonio, incluso mucho antes que llegue el divorcio.
  44. El aburrimiento: Frases más frecuentes: Nos hemos cansado el uno del otro. Somos incompatibles. Ya no nos queremos. Nuestro matrimonio está irremediablemente perdido.
  45. El engaño o violencia económica que suele ocurrir cuando se tienen ingresos que no se aportan al fondo común y cada uno gasta en lo que quiere,  cuando quiere y como quiere, sin importarles las necesidades de la familia. Este es uno de los principales motivos de los fracasos matrimoniales. Pero es muy difícil corregirlo, pues en algunas culturas los matrimonios no son para todo, pues dejan fuera la parte económica.
  46. El no compartir los principio e ideas fundamentales en el matrimonio.
  47. El permitir que las adicciones se instalen en la familia.
  48. Faltar a la palabra de honor dada en el matrimonio, al prometer que es para siempre, en la salud y en la enfermedad e indisoluble.
  49. Hablar continuamente y hacer comparaciones de los matrimonios, hijos o familiares anteriores.
  50. Imponer por la fuerza lo que creemos que es nuestra verdad.
  51. La escasa educación en los órdenes: Familiar, religiosa, social, económica, sexual, etc.
  52. La falta de ayuda al cónyuge para que mejore sus capacidades profesionales, escolares, sociales, religiosas, etc. privándole del crecimiento personal y fomentando la dependencia al otro cónyuge. Suprimiéndole cualquier posibilidad de tener una alternativa o que esté bien preparado para el caso de que haya graves problemas familiares. 
  53. La falta de comunicación o la comunicación inadecuada o deficiente.
  54. La falta de cumplimiento de los derechos y obligaciones entre los cónyuges y para con los hijos.
  55. La falta de la práctica de las virtudes y valores humanos,  principalmente las relacionadas con el matrimonio.
  56. La falta de perdón, arrepentimiento, reconciliación y firme propósito de la enmienda. Deben aprender a pedir perdón y a perdonar. Nunca deberán acostarse sin perdonar y buscar el ser perdonado. Un pequeño gesto sentimental puede ser suficiente para indicar el deseo del perdón. 
  57. La falta de planificación financiera, imprescindible para intentar alcanzar unos objetivos mutuamente acordados.
  58. La falta de un buen sistema de administración de todos los ingresos familiares, incluyendo la realización de unos objetivos económicos, un presupuesto y un sistema de control de lo realizado y de lo que hay que realizar.
  59. La incompatibilidad o egoísmo sexual, que normalmente oculta una falta de auténtico amor, carencia de sensibilidad y capacidad de donación y aceptación.
  60. La Infidelidad conyugal, sexual o económica que rompe el compromiso del amor mutuo, exclusivo y para siempre, que además siembra la desconfianza.
  61. La inmadurez en las relaciones matrimoniales, al no haber tratado previamente de amoldar o eliminar las diferencias que los separan y reforzar las que más les unen, pensando que ya habrá tiempo para hacerlo.
  62. La monotonía, enfrentamientos o violencia física o mental que hacen disminuir o anulan el placer sexual, o la monotonía en la vida cotidiana.
  63. La pérdida de objetivos e intereses comunes relacionados con las obligaciones, gustos y aficiones de ambos, normalmente comentadas durante el noviazgo.
  64. La primera agresión o acto violento si no se corrige en ese mismo momento.
  65. La reincidencia en cosas graves sin que haya verdadero arrepentimiento, propósito de la enmienda y satisfacción de obra, corrección de actitudes y controles de comportamiento.
  66. La soberbia hace que muchos cónyuges equivocadamente se rodeen de una muralla, como en las fortificaciones antiguas, no permitiendo que nadie ni nada la traspase. Soberbiamente creen que lo saben todo y no aceptan ni oír otras opiniones. Así sucede que con el paso del tiempo se van aislando en sus «creencias» y las personas que les deberían aconsejar con otras alternativas, no se las dicen porque no quieren ser rechazados, incluso antes de ser escuchados. Eso pasa a las personas y las naciones que se aislaron del mundo, con murallas o sin ellas, y no permitieron que los habitantes de sus países conocieran los avances mundiales.
  67. La violencia familiar física, mental y en todas sus facetas, principalmente la originada por el machismo, el feminismo y el desprecio. La violencia física no es más que una cuestión de prepotencia y hábito en el uso de la fuerza.
  68. Las envidias profesionales o sociales.
  69. Las graves adicciones a las drogas, alcohol, sexo, juego, etc.
  70. Las opiniones políticas mantenidas a ultranza y queriendo imponerlas al otro cónyuge.
  71. Las pasiones confundidas con el amor y la mutua entrega. La pasión se marchita y el amor se queda.
  72. Las respectivas familias políticas, pues hay algunos cónyuges que no quieren admitir que han formado una nueva familia, a la que tienen que poner como máxima prioridad para todas sus acciones. No por eso tienen que romper relaciones con sus familias de sangre. Tienen que intentar darle su lugar a cada uno.
  73. Los celos infundados que contaminan el matrimonio y hacen la vida un infierno para los cónyuges.
  74. Los noviazgos mal llevados: Sin una buena formación prematrimonial, demasiado cortos, falta de dialogo, falta de objetivos claros comunes, egoísmos para conseguir mejor posición social, fama, conveniencia personal, pasiones desordenadas, etc. Que haya sido uno de los denominados «de a primera vista», o motivado por otros actos que les llevaron a contraer matrimonio sin haberlo querido. El camino que no han andado antes del matrimonio tienen que recorrerlo después para evitar el fracaso.
  75. No cuidar con mucho esmero las seis cosas más importantes del matrimonio: El amor y educación de la familia, la vida espiritual, la salud, el trabajo, los amigos y la formación contínua.
  76. No dedicar a la familia el máximo tiempo posible, empleándolo en cuestiones que les satisfagan personalmente, pero no familiarmente.
  77. No formalizar ante Dios y ante la sociedad su realidad matrimonial, máxime si tienen hijos o esperan tenerlos.
  78. No hacer algo concreto para atraer al otro cónyuge, prestando solamente atención a su persona.
  79. No poner los medios para manejar, resistir y superar los problemas, graves disgustos y enfrentamientos entre cónyuges, que algunas veces producen los hijos y que repercuten enormemente en las relaciones matrimoniales, principalmente los motivados por los malos o diferentes tratos dados los hijos, propios o de anteriores matrimonios.
  80. No preguntarse periódicamente, las cosas que le gustaría que el otro cónyuge hiciera y no hiciera, y las que podrían hacer juntos para mejorar el matrimonio. Así como lo que cada uno espera del otro.
  81. Pretender maliciosamente sacar provecho personal, económico o social del matrimonio, utilizando o manipulando al cónyuge únicamente en beneficio propio.
  82. Ridiculizar al cónyuge, aunque sea con ironía o por hacer una gracia, ante los hijos, la familia o los amigos, sacando o agrandando los defectos que pudiera tener.
  83. Ser intolerantes con las costumbres y formas de vida del otro cónyuge.
  84. Si el matrimonio o cada uno de los cónyuges se rodea de amistades tóxicas que les impiden seguir las promesas matrimoniales contraídas.
  85. Siendo de convicciones religiosas, casarse solamente por el procedimiento civil o vivir en pareja sin ningún vínculo religioso ni civil.
  86. Tener cuentas separadas de ingresos, gastos, ahorros y deudas, aunque en algunas culturas sea una desgraciada costumbre que avala la unión de cuerpos pero no del dinero. 
  87. Vivir solamente el día a día, sin preocuparse de tener objetivos comunes y planes futuros realistas de vida para vivir en armonía. No preguntándose cómo será su matrimonio después de 30, 40, o 50 años.
  88. Impedir que el cónyuge tenga su espacio vital propio, que le permita tener actividades de lo que le guste hacer, siempre y cuando no sean extremistas que afecten su crecimiento como persona o el matrimonio.
  89. No querer sacrificarse por el cónyuge, lo necesite o no, evitando hacer los esfuerzos necesarios en beneficio del otro. Renunciando o cediendo en las diferencias y sin entregarse el uno al otro,
  90. Cuando no hay adaptación ni cambio y no se suprimen las cosas que separan y refuerzan las que unen en la convivencia. El matrimonio es para darse sin egoísmos y adaptarse al cónyuge, sin esperar nada a cambio.
      

Todos estos errores se pueden corregir si previamente se admite su existencia y se ponen a tiempo las medidas correctoras convenientes, pues casi siempre se puede enmendar los daños ocasionados. Es muy conveniente aceptar y corregir los errores para evitar que lleguen a más y se produzcan problemas matrimoniales graves o irresolubles. No tengan miedo, no tiren la toalla, luchen por negociar con su cónyuge las soluciones a los errores que hayan encontrado en esta lista. Si no hacen nada, no sucederá nada. Pero inténtenlo, pues se puede llegar a los objetivos previstos mediante el ejercicio de «ensayo y error». Cuándo no, en un tema tan serio como es el presente y futuro del matrimonio.

            Los cónyuges no tienen que tener miedo a conversar con paciencia y serenidad, de todos los problemas, inquietudes y anhelos que tengan, para así poder encontrar soluciones consensuadas. Fijen unas horas o fechas predeterminadas para tomarse un tiempo para Vds. solos, entonces podrán hablar con tranquilidad, sin distracciones ni intrusiones. Esto es sólo el principio de un camino que tiene que hacer cada uno, apoyado en el hombro del otro.


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La masturbación y sus efectos. Padres, háblenlo con sus hijos

ESCUELA PARA PADRES 

La masturbación y sus efectos. Padres, háblenlo con sus hijos. 

2,948 Palabras. Tiempo de lectura 11:00 minutos 

Padres y madres, no tengan miedo de hablar a sus hijos e hijas sobre el maravilloso mundo la sexualidad. Háganlo con mucha claridad, amor y conocimiento. Siempre a su debido tiempo, lugar y forma adecuada. Lean bien este artículo, y a su buen criterio, dénselo a leer a sus hijos según su formación y edades físicas y mentales. 

Si Vds. a sus hijos, no les hablan de la sexualidad, habrá otros que lo hagan por Vds. y es posible que lo hagan de mala manera. Pueden ser sus amigos, amigas, compañeros de escuela, depredadores malignos, etc. Tengan mucho cuidado con lo que les vayan a enseñar en la escuela. Previamente infórmense bien para saber como manejar el fondo y la forma de esos comentarios. Los padres son los únicos responsables de la información que reciban los hijos, no puede ceder esa irrenunciable responsabilidad en quienes no les merezcan total confianza. Si a pesar de todo no sabe como hablar a sus hijos, diríjase a un sacerdote  para que le ayude en cómo hacerlo. 

Estaba documentándome para la preparación de un artículo sobre este tema, por cierto, muy controvertido de enviar, pero imprescindible de conocer, cuando me ha llegado este maravilloso y perfecto artículo, a través de mis queridos amigos de www.catholic.net (uno de los mejores portales católicos). El artículo está escrito por el Jesuita P. Jorge Loring en su extraordinario libro “Para Salvarte”. http://www.parasalvarte.es/   

¿Qué les puedo decir de este libro y del P. Loring? Nada, que no se haya dicho ya y con mejores palabras que las mías. El P. Loring es un fuera de serie en su vida personal y en su vida religiosa. Es profundamente católico y maestro de los maestros. Le concedería muy a gusto el titulo académico de sapientísimo, titulo que actualmente muy pocas personas lo pueden llevar. 

Después de leer y releer este artículo, me he dado cuenta que no tengo nada que añadir ni quitar, es perfectamente indicado para publicarlo en la ESCUELA PARA PADRES. Muy pocas veces he copiado un artículo de otro escritor, pero esta vez está más que justificado. 

Artículo escrito por el P. Jorge Loring, en el libro: Para Salvarte

El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo. A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.

Dice André Léonard, Profesor de la Universidad de Lovaina: «Por su misma naturaleza, la masturbación contradice el sentido cristiano de la sexualidad, vivida como alianza de amor. (…) El ejercicio de la facultad sexual queda privado de toda referencia afectiva con una pareja, en la medida en que el sujeto se repliega sobre sí mismo, en el disfrute de sí mismo. (…) La masturbación, privada del amor, deja a menudo insatisfecho a quien se entrega a ella. Conduce al vacío y al disgusto.

»Debes tener el coraje de pensar, y también decir, que la masturbación es un mal. Escucharás con frecuencia argumentos que intentan defender que se trata de un comportamiento inofensivo, tan anodino como el beber, comer o transpirar. Es preciso desmontar esas razones. (…)
«No es ciertamente el pecado más grave que puedas cometer. Pero eso no impide que te hagas su esclavo, que te habitúes a una sexualidad egoísta, y que asfixie en ti la vida espiritual». 25

La masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio. Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del matrimonio. Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la consulta de un médico de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería masturbarse. 26

Quien tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona, la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el desarrollo de su personalidad, debilita la fe 27 , produce desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.

«No se puede abusar del organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de la persona humana. 28 »
Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad». 29

«La práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios nerviosos». 30 Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia. 31
Y cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios. «La masturbación es, con frecuencia, expresión de egocentrismo, (…) indicio de un desarrollo retardado o detenido de la personalidad». 32

«Cuando la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez. (…) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado (…) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas». 33

Hay maníacos sexuales «que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones. 34
«La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual». 35

El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas. 36 «Cuando un ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción por todas las demás formas. El hábito de saciar el hambre sexual de una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual psicológica». 37

El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de casarse resultaban esposas frígidas. 38

«No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos efectos. (…).

El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el impulso sexual, tiene un profundo valor educativo. (…). Más tarde en su vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones». 39

Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por gusto. Con eso no se juega.

Éste es un pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable. Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio. Muchos empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente quitó importancia al asunto. Pero la masturbación es un vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona, y hasta su ideología religiosa.

La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación» 40 . El joven siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le cuesta trabajo evitar.
«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se soluciona.

El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la solución del problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su pensamiento a tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una obsesión excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre consigue centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso en presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio». 41

Es fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de producir un permanente complejo de inferioridad.
El único tratamiento pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas.

La gravedad de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad. 42 Sin embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud del hábito.
«Los trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo claramente psicopático…

Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor.»

La masturbación es, muchas veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de conseguir. Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma gravedad. Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que tiene a su alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice San Pablo: Todo lo puedo en Aquel que me conforta.

En la adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero. Como eso de los granos. Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de culpa.

«En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por consecuencia una pérdida de control de los instintos más primitivos». 43 Dice el célebre moralista Häring: «No se puede decir que la pasión destruye la imputabilidad moral de los pecados contra el sexto mandamiento, pues si así fuera sólo un pecado diabólico sería mortal». 44

A veces las caídas en la masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño, etc. Casos así pueden remediarse con algún sedante inofensivo RECOMENDADO POR UN MÉDICO.
En una conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José Mª Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada Ciencia y Doctrina Moral Sexual, dijo que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal. Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con los productos que un médico puede recomendarle.

En enero de 1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esta facultad» (nº5). También dice este documento que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado» (nº9). 45

Esto significa que el acto, «en sí mismo», es siempre materia de pecado grave («objetivamente malo»). Para determinar si el acto de una persona concreta es pecado grave también habrá que considerar si se cumplen las otras condiciones del pecado grave: que tenga uso suficiente de razón como para saber lo que está haciendo y la malicia del acto, y que consienta plenamente al mismo.

En 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual (Orientaciones educativas sobre el amor humano) donde dice: «La masturbación es un grave desorden moral». 46 Y aunque sólo Dios conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, «de ningún modo se puede sostener que en el campo sexual no se cometen pecados mortales». 47

Pero no has de considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales. Pueden ser pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno. Y en las conmociones orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz. No has pecado contra la pureza. Aprende a distinguir entre el sentir y el consentir. Puede ser que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus órganos genitales. Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones. El pecado no está en el sentir, sino en el consentir. En el noveno mandamiento te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones molestas. Pero si tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces manchaste tu pureza.

El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de casados. Una persona soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta involuntariamente. A veces el orgasmo se produce imprevistamente. En ese caso tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la sensación placentera. Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno. El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

25. ANDRÉ LÉONARD: La moral sexual explicada a los jóvenes, III,1. Ed. Palabra. Madrid.1994.
26. TONY ANATRELLA: El sexo olvidado, I,4. Ed. Sal Terrae. Santander. 1994.
27. Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973. Este libro es muy recomendable a los padres sobre los problemas de los hijos.
28. ENRIQUE Mª HUELIN,S.I.: Juventud,¿hacia dónde? Málaga. 1973.
29. Dr. HONORIO SANJUÁN: Estudios sobre sexualidad, 3º, III. Toledo, 1979.
30. Dr. JOSÉ TODOLÍ: Estudios sobre sexualidad, 4º, II. Toledo, 1978.
31. DUBOIS: La revolución sexual, XIII, 2. Barcelona, 1975.
32. BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XXII, 3. Ed. Herder. Barcelona. 1998.
33. EDMUNDO ELBERT: Problemas actuales de psicología, X, 3,4, 8. Ed. Sal Terrae. Santander.
34. Varios Autores: Sexualidad y vida cristiana, 1º, II, 4. Ed. Sal Terrae. Santander, 1982.
35. HÄRING: La ley de Cristo, 3º, 3ª, I. Ed. Herder. Barcelona.
36. EDUARDO ARCUSA, S.I.: Eternas preguntas, IV, 2. Ed. Balmes. Barcelona.
37. RAFAEL BOHÍGUES, S.I.: El riesgo de ser joven, III, 3. Ed. Mensajero. Bilbao.
38. RUDOLF AFFEMANN: La sexualidad en la vida de los jóvenes, IX, 2. Ed. Sal Terrae. Santander.
39. Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973.
40. P. LÓPEZ PEDRAZ, S.I.: Cristianos en busca de respuestas, XV, 1. Ed. Sal Terrae. Santander.
41. JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Moral de la sexualidad, III, A. Ed. Tau. Ávila, 1988. Breve y estupendo libro en el que se proponen los fundamentos de la moral sexual y se orienta sobre puntos concretos.
42. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352.
43. ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, II, 6. Ed. Mensajero. Bilbao.
44. BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XVII, 4. Ed. Herder. Barcelona. 1998.
45. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352.
46. Diario YA, 2-XII-83, pg. 34
47. Revista ECCLESIA, 1773 (17-I-76)

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La importancia de las comidas familiares

ESCUELA PARA PADRES

La importancia de las comidas familiares 

  • 20 Conceptos que pueden aprenderse en las comidas familiares
  • 30 Recomendaciones para fomentar el éxito de las comidas familiares

4,057 Palabras. Tiempo de lectura 15:00 minutos 

Algunos artículos relacionados: 

Las comidas familiares son algo más que comer juntos, saciar el hambre y cuidar la salud. El acto de comer juntos todos los de la familia es una antigua y excelente tradición que va pasando de generación en generación. Desgraciadamente está despareciendo o disminuyendo en algunas culturas y determinados segmentos de la población, debido al exceso de trabajo, a las prisas, a los horarios familiares incompatibles y un largo etc. En las familias tradicionales, casi siempre es la esposa o madre la que suele encargarse de hacer la compra, preparar y organizar la comida, junto a las otras tareas del hogar. 

Que bonito es poder reunir alrededor de una mesa, todos los días a la familia. También lo es reunir los días de fiesta a todos los hijos con sus respectivas nuevas familias, uniendo dos, tres o cuatro generaciones, como se hacia tantas veces en otros tiempos.

20 Conceptos que pueden aprenderse en las comidas familiares: 

1.                   Aprender a deliberar sobre las grandes y pequeñas cuestiones y decisiones de la familia. Así los hijos se enterarán que les tienen en cuenta y que son importantes, para la familia en conjunto.

2.                   Aprender a practicar la comunicación, para saber escuchar y hablar bien.

3.                   Aprender cultura, urbanidad y las tradiciones familiares,

4.                   Aprender que la comida cuesta mucho comprarla, prepararla y presentarla, como para no servirse más de lo que se va a comer.

5.                   Comentar los temas que conciernen a la familia y a la sociedad.

6.                   Continuar las tradiciones de relacionadas con la comida, su preparación y presentación.

7.                   Corregir a los que hablan mientras mastican o mastican con la boca abierta, comen demasiado deprisa y en grandes porciones.

8.                   Crear costumbres y rituales, que después se convertirán en hábitos y posteriormente en virtudes y valores humanos.

9.                   Cuidar la alimentación y por ende la salud.

10.               Demostrar el buen gusto por las cosas buenas, bien hechas y bien presentadas.

11.               Escuchar y ser escuchado.

12.               Expresar en familia los sentimientos de cada uno, sin tener miedo a no ser atendido o a hacer el ridículo.

13.               Fomentar e interactuar las relaciones familiares, entre todos los presentes.

14.               Fomentar el acercamiento y la convivencia familiar, evitando los posibles distanciamientos.

15.               Generar conexión con los miembros de la familia, aprendizaje los unos de los otros, fomentando además el amor, la pertenencia y la seguridad, necesidad básicas en nuestra vida.

16.               Interesarse por las cosas de los demás y saber que los otros se preocupan por las de cada uno, escuchándose mutuamente sobre lo que cada uno hace, sufre y goza.

17.               Limar esperezas anteriores, al tener que compartir cosas y espacios comunes.

18.               Practicar las virtudes y valores humanos como: La puntualidad, el orden, la organización, la disciplina, la aceptación de las jerarquías, el servicio a los demás, el agradecimiento, la caridad, la Fe, los modales y la buena educación, etc.

19.               Recordar viejas recetas tradicionales.

20.               Sentirse partícipe de un grupo familiar bien conectado.

30 Recomendaciones para fomentar el éxito de las comidas familiares:

 

1.                   Acostumbrarse desde muy pequeños a comer utilizando el tenedor, la cuchara y el cuchillo, demostrando la mejor forma de utilizarlos, junto al uso adecuado de las diferentes piezas de vajilla, cubertería, cristalería y mantelería, según el tipo de comida que vaya a consumir.

2.                   Apagar el televisor, la radio y las pantallas electrónicas y a poder ser no atender los teléfonos. Casi todo el mundo puede entender lo que es dejar un mensaje telefónico, cuando el tema no es grave o importantísimo. También quitar de delante los periódicos, revistas o libros. Así evitarán las distracciones y podrán centrarse en lo que están haciendo.

3.                   Conseguir que la presentación de la comida, esté hecha de la mejor manera posible, pues la comida primero entra por la vista, después por el olfato y posteriormente por el paladar.

4.                   Convertir la comida familiar en un lugar de comunicación y dialogo, evitando las discusiones airadas, las amenazas, los sermones, las riñas y las broncas, pues hay otros momentos y circunstancias para hacerlo en privado y no delante de toda la familia, máxime, si hay invitados. Debe ser un momento de comunicación alegre.

5.                   Cuando no pudiera reunirse toda la familia para comer juntos, por motivos de horarios de trabajo, de estudio u otras obligaciones ineludibles, deberían hacer un esfuerzo para hacerlo en el desayuno o la cena. En cualquier caso hacer lo imposible para poder realizarlas los fines de semana y días de fiesta. 

6.                   Dar gracias a Dios, al empezar y al terminar, por la comida que se ha puesto en la mesa y agradecer a quien la ha comprado y preparado, pues la comida no se elabora sola ni se compra, sin haber pagado previamente su precio con el trabajo.

7.                   Dejar aparcadas las riñas, las llamadas de atención, los problemas serios, etc. para cuando se haya terminado la comida y exponerlos en privado con las personas relacionadas. No siempre todos los problemas son para contar a todos y mucho menos durante la comida familiar.

8.                   Destinar un tiempo después de cada comida, si es posible, sobre todo los fines de semana, para hacer una tertulia específica sobre los temas importante de la familia o de actualidad en la sociedad. Así los hijos se acostumbrarán, desde temprana edad, a saber lo que hay en la familia y fuera de ella.

9.                   Evitar esas frases tantas veces dichas, incluso con buena voluntad: “De eso, a mí, mi hijo no me come. Bueno es él. Si no le gusta no lo come y yo le preparo otra cosa. No come huevos o come solamente la clara, la yema dice que es mala y que hay que tirarla”.

10.               Evitar que la madre, que es la que casi siempre prepara la comida, se convierta en una esclava, de los caprichos alimenticios del resto de la familia y no tenga que prepara tantos menús o variaciones de menús, como personas haya en la familia, pues bastante tendrá con hacerlo, cuando haya enfermedades, regímenes alimenticios médicos o casos especiales.

11.               Evitar que se instale en la familia la moda del “munched” que consiste en estar comiendo pequeñas cosas a todas horas, lo que origina que cuando llega la hora de la comida familiar, no tienen apetito y sacan defectos a todo lo que les presentan. Además es un gran desequilibrio dietético, que deteriora la salud por la excesiva ingestión de calorías y un gasto económico muy grande.

12.               Evitar que se instale en la familia la moda de la comida  “finger food”, tanto en el hogar como cuando van a los restaurantes. Este tipo de comida consiste en ingerir solamente alimentos que puedan ser llevadas a la boca con las manos, lo que origina que algunas personas no usan el tenedor, la cuchara o el cuchillo hasta después de los 18 años, que es cuando salen de la casa familiar. Entonces es ya bastante tarde, para quitar la adicción a ese tipo de comida, para cuando se incorporan a la sociedad de adultos. Esta comida suele ser denominada “fast food”, comida rápida, o comida basura.

13.               Evitar que se juegue con los alimentos y mucho menos en la mesa familiar. Hay que tener mucho respeto por los alimentos, ya que son los nutrientes que mantienen en salud o enfermedad a nuestro cuerpo. La comida familiar no se hace para jugar, se hace para alimentarse, comunicarse, conocerse, educarse, etc. Eso no quita que las comidas tengan que ser serias y enfadadas, al contrario deben ser alegres y divertidas.

14.               Exigir a todos la puntualidad, para no tener que esperar todos, a los que por dejadez se han retrasado. En su caso, deben avisar del posible retraso, con suficiente antelación.

15.               Fomentar la cultura gastronómica, explicando las características de lo que se va a consumir, el porqué de las combinaciones, los pasos dados para hacer la comida, lo que ha costado, las variantes realizadas y las que se podrían haber realizado, en función de la salud, alimentación, gastronomía, gustos y costos.

16.               Fomentar la práctica de servirse, solamente, la cantidad que se va a comer, para no dejar sobras en el plato que haya que tirar. Es mejor repetir, si se desea más cantidad. Es de muy mala educación dejar restos de comida que después hay que tirar, máxime teniendo en cuenta, lo que ha costado comprarlo y cocinarlo, además de las necesidades de otras personas, que no tienen comida.

17.               Fomentar una cultura sobre el consumo de las sobras y su posible aprovechamiento y reutilización, en comidas posteriores.

18.               Hacer ver a los hijos con el ejemplo, la prioridad de la comida familiar sobre otras actividades, pues también los padres dejan sus cosas, para compartir la comida todos juntos.

19.               Inculcar la importancia de compartir en la familia opiniones, comentarios y experiencias.

20.               Intentar sentarse juntos todos los días a la mesa y por lo menos una vez al día. Haciendo hincapié en los fines de semana y fiestas.

21.               Involucrar a toda la familia formando un equipo, para realizar los distintos pasos que forman el presupuesto, la compra y la preparación de la comida familiar, intentando fomentar la buena salud, el buen gusto, la responsabilidad, la creatividad, la ecología, la economía, el ahorro, etc.

22.               No permitir que los hijos coman solos en sus habitaciones, o mirando la televisión, o a cualquier hora, o sentados en el suelo.

23.               Planificar, consensuar y comprometerse, con el horario mejor para todos, incluyendo la que prepara la comida. Quizás cada uno tenga que ceder un poco, para llegar a un acuerdo común.

24.               Poner en práctica o corregir, con mucha delicadeza, las desviaciones sobre las normas de educación y los buenos modales, que se deben mantener en la comida familiar.

25.               Poner unos tiempos y formas para empezar, cuando lo haga la persona de más edad, no pasar a otro plato, sin que el anterior lo hayan terminado todos. Así se evita la sensación de engullir y se sustituye por la de degustar y disfrutar la comida. No levantarse de la mesa, hasta que hayan terminado todos y lo hayan hecho los padres.

26.               Preparar una comida extraordinaria, aunque sea de vez en cuando, invitando a otros familiares o amigos. De esta forma se puede comprobar lo aprendido en las comidas familiares diarias, y en su caso sentirse orgullosos del comportamiento familiar.

27.               Presentarse en la mesa bien vestidos, peinados y lavados,  máxime cuando hay invitados.

28.               Renunciar y desterrar al “yavalismo”, el todo vale, en las comidas familiares porque son de casa. Aunque a los de casa sea a los que mejor se debe atender.

29.               Si fuera posible, utilizar diariamente la mejor vajilla, cristalería, cubertería y mantelería para disfrutarlas. No dejarlas para cuando haya visitas, pues las personas más importantes, son las de la propia familia.

30.               Tomar el ejemplo de cómo se prepara la mesa, la comida y las personas en Navidad y en las grandes ocasiones: Cumpleaños, fiestas patronales, pedidas de mano, visitas especiales, etc. Este debe ser un modelo a seguir para todos los días normales. Cuesta muy poco intentar acercarse a ese protocolo diariamente.

Desde la antigüedad la mesa ha servido como punto de reunión para las celebraciones de los asuntos más importantes, alegres o tristes, de las familias y de la sociedad.

El gran ejemplo que una familia puede dar, además de la satisfacción de todos sus miembros y el gran orgullo para los padres, es cuando se ve su buen comportamiento en un restaurante o cuando llegan unos invitados a la casa y observan la conducta educada de los miembros de la familia. Esto puede hacer la diferencia para que los otros cambien a otra mejor forma de comportarse. Además de la satisfacción del deber cumplido y el orgullo de hacer bien las cosas, es un ejemplo que debe cundir en la sociedad. También es un buen reto para los hijos demostrarlo, cuando comen fuera de la casa, con otros amigos, en el colegio o en los restaurantes.

Aprender a comer bien en la mesa familiar, es un ejercicio que queda inscrito en la mente para toda la vida. Muchas contrataciones de trabajo pasan por una comida profesional donde todos están pendientes de si el nuevo candidato pasa o no la prueba de comportamiento en la mesa. En noviazgos y amistades suele ocurrir de forma parecida.

Hay muchos manuales de urbanidad o buenas maneras, relacionados sobre la forma de comer en la mesa familiar y en el ambiente social y profesional. En cada país aplican algunas normas diferentes, pero la mayoría son comunes internacionalmente. Desde la disposición correcta de la vajilla, cristalería, cubertería, mantelería y manejo de los cubiertos, hasta el orden de consumir cada tipo de alimentos y la utilización de la cubertería, pasando por la colocación jerárquica de los comensales, tiempos de cada fase, quienes se sientan y se levantan primero, el respeto de esperar a empezar y terminar cada plato, etc.

La mesa familiar es donde se enseña a los hijos a aprender a dar prioridad a la satisfacción de los sentidos del gusto, olfato, vista y tacto al masticar, incluso en algunos casos al oído, pues hay alimentos que suenan.

El desayuno en la mesa familiar es una de las actividades más importantes de toda la familia, principalmente de los que tienen que salir a estudiar o a trabajar. Entonces es donde comienza la formación de los hábitos alimenticios saludables para reponer las fuerzas consumidas durante la noche y la obtención de energías para las que se van a consumir durante los estudios o el trabajo. Es desde entonces cuando los padres, aunque sea con insistencia, tienen que ir fomentando las costumbres para que se vayan convirtiendo posteriormente en buenos hábitos alimenticios, pues el éxito o el fracaso de los estudios o del trabajo dependen muchas veces, entre otras cosas, en haber desayunado correctamente. Desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo.  

La comida en familia sirve para conservar las costumbres y tradiciones culinarias, alimenticias y de comportamiento, siempre que sean adaptadas o modificadas positivamente a la situación actual, de acuerdo a las conveniencias, incluyendo la transmisión del consumo de alimentos típicos de los países de origen.

En las comidas familiares se pueden tomas muchas más medidas y más creativas para mejorar la calidad de la alimentación familiar y evitar la epidemia de la obesidad y por lo tanto de diabetes y las enfermedades cardiovasculares relacionadas.

Las comidas familiares son el mejor medio de sincera hospitalidad, al obsequiar a los invitados compartiendo lo que hay en la casa y sobre todo con la compañía de la familia.

La superprotección de los hijos incluso en las comidas familiares, ha provocado un aumento generalizado de las situaciones de conflicto, enfrentando  a los cónyuges que quieren dar caprichos a unos hijos sí y a otros no. En la mesa familiar deben cumplirse, principalmente por los padres, los conceptos de buen ejemplo, orden, autoridad, obediencia, convencimiento o disciplina. Así la alimentación y educación será la adecuada a cada tipo de familia que se quiera formar.

Los niños aprenden a comer y a alimentarse bien en las comidas familiares, de acuerdo con el ambiente familiar creado y desarrollado por los padres, pues las costumbres alimenticias de los niños de hoy, influirán enormemente en el desarrollo de su personalidad futura. Los padres son los que ofrecen, permiten y prohíben ciertos alimentos y crean las reglas acerca de la comida. Como por ejemplo, comer todo lo que hay en el plato y primero las verduras, además del seguimiento de las normas de educación en la mesa.

No queremos darnos cuenta del privilegio que supone tener comida y una mesa para servirla. Muchas sociedades no tienen ni lo uno ni lo otro, mientras a otras les sobra, lo despilfarran y no lo agradecen pues consideran que es un derecho el haberlo conseguido.

La comida familiar no debe ser un buffet donde cada uno elige lo que quiere de lo que hay en la cocina, en el frigorifico o en la despensa, pensando que el que llegue después, que se las arregle. La comida familiar es un lugar para compartir lo que hay, pensando siempre en los demás. No es un lugar donde se está pendiente de la televisión, el teléfono o los juegos electrónicos. Tampoco es un club donde cada cual coge la comida que quiere y se va a comerla a su habitación o se sienta frente a la televisión, o con el teléfono u otras pantallas electrónicas, aislado de los demás. Como si estuviera en algunas oficinas, cada uno en su cubículo.

En las comidas familiares, los hijos aprenden la mayoría de los hábitos, buenos o malos de sus padres. Es el lugar perfecto para dar buen ejemplo los padres a los hijos y viceversa y para que los padres transmitan las costumbres alimenticias de sus culturas y lugares de procedencia, así como de su situación económica. Teniendo mucho cuidado a la aculturación, del proceso de transición y asimilación de la cultura del país de origen al de destino, evitando que por comodidad, prisas o cambio de imagen el acomodarse a comidas menos saludables y a alimentos procesados..

Los padres deben participar en clases de nutrición, cocina, presupuestos familiares, compras alimenticias, etc. para aprender a promover estrategias que les ayuden a promover hábitos alimenticios saludables y así conseguir disminuir el numero de comidas fuera del hogar, ya que estas son menos nutritivas, incluso algunas veces son dañinas a la salud y mucho más caras. Cuanto mas barata es la comida en la calle, mucho más perjudicial es para la salud, de ahí que aparezcan esas gorduras exageradas en las personas que comen muchas veces fuera de la casa, acompañándolas siempre con los refrescos llenos de azúcares y cafeínas.

La comida fuera de la casa puede ser un placer, sobre todo para las madres que tienen que hacer diariamente los milagros y equilibrios económicos para que les alcance el presupuesto y poder dar gusto a todos. Que su familia les atienda a ellas de vez en cuando, es un privilegio que se lo deberían dar, como premio de reconocimiento al esfuerzo que continuamente hace. Algunas madres dicen: Cuando llego a fin de sueldo, todavía me quedan muchos días para terminar el mes. 

La comida familiar es el lugar perfecto para que toda la familia cumpla con su misión de transmitir con el ejemplo la práctica de las virtudes y valores humanos, enseñar a pensar, a amar al prójimo, a hablar con Dios dándole gracias por los alimentos recibidos y a defenderse de las influencias y agresiones externas. Es el epítome de una buena educación y la mejor demostración de lo que hay detrás de ese comportamiento.

En las comidas familiares nadie debe practicar los desordenes alimenticios de la ortoexia, la vigorexia, la bulimia, la anorexia, la gula, la hipocondría, etc. Es muy difícil de distinguir la línea divisoria entre ellas. Todos son desordenes muy peligrosos que se pueden convertir en patrones alimenticios restrictivos, obsesivos y extremos.

La ortoexia es un desorden alimenticio que se caracteriza por la obsesión de consumir alimentos considerados saludables, lo que puede conducir a la desnutrición y hasta la muerte. Las familias que la consienten, cometen un grave error y producen un mal ejemplo si los familiares exigen comen a la carta. La madre no es la esclava que tiene la obligación de satisfacer las impertinencias o caprichos de sus hijos, aunque si hubiera una enfermedad o recomendación médica, la cosa cambiaría. Las madres tienen que descartar las famosas frases: “De eso, a mí, mi hijo no me come, bueno es él. Si no le gusta no lo come y yo le preparo otra cosa. “No come huevos o come solamente la clara, la yema dice que le han dicho que es mala”.

Hay pasteles llamaos «tres leches» y familias que compran cuatro tipos de leches diferentes pues cada uno de la familia quiere tomar la suya propia. Leche con el 2% de grasa, con el 1%, cero grasa, de soja, con chocolate y un largo etc. Este desorden, entre otras cosas supone una mala educación y un costo muy alto, además de muchos viajes adicionales a la tienda, pues casi nunca se terminan a la misma vez y cuando se ha terminado una de las leches, hay que salir corriendo a la tienda, porque a mi hijo, marido, esposa, etc. no se le puede dejar sin su tipo de leche. A lo peor no tomaría leche ese día y empieza un problema. Si a los hijos no se les ha acostumbrado a comer de todo y sanamente, suelen hacer un gran ridículo ante terceros, en los restaurantes, excursiones, escuela, trabajos, cuando llegan invitados a la casa y un largo etc.

La madre o quien organice el presupuesto familiar, la comida, las compras, la despensa y la economía familiar, no puede dar gusto a todos los de la familia, pues tendría que comprar un programa especial de computadora, para además cumplir con unas reglas de alimentación relacionadas con las calorías, carbohidratos, proteínas, fibras, etc. que cada hijo quiere o necesita o supone que necesita.

Las comidas familiares han sufrido el mismo camino negativo que la sociedad, que ha pasado de ser una sociedad autoritaria a una sociedad absolutamente laxa en cuestiones de autoridad. Las normas de educación en las comidas familiares, en muchos casos han desparecido dejando la vida carente de ellas, de todo lo que suponga esfuerzo, dificultad o compromiso. Por eso a algunos hijos nadie les habla de obligaciones, todos les hablan de derechos, incluso para que los utilicen cuando están en la mesa familiar. Para que los hijos no se traumen, les hablan poco y mal de la experiencia enriquecedora de la comunidad familiar, del trabajo, de la austeridad, de la lucha y del posible fracaso. Solamente les hablan de la cara blanda y aterciopelada de la vida y de sus derechos. Así tenemos esos resultados educativos tan devastadores.

No he aprendido, por lo tanto no puedo enseñar, este circulo vicioso ocurre algunas veces cuando hace falta demostrar una buena educación social y familiar, pero ya es muy tarde para hacerlo, pues los hijos se marchan de la casa sin haberlo aprendido, por lo que no lo pueden transmitir a la siguiente generación. Todo lo que se haya trabajado para que la comida familiar sea un éxito tiene resultados a plazo corto y a plazo largo. Nunca debe importar en una familia bien educada lo que otras personas opinen de ellos, la buena educación es su determinación y placer, no es el de ellos.

Las comidas de las familias con mala educación giran en torno a tres electrodomésticos: El frigorífico para comer a la carta lo que se quiera a cualquier hora del día o de la noche y así no tener que comer en familia, ni someterse a las comidas o costumbres familiares. Las pantallas electrónicas para aislarse y no convivir con el resto de la familia. El teléfono para aislarse mucho más de lo que pueda suceder en la mesa familiar. Con estos tres electrodomésticos funcionando, nadie tienen que hablar para expresar sus opiniones, creencias o convenciones.

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Los objetivos de esta escuela virtual son: Educar a los padres para que con su ejemplo y conocimientos de las virtudes y valores humanos puedan educar a sus hijos. Enseñar como educar a los hijos. Que los padres aprendan a vivir un armonioso, fecundo y largo matrimonio. Tender un puente entre la educación familiar y la Fe.

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