Archivo de octubre 2015

El buenismo es lo contrario a bueno.

ESCUELA PARA PADRES

El buenismo es lo contrario a bueno.

2,285 Palabras. Tiempo de lectura 9:00 aproximadamente.

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Buenismo es un término que supone lo opuesto a la caridad y al altruismo, reflejando la tendencia a lo despectivo y a lo satírico. Supone el descargo de la conciencia, pero sin involucrarse en el problema, ni en el prójimo. Aunque todavía no lo haya recogido la RAE, ha alcanzado una rápida extensión en el habla popular.

Buenismo se forma con el adjetivo bueno y el sufijo ismo, para crear un nombre sustantivo y darle el significado, entre otras cosas, de actitudes, cualidades, sistemas, etc. En muchos temas convierte el nombre o el adjetivo en un tono despectivo. Ejemplo: Amigo y amiguismo.

El buenismo es una expresión satírica, habitualmente en un tono fuertemente crítico, para definir a aquellas personas que procuran hacer buenas obras, a fin de ganarse el reconocimiento de los demás, aunque no siempre resulte ser el más adecuado, para resolver los problemas de las personas o de las sociedades.

El buenismo no es el camino fácil, para una sociedad educada en valores y virtudes humanas, pues no lleva a conseguir la máxima felicidad del que lo ejerce, ni a hacer felices a los demás.

El buenismo dicen algunos que es la modernidad, pues preconiza el dar como bueno, todo lo que hay alrededor y aceptar todo lo que nos digan a hagan, en función de “si no haces nada, no pasa nada”. No meterse en problemas, aunque sean injusticias propias o ajenas.

El buenismo casi siempre está basado en la ignorancia individual, que intenta sentirse bien a toda costa, sin importarle ejercer su objeción de conciencia. Pretender desmontar su falacia es tarea de titanes. El buenismo está muy arraigado en determinadas personas, que prefieren practicarlo antes que hacer las cosas con bondad.

El buenismo evita la exigencia de la sabiduría y el rigor de analizar las cosas. Prefiere pasar por alto las circunstancias y considerar a todo como “éticamente correcto”, sin importarle diferenciar lo correcto de lo incorrecto y el bien del mal.

El buenismo es dejarse arrastrar para no luchar contra la corriente, seguir a lo que dice, hace y piensa la masa, aunque eso lleve a vivir dentro de una burbuja que piensa “que todo el mundo es bueno”, optando por el camino más difícil, que siempre está lleno de escollos religiosos, sociales y políticos.

El buenismo impide distinguir entre “tengo sueños o tengo sueño”. Hay que ser muy valiente para enfrentarse ante la sociedad con personalidad y justicia, para construir caminos que lleven a la realización y a la felicidad del prójimo.

El buenismo de los padres es cómplice y encubridor, de la situación actual de la enseñanza pública gratuita. Quieren que todo siga igual que cuando empezó hace 200 años, aunque detrás haya un montón de falacias, como la de que debe ser gratuita, obligatoria y laica. Solamente se salva lo de ser obligatoria.

El buenismo lo emplean algunos padres, para apaciguar y no enfrentarse ante situaciones graves, donde tendrían que ejercer su autoridad, pero prefieren ceder de sus obligaciones como padres, antes que corregir los conflictos originados por los hijos y que estos, se enfaden y les creen problemas. Suelen complementarlo con concesiones generosas, cediendo incluso en su autoridad, aunque los hijos lo interpreten como síntomas de debilidad y sea, lo que origine el camino de nuevas exigencias innegociables.

El buenismo de los padres se refleja cuando no tienen la insistencia necesaria, en hacer bien las cosas para educar a los hijos, y no les importa la indiferencia o la resignación que demuestran, ante los malos resultados educativos que obtienen.

El buenismo se emplea, para evitar enfrentarse o dialogar con otros y así no herir susceptibilidades. Dan por bueno todo lo que hacen otros, aunque sea perjudicial para determinadas personas o para la sociedad. No se involucran en nada que pudiera ser una controversia, incluso si va en contra de los principios básicos de los derechos humanos o de las virtudes y valores humanos. No se quieren mojar en nada y para nada.

El buenismo también se aplica con las políticas de ayudas sociales, donde las clases dominantes, entregan migajas a las clases oprimidas, intentando justificar la represión y el que sus acciones, impiden prosperar y salir de la pobreza. Son sentimentalismos carentes de contenido social.

El buenismo en muchos casos es dar pescados, pero nunca enseñar a pescar. Así siempre tendrán a alguien con quien ejercer el buenismo. Se refleja en las actuaciones realizadas por algunas personas y grupos sociales de ayuda humanitaria a los más necesitados, basada en sentimentalismos y autocomplacencias, siempre bajos sus únicos criterios, por medio de subsidios, subvenciones, políticas de discriminación positiva, etc., pero al margen de cualquier crítica o medición de los resultados obtenidos.

El buenismo también se emplea en la educación escolar, para referirse a métodos y programas de la organización del sistema educativo, basados en la tolerancia generalizada, hacia comportamientos problemáticos en las aulas, o en el relajamiento en la disciplina.

El buenismo ilegítimo de los responsables de la educación escolar, que tratan a los alumnos como si fueran números estadísticos, permitiéndoles que para que no se frustren ni traumaticen, pasen los cursos, unos tras otros, sin haber aprobado las asignaturas imprescindibles, para poder entender y asimilar, lo que les traten de enseñar en el curso siguiente.

El buenismo de algunos maestros, que por una bondad mal entendida, intentar no molestar a determinados grupos de alumnos o segmentos de la sociedad, decidiendo bajar los niveles de exigencia en el esfuerzo de su formación. Aunque esta decisión conlleve, crear grupos sociales marginales, al acostumbrarles a vivir con el menor esfuerzo. Con ese buenismo consiguen no enfrentarse, ni con los alumnos, ni con sus padres. Les dejan hacer lo que quieran, sin medir las consecuencias del futuro.

El buenismos escolar, junto a la permisividad e injerencia política, convierte la enseñanza en un túnel de lavado cerebral en masa, sobre asuntos que no son de su incumbencia, como el matrimonio, la familia, la religión o la sexualidad.

El buenismo ejercido en la enseñanza, trata de conseguir una sociedad igualada por la homogenización de la mediocridad, al premiar con aprobaciones de cursos a los malos estudiantes y fomentar la falta de esfuerzo. Parece haber un decidido propósito, de conseguir una igualdad por abajo, en la mediocridad, a través precisamente de la educación, que tendría que ser la gran palanca para lograr la excelencia, del mayor número de personas posible.

El buenismo busca la aceptación de la sociedad. Los que lo practican suelen ayudar mucho a la sociedad, pero al final suele ser en beneficio propio, aunque no sea económico, pero sí de fama y de reconocimiento a sus actuaciones.

El buenismo es hacer lo que todos hacen, aunque vaya en contra de sus ideales, creencias o valores humanos. Prefieren no diferenciarse de los demás, aunque esto cree excluidos de algunas prácticas religiosas o sociales. Prefieren no hacer lo que tienen que hacer, antes que los demás se den por ofendidos.

El buenismo también se produce por falta de carácter, para enfrentarse a otros que no están haciendo bien las cosas, o que no son tan buenos como quieren aparentar. Lo hacen para que no les diga nadie que son protestones, que siempre llevan la contraria o que no transigen con lo que está mal.

El buenismo y las ambigüedades, no pueden estar en las respuestas a las preguntas tramposas y malintencionadas, sobre religión y otros temas importantes. Hay que dejar las cosas bien claras: “Al pan, pan y al vino, vino”. Aunque se sepa que a otros no les van a gustar las verdaderas respuestas, porque no son políticamente correctas. Las respuestas hay que hacerlas, con caridad, inteligencia y oportunidad, pero sin buenismo.

El buenismo no puede estar, cuando hay que luchar contra la industria del entretenimiento, que significa “entretengo y miento”. Si es mala y engañosa la programación, hay que decirlo claramente, no cabe el buenismo.

El buenismo de algunos políticos o legisladores, que crean leyes que van en contra del derecho natural y de la moral, pero que así se ganan el favor de determinados grupos de ciudadanos, que con presiones y torcimiento de la realidad, les sugieren que lo hagan por el bien a la sociedad, sabiendo de sobra, que no es bueno para el bien común. Saben que el buenismo de no querer enfrentarse a la moral, les suele suponer más votos para sus elecciones o reelecciones.

El buenismo en la política de la sociedad actual, encierra un engaño manifiesto, disfrazado, obligatorio y vinculante con la ideología de los políticos, que quieren convencer a los votantes. Casi todos los políticos, utilizan el buenismo para seducir a las masas a que crean en lo que les dicen, aunque esté disfrazado de buenismo y no de bondad política o social.

El buenismo político es algo más, que una oportunista estrategia legal para ocupar o mantenerse en el poder, sin atreverse a abordar los graves problemas existentes, incluso inventándose irresponsablemente algunos inexistentes, aunque estos no tengan consecuencias inmediatas evaluables.

El buenismo político no tendría éxito, sin la inconsciente colaboración de sus víctimas, los ciudadanos que se dejan engañar. Estos prefieren mantener la postura del pensamiento débil, que lleva a practicar continuamente lo que les inculcan, a través de los medios de comunicación como “políticamente correcto”. Prefieren demostrar su mal entendido buenismo e ignorar lo malo que existe en la sociedad, ya que tendrían que analizar y fundamentar el bien verdadero.

El buenismo de algunos religiosos, que cuando tienen que proclamar la verdad con energía y precisión, lo hacen de manera muy blanda, rayando en la permisividad fuera de la moral, para evitar que por sus enseñanzas o ejemplos de vida, otros se sientan mal. Su enseñanza suele ser “todo vale, el Señor es muy bueno y perdona todo”.

El buenismo practicado por una caridad mal entendida, hacia los que por su mala conducta privada o pública, no se la han ganado y no se merecen determinados privilegios. Evitando que al no recibirlos, la sociedad les clasifique como no merecedores de ellos y queden señalados. Esto se suele dar, en los casos de personas que llevan una vida disoluta, que contradice todas las enseñanzas de la Iglesia, pero nadie les impide figurar como principales practicantes externos de la religión. O los que no se han ganado una beca y se la dan.

El buenismo hace que a algunos legisladores, la tolerancia les sepa a poco, si no va acompañada de ilimitados reconocimiento de derechos, principalmente de las minorías, aunque estos violen los códigos morales y terminen despenalizando determinadas conductas, que al revertirse, finalizan siendo normas de obligado cumplimiento para otros.

El buenismo no es tener derecho a desear algo y lograr un consenso social, para conseguirlo. El hecho de reivindicar algo, indiscutiblemente no tiene por qué ser bueno intrínsecamente, por mucho buenismo que se emplee para decirlo.

El buenismo es la hipocresía de dar limosna, para descargarse una responsabilidad de encima, mientras se desprecia a los pobres, se es racista, o se es xenófobo.

El buenismo es intentar convencer a un anciano, que se quede en su casa mal atendido, en lugar de que vaya a una residencia, que mejore su calidad de vida, aunque la estancia en su casa y el modo de vida, puedan ser peligrosos para su integridad personal, o pueda producir consecuencias de resultados irreversibles. Siempre hay un familiar, que se aprovecha con ese buenismo.

El buenismo de los que quieren que todas sus acciones, sean en su propio provecho, sin tener en cuenta las cualidades de los demás, poniendo sonoridad en las palabras, aunque no tengan eficacia en las obras.

El buenismo con los amigos no es racional, es lo contrario a la misericordia y no garantiza ni la verdad, ni la bondad. Se basa en la sonoridad de las palabras, y no en la eficacia de las obras. No hay mayor misericordia con los amigos, que hablarles con verdad, por muy dura que sea y ayudarle a curar sus heridas o a sobrellevarlas, con caridad y amor. La verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, está por encima de todas las cosas, afectivas, sentimientos y emociones.

El buenismo necio practicado obligatoriamente con los amigos díscolos y soberbios, para que no se enfaden al llevarles la contraria, produce tristeza y deja un gran vacío interior cuando no se quieren enfrentar a la realidad, aunque salgan perjudicados. Sabiendo que todo lo que se les aconseja desinteresadamente sobre sus actitudes o decisiones les sienta mal y lo consideran como un agravio. El buenismo que reciben es lo único que no les enfada.

El buenismo sensiblero, es mucho más fácil de realizar, que sacrificarse ante el dolor, los hechos, los intereses y las preocupaciones de los amigos lastimados y necesitados, que algunas veces, solo necesitan ser escuchados con atención, para poder expresar las voces de su corazón y las de su conciencia.

El buenismo jurídico produce el “prohibido prohibir” e impone el anarquismo y las convicciones de unos pocos, al resto de la sociedad, para que la ciudadanía crea que tiene derecho a todo lo no prohibido. No tiene en cuenta las consecuencias colaterales, contrarias a las relaciones con el prójimo, a la ecología, (los costes sociales de la contaminación), a la permisividad del consumismo, al uso de las drogas, al respeto a la salud pública, a la seguridad ciudadana, a la despenalización de la eutanasia, al aborto, etc.

¿Lo que hacemos es bueno o es un buenismo cómodo, irresponsable y dañino a los demás?

francisco@micumbre.com

 

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La enseñanza pública debe ser gratuita o pagando?

ESCUELA PARA PADRES

La enseñanza pública debe ser gratuita o pagando.

2,507 palabras. Tiempo de lectura 9:00 aproximadamente.

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PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA NO GRATUITA:

  • La enseñanza pública tiene que ser obligatoria, pues es un derecho humano no negociable.
  • No tiene que ser gratuita y mucho menos engañosamente.
  • La enseñanza pública no tiene que ser un monopolio del Estado.
  • Porque haya sido gratuita durante 200 años no tiene que continuar así, hay que renovarse a mejor.
  • No tiene que estar en manos del Estado, pues son los padres, no el Estado, los que tiene que poder ofrecer a sus hijos, el tipo de educación escolar que quieren para ellos.
  • No tiene que ser pagada por los que no la utilizan.
  • Tiene que ser continuamente auditada por organizaciones externas, los padres de los alumnos, etc. Nunca por los mismos que son parte del Estado.
  • La enseñanza pública pagada directamente por los padres, no tiene ningún adjetivo político, Es una propuesta de solución humana y no política.
  • Hay muchos niños y jóvenes, que desgraciadamente, están condenados al fracaso para toda su vida, al tener que asistir obligatoriamente a determinadas escuelas públicas que están podridas.
  • Los padres son los primeros y únicos responsables directos de la educación de sus hijos, porque son los que mejor les conocen, no el Estado, ni los políticos, ni los maestros.
  • Los padres son los que tienen la obligación innegociable, de ser capaces de comprometerse con visión de futuro, como los mejores aliados, consejeros, expertos, maestros, amigos y guías de sus hijos, no el Estado.
  • Eliminación de los impuestos, que soportan el gasto de la escuela o aplicación a otros conceptos, y que cada familia pague lo que le corresponda, de lo que consume. El que no tenga que usarla, que no la tenga que pagar.
  • Competencia de calidad entre todas las escuelas.
  • Apreciación de lo que cuestan los estudios, según el modelo que los padres elijan.
  • Selección de los mejores y peores maestros y escuelas.
  • Despido de los alumnos, que entorpezcan la calidad de la enseñanza.
  • Abaratamiento de los costos, debido a la competencia y a no ser monopolio del gobierno, sin ningún control de calidad y coste.
  • Contratos de calidad entre las escuelas y los padres, donde queden reflejadas las obligaciones y derechos de ambas partes.
  • No olvidarse de la solidaridad, a la hora del pago futuro.
  • Lo que no cuesta no vale, es decir, lo que no se paga, no se valora.
  • La enseñanza pública de las escuelas y las universidades, están abarrotadas de estudiantes vagos, más amantes de las fiestas y de pasar el tiempo, que de estudiar.

La enseñanza pública gratuita, va muy mal en la mayoría de los países. Lo demuestra la mala calidad de los resultados académicos, las repeticiones de los alumnos, las deserciones, las huelgas de los profesores, la violencia, las diferencias entre lo que se enseña y lo que necesita la sociedad, para trabajar posteriormente, las grandes desigualdades entre países, estados y ciudades, etc. Ninguna de las medidas que continuamente se toman lo soluciona.

Muchos niños y jóvenes, están prisioneros en el laberinto de la enseñanza pública y gratuita, que con seguridad manifiesta, les lleva a la ignorancia, al fracaso, a la violencia, a la desorientación y a la desesperación. Solamente tendrán trabajos dignos pero mediocres y serán empujados a no poder, ni formar una familia, porque están privados de las oportunidades mínimas de futuro. Sus problemas son nuestros problemas y la sociedad no puede eludirlos. Hay que afrontarlos juntos, hablar y buscar soluciones, más allá del simple tratamiento nominal de las cuestiones. Hay que devolver la dignidad a los sistemáticamente excluidos.

 

Una de las muchas soluciones para mejorar la educación escolar, es que la enseñanza pública, pase de ser gratuita, a que sea pagando, para que así se puedan pedir cuentas de la gestión, cosa que ahora no se hace. Delante de esos niños y jóvenes que asisten a la enseñanza pública, hay otros, los de la enseñanza privada y pagada, que tienen un futuro lleno de innumerables posibilidades.

 

La enseñanza pública gratuita, es mucho más que enseñar a sumar y a restar, a leer y escribir. Los alumnos no tienen que estar en la fábrica de la ignorancia, ni ser los prisioneros de la trampa de la pobreza. Una de las principales causas que provocan estas graves situaciones, es la mal llamada gratuidad.

Cada vez es mayor, la enorme brecha que existe entre los malos resultados obtenidos, por la enseñanza pública gratuita y los buenos resultados obtenidos, en la enseñanza privada pagada. El problema no es tanto las diferencias de costo entre ellas, sino en todo lo que hay detrás de cada uno de estos conceptos. La enseñanza pública gratuita, cuesta mucho más a los contribuyentes (todos los padres y no padres) que la mayoría de los colegios privados no elitistas.

¿Por qué el Estado tiene que tener el monopolio de la enseñanza y con los impuestos de todos, ofrecerlo gratis a algunos padres, no a todos? ¿Se imaginan que todas las tiendas de comida, ropa y calzado fueran un monopolio obligatorio y gratuito del Estado, pero con cartilla de racionamiento? En vez de estar en un país democrático y sin monopolios, estaríamos en un país con dictadura o similar.

Hay muchos padres que eligen la enseñanza privada o la enseñanza desde la casa (Homeschooling) y no utilizan el sistema escolar gratuito, pero lo tienen que pagar a la fuerza, a través de los impuestos.

Es entendible que la infraestructura de las escuelas, podría ser realizada por el Estado, pero en igualdad de condiciones, para la educación pública gratuita y la educación privada pagada. En algunos estados, se gasta más en los estadios de futbol de las escuelas públicas, que en los edificios escolares. Cuando debería invertirse más en laboratorios, que en estadios de futbol.

Las condiciones que supone esta gratuidad, es la trampa que atenaza a las generaciones de denominados segmentos sociales. Lo que el estado ha convertido en una fábrica de ignorancia.

Los Estados suelen ser muy generosos, con la entrega de dinero para que la enseñanza pública sea gratuita. Sin embargo, cuanto más dinero han dedicado, más fracaso escolar han conseguido. Por tanto, no es una cuestión de poner más dinero, sino de control de ese dinero que solamente se puede conseguir, si el control no sigue estando en las mismas manos de los que funcionarios públicos que lo asignan. Mientras los padres no tengan que pagar directamente ese dinero y exigir cuentas, los costos, estarán haciendo cada vez mayor el problema de la enseñanza pública gratuita.

Algunas personas, que por su situación económica no puedan pagar una enseñanza pública, que no fuera gratuita, habría que darles un crédito, para que la pagaran el día de mañana, con los primeros ingresos o cuando pudieran, en función de lo que hayan consumido de esa enseñanza.

Nada más se debe pagar la enseñanza pública que se ha consumido, y los que no han consumido nada, que no paguen nada de ella.

Si la enseñanza pública hubiera que pagarla directamente por los padres, estos exigirían calidad, respeto, dedicación, responsabilidades, conocimiento, etc. Como no hay que pagarla directamente, pues nos aseguran que es gratuita, los padres no exigen nada. «que me den, que me den».

Los padres no lo van a arreglar, mientras sigan creyendo que la enseñanza pública, se la están dando gratis a sus hijos. Los maestros tampoco lo van a arreglar, mientras estén cómodos con sus trabajos y nadie les pida cuentas, ni responsabilidades. Los administradores tampoco, pues manejar esas enormes cantidades de dinero, les producen un gran rendimiento político con los lobbys. Los organismos de control del sistema escolar gratuito, trabajan para el que les paga (Gobierno, estado, municipio, etc.), nunca a favor de los padres ni de los alumnos. Los padres en general cuando más empiezan a entender las cosas, es cuando tiene que pagar por lo que consumen, no cuando le hablan de planes de estudios, sindicatos, organizaciones, etc.

El concepto de escuela pública pagada por los padres, exclusivamente por los que la usan, es un revulsivo para muchas mentes tradicionales, pues está en las antípodas de lo que han estado creyendo hasta ahora. Este tema se refiere a las personas en general, sin distinción de país, grupo social o étnico, % del PIB para educación, etc., pero hay personas que este controversial tema, lo traducen a su situación personal, familiar o nacional. De ahí salen inmediatamente comparaciones personales y el fanatismo patriotero, lo que impide una conversación desapasionada, cuyos resultados sean únicamente para mejorar la calidad de la enseñanza pública.

Incluso se puede entender que haya padres que quieran alumbrarse con velas, en vez de con electricidad y defiendan las velas con ahínco. Cuando lo que está en juego, es la mejor y más libre educación escolar de los hijos, hay que ser innovadores, con grandes dosis de creatividad.

Hay padres que quieren un modelo de «Papá Estado» que se encargue de que todo esté controlado por él. Muchos monopolios y empresas estatales y que al ciudadano, le den todo hecho, que no se tenga que preocupar de nada, aunque se cercenen desde su origen, el derecho a sus libertades. Eso se llama colectivismo, representado también en la educación gratuita, dentro del monopolio estatal. Lo opuesto a que cada uno pague, solamente por lo que consume.

En todas partes hay educación pública y privada. La pública cuesta mucho dinero, que se pagan de los impuestos de los ciudadanos, la usen o no, sea buena regular o mala. (Las universidades públicas y privadas, injustamente también tienen algunas subvenciones de los Gobiernos locales, estatales y federales). El monopolio de la enseñanza, ejercido por el Gobierno, coarta la libertad de empresa y va en contra de la libre competencia entre las empresas. La educación pública cuando es gratuita para los ciudadanos, estos la aceptan sin protestar por el costo/eficacia. Si en vez de ser gratuita la tuvieran que pagar, solamente los que la utilizan y lo que la utilizan, exigirían las cuentas claras. La pregunta que se harían los padres, debería ser ¿Qué me dan por lo que pago? Ahora no sé qué, es lo que me dan gratuito, pero pagado con mis impuestos. Muchos padres se conforman con el tipo de educación gratuita que les dan a sus hijos, por considerarla como guarderías infantiles, durante el periodo escolar, sin considerar el daño de la mala educación que reciben sus hijos. Si cada escuela pública, tuviera que dar cuentas de los gastos que tiene y lo que tendría que cobrar a los padres para subsistir, se terminarían las corruptelas, pues ya se encargarían los padres de auditar las escuelas donde estudian sus hijos y las clasificarían, de acuerdo con la relación de costo eficacia. En la enseñanza pública gratuita, ni hay oferta ni hay demanda. Los padres tienes que aceptar, lo que el monopolio de la enseñanza gubernamental les quiera dar. Los colegios privados tienen que competir entre todos ellos, y tener las cuentas bien claras y transparentes para atraer a los padres. Además tienen que competir contra la calidad de enseñanza pública, que al ser gratuita tienen ya mucho camino andado. El que va a un banco de comida gratuita, pagado con el dinero de los donantes o de los impuestos de todos, no pregunta sobre la administración de ese banco, ni por la calidad de lo que reciben. Solamente «aceptan lo que les dan y siguen pidiendo» Pero nunca pueden ejercer control económico ni de calidad, sobre ese banco de alimentación gratuita. Pero si van a un supermercado privado, con su dinero, están seleccionando la calidad del producto y de la tienda, de acuerdo con la oferta y la demanda.

Moralmente no es ni discutible, que un ciudadano tenga que pagar obligatoriamente los impuestos, para mantener la enseñanza pública gratuita, y además tenga pagar los costos de la enseñanza privada para sus hijos, si es que no quiere enviarlos a la enseñanza pública. Es una imposición injusta de impuestos.

Los padres que quieren ejercer el derecho inalienable de elegir la mejor educación para sus hijos, tienen que intentar llevarlos a la enseñanza privada, debido a que la enseñanza pública es un desastre, destinado a producir un tipo especial de ciudadanos, que salvo excepciones, les es muy difícil prosperar, con la enseñanza pública gratuita, que se ha convertido en una «trampa de ratas».

Como tampoco está funcionando el cheque escolar (Voucher), debido a la presión de los políticos y de los sindicatos de maestros. Son muchísimas las pegas que tienen que resolver los padres, que se deciden por el homeschooling y no queda más remedio, que dar un golpe de timón y enderezar el rumbo escolar. Aunque algunos padres consideran que la Enseñanza pública gratuita, es para tener a los hijos en una guardería hasta los 18 años, con independencia de cómo se eduquen y de lo que aprendan y que después, también deben pasar a la Universidad gratuita, que es como un crucero, casi gratuito, que dura dos o cuatro años.

Hay padres “buenistas» que son conniventes y cómplices, de la situación actual, porque quieren que la enseñanza pública gratuita siga igual, que cuando empezó hace 200 años, aunque detrás, haya un montón de falacias, como la de que debe ser gratuita, obligatoria y laica. Solamente se salva lo de ser obligatoria.

Estos mismos padres, no quieren ni dialogar para exponer sus ideas, de que la gratuidad es el veneno de la educación. Porque hablar de esto, es políticamente incorrecto, molesta mucho a casi todos y va en contra de la mayoría silenciosa. Prefieren quedarse con el “pensamiento único dominante». La sociedad actual puede perdonarnos la pasividad, para arreglar la educación escolar, pero la historia, no nos perdonará el no haberlo hecho.

Por las razones que sean, la enseñanza pública va muy mal y ninguna de las medidas que toman, lo soluciona. Es enorme la brecha, cada vez mayor, entre los resultados obtenidos por la educación pública y la privada. El problema no es tanto por el diferente costo entre ellas, sino en todo lo que hay detrás de cada uno de estos conceptos. Las condiciones que supone esta gratuidad, es la trampa que atenaza a las generaciones. Es entendible que hay muchas personas, que hoy no pueden pagar la enseñanza pública, pero habría que darles un crédito, para que la pagaran el día de mañana o cuando puedan o quieran, en función de lo que hayan consumido de esa enseñanza. Como pasa con la universidad, si no se puede pagar, se pide un crédito, si es que la quieres utilizar y posteriormente, se va pagando de los primeros ingresos obtenidos por el trabajo.
francisco@micumbre.com


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Los objetivos de esta escuela virtual son: Educar a los padres para que con su ejemplo y conocimientos de las virtudes y valores humanos puedan educar a sus hijos. Enseñar como educar a los hijos. Que los padres aprendan a vivir un armonioso, fecundo y largo matrimonio. Tender un puente entre la educación familiar y la Fe.

No dudeis en comunicaros conmigo para cualquier comentario. Un saludo, Francisco francisco@micumbre.com

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