Archivo de enero 2014

Problemas con los hijos. Cómo aprender a prevenirlos, afrontarlos y solucionarlos.

ESCUELA PARA PADRES

Problemas con los hijos. Cómo aprender a prevenirlos, afrontarlos y solucionarlos.

2,381 Palabras. Tiempo de lectura 9:00

  • Los 10 principales problemas de los hijos con los padres
  • Las 20 principales preguntas ante los problemas
  • Los padres “habriaqueístas” y “ojalahubieraístas” cuando se enfrenten al tener que buscar soluciones a los problemas
  • Los “hijos trofeo” son los que sirven a los padres para exponerlos ante la sociedad, mostrándolos como signos externos de riqueza
  • Los 15 conceptos clave para manejar los problemas con los hijos
  • Las 29 mejores sentencias sobre la resolución de los problemas

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Solucionar los problemas, se puede comparar a comerse un elefante, cuya única manera es partiéndolo en pequeños trozos. Si se analizan bien los problemas y se trocean, es posible que cada trozo, tenga una solución y tiempo diferente.

Algunos problemas hay que intentar solucionarlos, pensando al revés de su normal desarrollo. Empezando desde prever el final e ir marcha atrás, hasta hoy, previendo y situándose en el hipotético mundo, de las presentes y futuras consecuencias e influencias, en el conjunto de la vida de los hijos y de la familia. Es una muy buena forma de encararlo, al buscar las soluciones a las distintas fases del problema, desde el prisma del momento actual y futuro.

Los padres tienen que centrarse, tanto en las soluciones, como en los problemas. Las soluciones tienen que definirse en forma, tiempo y lugar, además de complementarlas con las preguntas de ¿por qué, para qué, cómo y cuándo?

Los problemas están presentes, los hayamos descubierto o no, llegarán cuando menos los esperemos, o cuando hayamos calculado que llegue. Pero llegar, llegan. Lo importante es prepararse para su llegada, su resolución y asumir o luchar contra las consecuencias. Hay que intentar que no nos superen, hundan o paralicen, pues entonces, es mucho más difícil salir de ellos.

Siempre parece que el problema de hoy, es mucho más importante, intenso y difícil, que todos los que hubo anteriormente. Cada problema se soluciona de una manera e intentamos que pasen al olvido, aunque sus consecuencias o soluciones, hayan quedados fijados en algún punto de la memoria. Pero el problema que llega hoy, es el que nos puede quitar la calma, sin pensar que otros problemas anteriores, también lo hicieron, pero que con la perspectiva de lo pasado, ya nos parece que no eran tan importantes, en relación con lo que en su momento creímos.

Es conveniente repasar lo que ocurrió y la angustia que pasamos, comparándolos con los problemas actuales y ver que, le estamos dando demasiada importancia o que las soluciones que les dimos, podrían aplicarse hoy también. Así cuando pase el tiempo, nos demostrará que siempre sale el sol, después de las tormentas, aunque a algunos les dejen empapados, si no han sido prevenidos.

Los “hijos trofeo” son los que sirven a los padres, para exponerlos ante la sociedad, mostrándolos como signos externos de riqueza. Suelen ser las consecuencias, de las frustraciones personales o colectivas, que creen que van a solucionarse, con la imagen de los padres proyectada en sus hijos. Será muy difícil que los padres puedan prevenir, afrontar y solucionar los problemas que produzcan esos “hijos trofeo”, pues los mismos padres, irresponsablemente, son los que les han inducido a crearlos, ya que les han rodeado de lo máximo que pueden darles, e incluso de lo que no deben darles, ni les hace falta.

Los 10 principales problemas de los hijos, con los padres: (La intensidad, frecuencia, negociación y consecuencias, dependerán de la edad física y mental de cada uno de los hijos).

1.     Sobre la aceptación de la autoridad de los padres.

2.     Sobre la administración del dinero, que quiere percibir y lo que necesita, o quiere que le compren.

3.     Sobre la calidad y tratos con sus amistades.

4.     Sobre la desviación y obediencia a las normas familiares.

5.     Sobre la formación religiosa y social.

6.     Sobre las relaciones con los otros familiares: Abuelos, tíos, primos, etc.

7.     Sobre las relaciones y comparaciones, con los otros hermanos y familiares.

8.     Sobre los estudios. Dedicación, horarios, disciplina, resultados, profesores, etc.

9.     Sobre los horarios de levantarse y llegada a la casa.

10. Sobre llevar un plan de vida familiar, escolar y social, previamente negociado.

Los problemas son cuestiones, hechos, disgustos, preocupaciones, situaciones o circunstancias, que están sin aclarar y que es difícil o dudoso, encontrar sus soluciones. Aunque algunos tengan una sóla, otros tienen múltiples, pues si no, no serían problemas, serían hechos irresolubles. El asunto es encontrar la más adecuada a las personas y a las circunstancias.

Los problemas llegan atropellándose, unos encima de otros, casi siempre sin avisar. Lo que no se suele saber, a no ser que se haya previsto, es cómo, cuándo y por qué vienen. Hay que tener previstas con anticipación, las soluciones de los posibles problemas, que pudieran llegar. Si no se tienen previstas las soluciones, se debe salir a buscarlas inmediatamente, mucho antes de que los problemas se enquisten, consoliden o se hagan añejos y de difícil solución.

Las 20 principales preguntas ante los problemas:

1. ¿A quién le corresponde solucionarlo?

2. ¿Atraigo los problemas, porque soy problemático con mis actitudes de vida?

3. ¿Cómo nos afectan los problemas y sus consecuencias presentes y futuras, a mi cónyuge, a mí, a los hijos, a la familia, a los amigos y a la sociedad?

4. ¿Con quién he consultado el problema buscando soluciones?

5. ¿De qué forma voy a convivir con el problema, si no lo soluciono?

6. ¿Es siempre o casi siempre, la misma persona o circunstancia, la que produce el problema?

7. ¿Hay disposición para cumplir las soluciones recomendadas o acordadas, para corregir los problemas?

8.    ¿He aceptado o enfrentado, las realidades de los problemas?

9.     ¿He analizado cuál es la causa, por los que han podido surgir los problemas?

10. ¿He analizado las ventajas e inconvenientes, de las posibles situaciones presentes y futuras, producidas por el problema?

11. ¿He analizado, definido, desglosado o desmenuzado sin pasión, los problemas lo más concretamente y en tantas partes, como se pueda hacer?

12. ¿He buscado y encontrado soluciones razonables y viables a los problemas, que estén al alcance de la mano y que no sean quimeras?

13. ¿He confundido los deseos con las realidades, frente a los problemas?

14. ¿He tratado de buscar, si se pueden sacar algunos beneficios de los  problemas?

15. ¿Me doy cuenta que cuando no me enfrento al problema, con soluciones razonables, este se agranda más y      es más difícil solucionarlo?

16. ¿Me he rebelado interna o externamente, contra los problemas?

17. ¿Me meto constantemente en problemas, que luego no puedo solucionar?

18. ¿Por qué tengo ese problema?

19. ¿Preveo los problemas que pueden ocurrirme y preparo con anticipación, las posibles soluciones?

18. ¿Quién ha sido el responsible de la causa del problema?

Los padres “habriaqueístas” y “ojalahubieraístas” son los menos eficientes, cuando se tienen que enfrentar al tener que buscar soluciones a los problemas reales, presentes o futuros de los hijos. ¿Qué habría sucedido si hubiéramos o hubieran hecho las cosas, de otra manera? Pero no se han hecho como hubiéramos querido. Se han hecho, como se han hecho. ¡Ojala hubiera habido otra forma de hacer las cosas! Es una pérdida de tiempo, alejarse de la realidad y pasarse el día pensando, en cómo deberían haber sido las cosas.

Los padres no deben permitir contaminarse del “habriaqueísmo” ni del “ojalahubieras”, si no tratar de idear, encontrar, planear y proyectar las soluciones concretas, ante problemas bien definidos. Pero esto requiere mucho esfuerzo, si no se está muy bien educado en las virtudes y valores humanos, principalmente en alegría, fe, esperanza y amor.

Los padres nunca deben cansarse de hacer propósito y planes, para prever los posibles problemas, que les pudieran llegar a través de los hijos. Si no aciertan a la primera, deben volver a intentarlo, todo antes de perder la sensibilidad necesaria, para saber localizar los problemas y las soluciones. No deben seguir cerrando los ojos, pactando con un sistema, simplemente porque «Aquí así funciona», o porque «Todos lo hacen», “Es mucho más cómodo”. Siempre hay una alternativa, con palabras o acciones, para encontrar las soluciones correctas, pues la educación en la familia, está llena de sacrificios, caídas, esfuerzos y alzadas.

Los 15 conceptos clave para manejar los problemas con los hijos:

1.     Analizar los problemas y errores propios, para esforzarse en cambiarlos, mucho antes de buscar soluciones a los problemas de los hijos, pues es posibles que los padres, sean la causa o el efecto, de los problemas de los hijos.

2.     Buscar opciones y soluciones. Enseñar a los hijos, a no conformarse con las primeras ideas de respuestas que aparezcan, sin haber colaborado previamente en las “tormentas de ideas” compartiéndolas entre toda la familia.

3.     Conocer profundamente a cada uno de los componentes familiares, para que cuando llegue la hora de los análisis y soluciones, haya ya un camino abierto para ellas.

4.     Demostrar empatía e identificación mental y afectiva, que incluya la actitud positiva con él o los hijos, que han causado el problema, aceptando que los cambios, forma parte del desarrollo de la vida de todos.

5.     Desarrollar la capacidad de adaptación familiar, para afrontar los problemas, evitando que ellos anulen o desborden, la disposición de los padres para buscar las mejores soluciones.

6.     Enseñar a dialogar. Fomentándoles la habilidad, para que dialogando sepan convencer, explicar y persuadir las ideas que expongan.

7.     Entusiasmar sin decaimiento ni desánimo, para resolver los problemas, pensando en los futuros beneficios, de la posible desaparición de los contratiempos.

8.     Evaluar y analizar los puntos fuertes y los puntos débiles del problema, y de cada uno de los miembros familiares a los que atañe o van a atañer, las incertidumbres.

9.     Evitar tener miedo a intentar resolver los problemas. Solamente hay que tener miedo, si se carece de la valentía de preverlos e identificarlos y de analizar las soluciones.

10. Fomentar la creatividad y la curiosidad, para examinar el entorno y así poder extraer ideas, que luchen contra la incertidumbre y que ayuden a tener una mente despierta constantemente, en la búsqueda de nuevas soluciones, a los problemas de siempre y a los futuros.

11. Incrementar el criterio, la ponderación y el espíritu selectivo, para que sepan y puedan analizar, todas las partes que componen el problema, así como las posibles soluciones y repercusiones. A poder ser con ejemplos concretos, de situaciones reales.

12. Organizar la familia, tanto en la parte de la planificación de los proyectos y actividades, como en la exposición de las ideas, pues así se pueden evitar las frustraciones.

13. Promover la comunicación familiar, dejando hablar a los hijos y alentándoles, a que se expliquen con todos los detalles, sin interrupciones y sin escatimarles el tiempo, de forma que se sientan cómodos, en su forma de expresión.

14. Rechazar el pesimismo y la indecisión, aunque haya incertidumbre del futuro, para que se pueda apreciar, más oportunidades de alternativas y soluciones de los problemas.

15. Resistir ante las adversidades e incertidumbres que crean los problemas, para  con flexibilidad poder hacerles frente y sobreponerse a ellos, para buscar la forma de salir reforzado.

16. Trabajar en equipo. Para la búsqueda de soluciones a los problemas. La familia tiene que ser un bloque unido, para que sea indestructible.
Las 29 mejores sentencias sobre la resolución de los problemas:

1.     Cuando atrasamos la cosecha, los frutos se pudren, pero cuando atrasamos los problemas, no paran de crecer.

2.     El hombre se descubre, cuando se mide con un problema.

3.     El modo de resolver los problemas, es enfrentarse a ellos.

4.     En la práctica, sólo es problema, lo que la inteligencia puede resolver.

5.     Hay que apresurarse siempre, hacia la solución de los problemas, para que no se hagan viejos.

6.     La cooperación no es la ausencia de problemas, si no el medio para resolverlos.

7.     La formulación o descubrimiento de un problema, es más importante que su solución.

8.     La mayoría de personas, gastan más tiempo en hablar de los problemas, que en afrontarlos

9.     La vida no es dejar que pase el problema. Es aprender a solucionarlo.

10. Los problemas existen desde siempre. No hay que tratar de evitarlos, si no de entenderlos, para solucionarlos.

11. Los problemas presentan la oportunidad, de dar el máximo esfuerzo.

12. Los problemas son frecuentemente, las herramientas con las que Dios nos adapta, para dar un paso adelante.

13. Los problemas son mensajes que hay que saber descifrar, para solucionarlos.

14. Los problemas son oportunidades, para demostrar lo que se sabe.

15. Los problemas, como los elefantes, solamente se puede comer a trocitos.

16. No hay ningún problema que no ofrezca, el regalo de la solución.

17. No hay que buscar culpables, si, soluciones.

18. No podemos evitar cometer errores, pero si podemos poner constantemente atención, para tratar de evitarlos.

19. No resolver los problemas, es garantizar un problema mayor.

20. Para los problemas hay que ponerse la venda, antes que la pedrada.

21. Plantearse los menos problemas posibles, es la única manera de resolverlos.

22. Prevenir los problemas, es casi curarlos de antemano.

23. Quien sabe resolver problemas, es menos eficiente, que quien sabe evitarlos.

24. Se requieren nuevas formas de pensar, para resolver los problemas creados, por las viejas formas de pensar.

25. Sí a causa de un problema, se convocan muchas reuniones, las reuniones llegarán a ser, más importantes que el problema.

26. Si un problema puede plantearse, también puede resolverse.

27. Sólo hay una manera de ser feliz y es dejando de preocuparse por los problemas, que están fuera de nuestro control.

28. Son los problemas sin resolver, no los resueltos, los que mantienen activa la mente.

29. Un problema deja de serlo, si no tiene solución.

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Cómo mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar.

ESCUELA PARA PADRES

Cómo mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar.

  • Los 8 principales derechos y obligaciones no negociables de los padres
  • Los 10 consejos más importantes para mantener el equilibrio, entre la autoridad y la paz familiar
  • 12 Conceptos para mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar

2,225 Palabras. Tiempo de lectura 8:00

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Los padres para mantener la armonía y paz familiar, deben conservar la autoridad sobre los hijos, pues tienen muchas obligaciones que cumplir, para lograr su buena educación. Esta autoridad también conlleva la gran responsabilidad de realizar sus obligaciones inherentes, entre ellas, mantener los derechos indiscutibles que tienen los hijos. Sin olvidar que la autoridad, las obligaciones y la responsabilidad, van cambiando a medida que los hijos se van haciendo mayores en edad física y mental.

Tiene que haber un equilibrio en las reglas de juego familiar, entre lo que se quiere, lo que se exige, lo que se tiene derecho y lo que se da a cambio. Cada vez los hijos quieren exigir mayores derechos y obtener mayores libertades, aunque muchas veces esas apetencias, sean a cambio de nada, y eso no puede ser.

Todos los hijos pueden dar algo a cambio de lo que piden, cada uno en la medida de sus posibilidades, pero “manitas que no dais, que esperáis”. Cuando los hijos empiezan a entender, que todo derecho conlleva una obligación, es cuando empieza a haber una buena armonía. Cuando solamente exigen “Que me den, que me den” entonces desaparece la concordia y por lo tanto la paz familiar.

La paz familiar no es la ausencia de la guerra. La paz familiar se consigue con negociaciones y consensos, incluso en las cosas más difíciles. Los fundamentos básicos que conforman la familia, no deben ser suprimidos ni olvidados, bajo ningún concepto, pues esos principios básicos, son los que la mantienen fuerte, unida y protectora, para todos los miembros presentes y futuros.

A medida que los hijos van siendo mayores, se va imponiendo la negociación, para llegar a consensos donde ambas partes se sientan cómodos. En una familia no debe permanecer el concepto de divisiones, clanes o equipos diferentes, pues todos tienen que remar en la misma dirección, aunque algunos tengan que alcanzar objetivos distintos y sostengan diferentes formas de hacerlo.

En la familia las negociaciones, acuerdos y consensos, tienen que estar basados en una buena educación, que abarque todos los campos. Es muy difícil, por no decir imposible, negociar algo, si no hay unas previas bases educativas bien asentadas, donde el ejemplo y la práctica de las virtudes y valores humanos, estén introducidos desde pequeños.

Hay obligaciones de los padres, que no son negociables, pero pueden irse adaptando a las circunstancias de la familia, la sociedad y a la madurez de los hijos. Esas adaptaciones también están relacionadas, con la cota de libertad que los hijos quieran o necesiten ir obteniendo.

Es difícil, pero no imposible, armonizar o equilibrar la autoridad de los padres con el bienestar, la paz y la alegría familiar. Para ello hay que tener unas reglas claras y concretas, sobre lo que es negociable y lo que no negociable, en las relaciones familiares.

Los 8 principales derechos y obligaciones no negociables, de los padres:

1.     Los padres tienen el derecho a elegir libremente, el sistema de educación que quieran para sus hijos.

2.     Los padres tienen el derecho a la libre expresión de su religión, a practicarla y a enseñarla, privada y públicamente.

3.     Los padres tienen el derecho a reconocer y a que les reconozcan, que la familia se funda en el compromiso entre un hombre y una mujer, que hacen donación de sí mismos y se comprometen a la procreación y cuidado de los hijos.

4.     Los padres tienen la indiscutible, innegable e intransferible obligación, de educar y mantener bien a sus hijos.

5.     Los padres tienen la obligación de dar ejemplo, para educar a sus hijos en la práctica de las virtudes y valores humanos.

6.     Los padres tienen la obligación de poner reglas de comportamiento y de vida a sus hijos, para formarles el carácter y que estén preparados para afrontar su futuro con equilibrio, entre libertad y disciplina.

7.     Los padres tienen la obligación de promover el bien común, en todas sus formas.

8.     Los padres tienen la obligación de reconocer y el derecho a que les reconozcan, que la vida humana es sagrada e inviolable desde su concepción, hasta su muerte natural.

Los 10 consejos más importantes para mantener el equilibrio, entre la autoridad y la paz familiar

1.     Aceptar la autoridad de los padres, que por su experiencia y amor, sabrán educar a sus hijos, aunque algunas veces les duela a ambos.

2.     Callar, si lo que se va a decir no sirve para mantener la paz y solamente sirve para aumentar la discordia, teniendo mucho cuidado al hacerlo, pues algunas veces, el que calla otorga o consiente.

3.     Comprometerse toda la familia a hablar sin gritar y educadamente, cuando se presente una discusión o un problema.

4.     Escribir muy claramente, cuáles son las principales virtudes y valores humanos, que deben conformar esa familia y cumplirlos y hacerlos cumplir por todos.

5.     Fomentar con el ejemplo la firmeza y la amabilidad, proponiendo reglas íntegras, claras, concretas y respetuosas con cada edad, características y situaciones, para que triunfe la justicia, la libertad y la caridad.

6.     Impulsar a que todos los familiares y amigos, sean queridos y respetados, para que ello repercuta como ejemplo en la sociedad.

7.     Mantener siempre una comunicación abierta, de forma que pueda fluir el dialogo entre todos y sobre todos los temas, pues cada uno de los miembros de la familia, es igual de importante ante los demás.

8.     Permitir que todos puedan expresar su opinión, para que sea escuchada con atención, antes de ser juzgada.

9.     Promover el que todos hablen bien de todos, evitando las murmuraciones, los falsos testimonios, las mentiras y las medias verdades.

10. Respetar a cada uno de la familia y hacerse respetar por ellos, fomentando las demostraciones de cariño y tolerancia, evitando las situaciones de violencia, venganza, odio y rencor.

La familia es el principal lugar donde los hijos, a través del ejemplo de sus padres, aprenden a vivir y a desarrollar las virtudes y valores humanos, dentro de una correlación y equilibrio de autoridad y paz, de disciplina y obediencia, de derechos y deberes, incluso a costa de los sacrificios, que sean necesarios hacer entre todos sus componentes.

Los hijos con sus propios actos, tienen que ser garantes de gestionar su propia libertad, entre el aparente dilema, de cumplir con las normas y obligaciones educativas establecidas por la autoridad de los padres, para el bienestar familiar y sus propios y justificados deseos, de crecimiento personal, físico, mental y social.

Para mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar, no debe haber imposiciones educativas arbitrarias, sino las que estén soportadas con la verdad, el bien y la necesidad. La autoridad no debe confundirse con la imposición y la obediencia, a cualquier precio, ya que tiene que estar soportada además, por el conocimiento y la disposición a ayudar.

La autoridad de los padres, siempre que sea coherente con la práctica y enseñanza de las virtudes y valores humanos, debe ser mantenida y ejercitada constantemente, sin altas ni bajas, dentro de las características físicas y mentales de cada hijo en particular. Así aprenderán responsablemente, a distinguir lo que está bien y lo que está mal, incluyendo los motivos que les inducen a obrar de una forma u otra y a descubrir la alegría, que es mejor dar, que recibir.

El equilibrio entre autoridad y paz familiar, aunque suponga un esfuerzo por parte de todos, genera credibilidad en los hijos, dentro del tan necesario contexto de amor, alegría, confianza y seguridad doméstica, originando un clima sano de mutua preocupación y de búsqueda de soluciones a los problemas.

Los padres al ejercer la autoridad, están dando a sus hijos los instrumentos que necesitan, para crecer como personas. La principal herramienta es mostrarles el ejemplo de su propia vida, pues los hijos se fijan en todo lo que hacen los padres y tienden a imitarles.

Los padres deben saber que cuando hay una crisis o un problema importante en la familia, en vez de intentar solucionarlo con gritos, deben darse cuenta, que estas situaciones son oportunidades para sacar a relucir lo mejor que cada uno tiene, dentro de su carácter, tanto para modelarlo a las circunstancias, como para solucionar la crisis. Escucharse mutuamente con respeto y atención, es la mejor arma para resolver el presente y el futuro, de la convivencia familia.

Para mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar, la mayoría de las veces, hay que negociar y tener en cuenta los diferentes puntos de vista de alguno o de todos, los componentes de la familia, intentando combinar todas las características, situaciones internas, externas, circunstancias, etc. para que a poder ser, tengan cabida las opiniones de todos.

Mantener ese equilibrio es todo un arte. que comienza con comentar y dialogar, sigue polemizar, alegar y rebatir siempre educadamente. Pero el principal soporte debe ser la tolerancia, el orden, la paciencia y la convivencia entre todos los miembros de la familia. para así poder conseguir una buena negociación, donde no haya vencedores ni vencidos, donde todos ganen y pierdan algo, para que haya paz y no haya imposición. ni desequilibrio familiar.

12 Conceptos para mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar

1.     El equilibrio familiar se facilita, cuando para llegar a acuerdos, se elige el momento, el sitio, las circunstancias y la presencia de uno a uno de la familia o todos en grupo.

2.     El equilibrio familiar llega cuando todos quieren la paz y no la guerra, e intentan ponerse cada uno, en la situación del otro.

3.     El equilibrio familiar no puede ser a cualquier precio. Por el bien de todos, hay cosas no negociables.

4.     El equilibrio familiar se alcanza cuando en las negociaciones, escuchando a todos, se intenta llegar a acuerdos razonables, sin imposiciones y centrándose en el tema principal.

5.     El equilibrio familiar se consigue, cuando todos escuchan a todos, hablando cada uno a su debido tiempo, sin interrupciones, ni gritos.

6.     El equilibrio familiar se debe conseguir sin perder, ni la autoridad, ni el prestigio de los padres, ni la libertad, ni los derechos y obligaciones de los hijos.

7.     El equilibrio familiar se gana con respeto, hacia los demás y a sus circunstancias, controlando los modales, las palabras y el tono de voz, pero siempre con firmeza, en las decisiones beneficiosas para todos, no para algunos solamente.

8.     El equilibrio familiar se logra sin riñas, sermones ni reprimendas, utilizando la convicción de lo que se dice y cómo se dice, para que la familia pueda escuchar, sin tener que estar a la defensiva continuamente.

9.     El equilibrio familiar se mantiene, tomando la iniciativa ante los problemas que se intuyen, avecinan o acaban de llegar, sin esperar a que hagan crisis y la solución sea más difícil o ya imposible.

10. El equilibrio familiar se obtiene, cuando no se pierde el control de la situación, frente a los otros familiares.

11. El equilibrio familiar se produce, cuando lo negociado y acordado, se cumple por todos.

12. El equilibrio familiar se puede conseguir, cuando ante la falta de acuerdos en cosas importantes y difíciles de decidir, se considera conveniente pedir la intervención de algún experto: Pariente juicioso, profesional de la materia, médico, maestro, sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que profesen.

La confianza y la autoridad, son las bases del buen equilibrio, que favorece la paz familiar. Para que exista, los padres tienen que hacer ver a los hijos, los errores que han cometido o los que pueden cometer, si siguen con la actitud que tienen. Así se evitarán las consecuencias, problemas, castigos y enfados  inherentes a los errores.

No es fácil mantener este equilibrio, entre autoridad y paz, ni son fáciles las preguntas, ni las respuestas que se plantearán. Tampoco es fácil recibir y aceptar contestaciones negativas, ni insistir en explicar cómo deberían ser las cosas en la familia. Pero los padres no pueden ignorar estas realidades. Tienen que luchar contra todas las presiones, internas y externas. Hacer como la mayoría de los peces, nadar y nadar, luchar y luchar. Cuando los padres dejan de luchar, por la educación de la familia y pierden el equilibrio, entre autoridad y paz, se pierde la unión familiar.

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