ESCUELA PARA PADRES
Consejos de padres a hijos, valores en alza
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Que difícil es dar consejos a los hijos, pero no vale decir “Consejos vendo pero para mi no los tengo” Para dar buenos consejos, es preferible saber mucho de pocas cosas, pero que éstas estén bien adquiridas y asentadas en la mente de los padres, además de que sean la base de la familia, de la religión y de la sociedad. Los consejos sobre cosas técnicas o profesionales, hay que dejarlos para los expertos. Nadie debe pretender dar consejos sobre temas que no conoce.
En todos los artículos he insistido en la necesidad de que los padres, (padre o madre) dialoguen continuamente con sus hijos y que esos diálogos, deben estar muy bien preparados, estructurados, asesorados y llenos de prudencia y amor hacia los hijos. La educación de los hijos, está compuesta de muchos aspectos y uno de los más importantes es aconsejarles bien, en las múltiples facetas de la vida que inician.
Nadie mejor que los padres saben, cual es la edad física e intelectual, para que los hijos puedan entender y asimilar los consejos. De nada sirve darlos cuando no los entienden, esto tiene el inconveniente de cuando es necesario volverlo a explicar, los hijos podrían decir que ya lo habían escuchado, aunque no los hubieran entendido.
En los diálogos no siempre los padres tienen la oportunidad de dar consejos a sus hijos, pues el diálogo puede ser sobre cosas baladíes o sobre temas donde no pueden aprovechar la ocasión, para dar buenos consejos. El concepto del consejo paternal, no siempre cabe en el dialogo y es demasiado importante, para meterlo con calzador en la conversación, por eso los padres tienen que cuidar cómo y cuándo comunican sus consejos, pues para que tengan buena aceptación entre los hijos, tienen que estar atados muy bien todos los cabos. Los padres tienen que conocer que los hijos, casi siempre tienen la tendencia a imitar y a escuchar a sus padres, pero siempre en función del comportamiento que sus padres hayan tenido con ellos. Esa aceptación los padres tienen que ir creándola día a día con su dedicación, amor y conocimientos. Si existe esa disposición a la escucha, pueden tomar la ventaja de, incluso en muchas ocasiones, darles consejos aunque no se los hayan pedido, pues serán bien recibidos.
Los consejos no pueden esperar a que los hijos los pidan, pues es muy posible que no sepan, ni que existen otras alternativas a lo que están haciendo o pensando, que no quieran pedirlos aunque los necesiten o que no sepan como pedirlos. Con tanta influencia mediática que les bombardea, con conceptos tales como: El Yo, tu si puedes, se tu mismo, etc. es mucho más difícil para éllos pedirlos, escucharlos, aceptarlos y ponerlos en práctica. Es mucho mejor que el consejo sea pedido por los hijos y si además, está muy claro el motivo de la petición o la duda expuesta, así será mucho más fácil dar un buen consejo. Algunos dicen que los consejos no pedidos, no tienen buen resultado, pero no es cierto. Los consejos pueden tener buen resultado en función de quién, cómo y cuándo los da y en función de quién, cómo y cuándo los reciben. De ahí la necesidad de preparar bien los temas, las situaciones y las personas.
Los padres nunca deben tener miedo de parecer incultos o poco preparados, si ante la petición de un consejo difícil de dar o posiblemente controvertido, piden a su hijo un tiempo prudencial para informarse, bien sea con el sacerdote, pastor, rabino, imán o con el profesional que consideren conveniente. Es preferibles que ante un tema importante, se tomen un tiempo para informarse, a que suelten una respuesta sin haberla pensado y después, se den cuenta que ha sido contradictoria con la moral, la Iglesia, la familia o la sociedad. Los padres también deben conocer sus limitaciones para aconsejar a sus hijos, en determinados temas difíciles. Si no están bien preparados o no se pueden preparar bien, para dar los consejos necesarios, deben ir a consultar las respuestas donde los profesionales o depositar esa particular faceta de la educación, en los líderes o tutores de los que tengan plena seguridad en su formación moral, humana y pedagógica.
Es cierto que los hijos necesitan ser escuchados, de todo lo que quieren decir e incluso de lo que no quieren o no saben como decir, pues muchas veces necesitan desahogarse o conocer varias soluciones u alternativas, a sus grandes o pequeñas dudas. Los padres tienen que tener la habilidad y el entrenamiento necesario, para saber cuando es conveniente sonsacar lo que los hijos tienen en su mente, reconduciendo el diálogo por las avenidas principales e intentando, que no se salga por caminos secundarios, siempre sin adelantar las respuestas, hasta que hayan terminado. Nadie mejor que sus padres para escucharles con calma y amor, para analizar y comprender lo que dicen. Muchas veces el silencio de los padres al escucharles, hace que se vayan abriendo más y más, hasta que hablan con plena sinceridad.
No es menos cierto, que los hijos necesitan escuchar los consejos de los padres, incluso en los que no les gusten escuchar. La habilidad de aconsejar no se puede improvisar, hay que preparar en profundidad los diálogos y los consejos. Los padres deben intentar decir los consejos con firmeza y amor, pero siempre como sugerencias, no como imposiciones. Las imposiciones son órdenes, no son consejos.
Para que los consejos tengan éxito y penetren en la mente de los hijos, es muy importante que los padres busquen situaciones distendidas y eligiendo muy bien el tiempo, el espacio y las circunstancias adecuadas, evitando hacerlo cuando tengan que arreglar problemas de conducta, pues en esos momentos, es muy posible que los hijos estén cerrados a escuchar lo que les digan, por temor a la reprimenda. El consejo debe ser muy bien definido, claro, conciso y adecuado al sentido de la pregunta realizada o de la situación o tema que se quiere abordar. Deben darse siempre que se pueda privadamente a cada hijo, evitando que los otros hermanos o familiares estén presentes, a no ser que sea un tema que deba ser compartido por la familia.
Los consejos de los padres, tienen que estar totalmente unificados entre el padre y la madre y siempre en la misma dirección. Deben estar llenos de confianza, discreción, verdad, raciocinio y responsabilidad y ser consistentes, consecuentes, congruentes e íntimamente relacionados con su buen ejemplo y con la educación que enseñan. Los padres no pueden tener el desequilibrio de hacer una cosa y aconsejar lo contrario, pues entonces pierden toda autoridad para el futuro. En los padres no vale decir: Fíjate en lo que digo y no en lo que hago. Muchas veces los consejos que dan los padres a los hijos, son puramente sentido común, que es un compendio de todos los sentidos, aunque le llamen el menos común de todos los sentidos y el más escaso en la sociedad. Un consejo a tiempo y lleno de sentido común, vale más que 1000 riñas y castigos.
Los padres nunca deben cansarse de dar los mismos consejos a los hijos una y otra vez, pues éstos algunas veces no los captan a la primera, necesitan tropezarse una o varias veces, para entonces acordarse de los consejos recibidos. A la larga es posible que se les quede gravado en la cabeza, lo que en su día no tuvo importancia para éllos, pues desconocían las consecuencias de no seguir los consejos paternos.
Dar consejos a los adultos, hijos mayores de edad, familiares y amigos, también es muy difícil, máxime si no los han pedido. Muchos adultos creen que la edad, hace que lo sepan todo y que por lo tanto, no necesitan pedir consejos sobre nada y a nadie. Craso error, todos los días deberíamos tener la oportunidad, de poder pedir consejos a las personas que estén bien formadas, en el tema que vamos a preguntar, nos ahorraríamos muchos problemas. Vale la pena tomar el riesgo de dar consejos, aunque solamente uno caiga en tierra fértil, éso justifica el esfuerzo y el riesgo.
Para que un adulto se atreva a pedir consejo, tiene que haber previamente una empatía y un reconocimiento, de que la persona que lo va a dar, tiene la capacidad para hacerlo. Por eso muchas personas, prefieren el anonimato del Internet para pedir consejos, porque ven previamente allí, los conocimientos que tiene la persona que da el consejo. Ese mutuo anonimato les permite una mayor intimidad, la desinhibición para casos difíciles e incluso, la adopción de personalidades ficticias.
Uno de los mejores procedimientos para pedir sabios consejos los adultos sobre cuestiones personales, familiares o sociales es acercarse al Sacramento de la Confesión, donde pueden dialogar sobre sus inquietudes, con expertos sacerdotes perfectamente preparados. Allí no hay tiempo límite para las preguntas y las respuestas y todo lo que se diga y oiga, está garantizado por el secreto de la Confesión, totalmente demostrado a través de 2,000 años.
Hay adultos que para recibir esos mismos consejos prefieren ir, donde otro tipo de profesionales que los reciben como clientes, no como pacientes y las conversaciones se convierten en interminables, para así conseguir grandes ingresos económicos, mientras el cliente se sienta a gusto contando sus cosas. También hay quienes prefieren pedir consejo a los echadores de cartas, adivinos y demás gente de ese estilo.
17 Consejos sobre los consejos
- Aconsejar y ser aconsejado, es propio de la verdadera amistad.
- Consejos vendo, pero para mi no los tengo.
- Cuando aconsejas a los hijos, estás aconsejando a los nietos.
- Dale a tu hijo un buen consejo y lo habrás enriquecido para siempre. El buen consejo no tiene precio.
- De qué sirve dar a los hijos todos los caprichos, si no les damos los consejos necesarios.
- Del viejo, el consejo. Más sabe el zorro por viejo, que por zorro.
- El aconsejar es un oficio tan común, que lo usan muchos y los saben hacer muy pocos.
- El consejo rara vez es bien recibido, porque el que más lo necesita, es el que menos lo desea.
- El niño no aprende lo que los mayores dicen, sino de lo que hacen.
- Los consejos no pedidos y gratuitos, normalmente sólo satisfacen a quienes los dan.
- Los consejos son como la nieve; cuando más suave cae, más dura en el suelo y más se profundiza en la conciencia.
- No aconsejes lo más agradable, sino lo mejor.
- No hace falta seguir los consejos de una persona para hacerla sentir bien; basta con pedírselos.
- No hay cosa más fría que un consejo, cuya aplicación sea imposible.
- Para ser recto el consejo es necesario que sea, no de aquel que yo quiero, sino de aquel que me quiera y sepa.
- Podemos dar consejos, pero no podemos dar conductas.
- Un consejo a lo mejor no te ayuda a vivir, pero te templa para las dificultades de la vida.
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