Archivo de noviembre 2011

Difíciles: Padres, cónyuges, amigos, etc.

ESCUELA PARA PADRES 

Difíciles: Padres, cónyuges, amigos, etc.   

  • 23 preguntas a los padres y cónyuges difíciles 

3,067 Palabras Tiempo de lectura 11:00 minutos 

Artículo relacionado: Tengo un hijo muy difícil ¿Qué hago con él?  

Es un problema discernir y definir correctamente, si las personas son difíciles o fáciles. Algunos los son en religión, otros en política, otros en relaciones amistosas, otros en la comida, en las enfermedades, en el dinero, en el arte, etc. Algunos son difíciles en todo o en varias cosas a la vez. Otros solamente lo son, con determinadas personas o circunstancias. Los difíciles se pueden curar si es que quieren, saben, se lo proponen o no les queda más remedio, como cuando llega a un cuartel un recluta difícil. Se cura casi inmediatamente.

Para elaborar este artículo he desarrollado la siguiente «técnica». He hecho una lista de todas las personas difíciles que conozco, me han salido «más de un millón» y no he contado a todos. Los he clasificado por grupos: Hijos, padres, cónyuges, amigos, empleados, enfermos, deportistas, etc. A estos amigos, vivos o muertos, virtuales, leídos o referidos, los he sentado en una silla virtual y les he hecho una entrevista en profundidad, a cada uno. Con lo que me han contando he armado este artículo. 

Han sido respuestas arrancadas, verdaderas o inventadas. Después he mezclado algo de lectura, varias conversaciones con los padres e hijos que he tenido a mano, al correo electrónico o al teléfono, las experiencias vividas y sale un buen cóctel. Las entrevistas no han sido, como las que hacen en los medios de comunicación, que casi siempre las realizan para que los entrevistados se luzcan y los teleespectadores y lectores se entretengan. Han sido como los sablazos o estocadas a la femoral, pues de la sagacidad de las preguntas, dependerá el interés de las respuestas y la posibilidad de que los lectores de la Escuela para Padres, se enriquezcan personal, familiar y socialmente. No he podido meter todos los comentarios en 140 caracteres como en Twitter, que es lo que quieren algunos lectores. Pretenden que condense en 140 caracteres las aproximadamente 4,000 palabras de este artículo. Pero no lo se hacer. Es posible que algún día, alguien me lo enseñe.

            En el artículo relacionado: Tengo un hijo muy difícil ¿Qué hago con él? Aparecen una serie de características propias de los hijos difíciles, que casi siempre pueden aplicarse a los adultos que sean difíciles, siempre que no estén enfermos. También los adultos difíciles suelen ejercer de: Maleducadas, agresivos, intolerantes, quisquillosos, egocéntricos, exagerados, maniáticos, envidiosos,  fanáticos, radicales, frenéticos, sabelotodos, irascibles, irritables, desabridos, avinagrados,  complejos de inferioridad o superioridad, se ponen enseguida furiosos y exasperados, son descontentadizos o poco tratables y prácticamente, no se puede relacionar o entender con ellos, sin hacer un gran esfuerzo.

Padres difíciles:           

Hay padres convertidos en difíciles, por ser tan perfeccionistas, tanto con sus hijos, como con su cónyuge. Todos deberían querer lo mejor para sus hijos, pero de ahí a arruinar la vida de ellos y del resto de la familia, hay un abismo. Los padres difíciles, son también los que se olvidan de atender y educar a sus hijos, alegando múltiples disculpas de falta de tiempo, cansancio debido al excesivo trabajo, descargando la educación en el otro cónyuge, falta de dinero, ignorancia académica, etc. Todos tienen que hacer un esfuerzo para por lo menos, intentar ser fáciles, sencillos, amables, accesibles, comprensibles, etc. con los hijos, cónyuges y familiares. 

Los padres difíciles, tampoco se encuentran a gusto con ellos mismos, ni con las decisiones familiares que tienen que tomar diariamente. Se atrincheran detrás de su actitud de difíciles, para encubrir sus errores y para cambiar continuamente de actitudes, como si fueran veletas sacudidas por el viento. Cambian frecuentemente de opiniones, trabajos, amigos, dietas, incluso de médicos, ya que nadie ni nada les satisface. También es cierto que hacen cambios continuos en sus actividades, porque nadie les aguanta su conducta. Por orgullo o soberbia, no piden consejos a nadie, ni dan explicaciones de lo que han hecho o han dejado de hacer. Se sienten autónomos, sin querer darse cuenta, que viven en el interior de una familia y esta, dentro de un mundo totalmente interrelacionado. 

Las personas difíciles, para cambiar a ser fáciles, deberían hacer cosas sin desear nada a cambio y entregarse a los demás, sin esperar su beneplácito. Eso podría ser su norma de vida. No deberían esperar a que les agradezcan, lo que han hecho por otros. Debería ser una obligación que se impongan, como medio de cambio de actitud. 

Hay padres que les es muy difícil, enseñar a sus hijos a servir a los demás como voluntarios, si ellos no son capaces de unirse a ningún grupo de voluntarios. Por ser difíciles, no caben en ningún grupo dentro de sus iglesias, escuelas u organizaciones políticas, sociales o caritativas. Poco a poco les van echando de ellas o van creando un profundo foso entre ellos y los demás. 

23 preguntas a los padres y cónyuges difíciles:

  1. ¿Sabe Vd. que es difícil para sus hijos, cónyuge y familia, y que se comporta como tal?
  2. ¿Le han preguntado por qué se comporta de forma difícil y que es lo que siente, cuando sabe que hace sufrir a los demás con su comportamiento?
  3. ¿Cuáles son las principales actitudes que mantiene cuando demuestra que es difícil o se vuelve difícil?
  4. ¿Ha hablado con sus hijos y cónyuge sobre su forma de comportamiento cuando se pone en situación difícil?
  5. ¿Les ha contado a sus hijos y cónyuge cuales son las razones o causas, por las que se vuelve difícil?
  6. ¿Conoce el daño que se hace Vd. mismo, a sus hijos, a su cónyuge y a su familia, en el plazo corto y largo, con su actitud de difícil?
  7. ¿Ser difícil le produce agresividad, intolerancia, irascibilidad, envidia, etc.?
  8. ¿Cuándo es más difícil?
  9. ¿Delante de quién es más difícil? ¿Lo es igual delante de todos o frente a alguien en particular?
  10. ¿Conoce Vd. los problemas en los que se puede meter con su postura de difícil, tanto en la familia, como en el trabajo y en la sociedad?
  11. ¿Conoce que las responsabilidades de sus comportamientos como persona difícil pudieran ser trasladadas a sus hijos, cónyuge o familiares?
  12. ¿Conoce Vd. que con esa actitud de difícil, su formación y carrera profesional no funcionará y se convertirá en un inadaptado o perdedor social?
  13. ¿Que tipo de permisividad o intransigencia demuestra con sus hijos, cónyuge y familiares cuando se muestra en actitud difícil?
  14. ¿Cómo se comporta cuando va de visita a casa de familiares o amigos?
  15. ¿Cómo se comporta cuando llegan a su casa familiares, amigos?
  16. ¿Tiene buenos e incondicionales amigos y familiares que le aguantan incluso cuando Vd. se pone difícil?
  17. ¿Cómo se comporta cuando va a sitios públicos?
  18. ¿Sabe Vd. que es lo que le falta o le sobra, de lo material o inmaterial en esta vida, para que Vd. sea tan difícil?
  19. ¿Ha consultado con algún sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que practique, o con algún profesional de la medicina, por si es que está enfermo, su actitud de difícil que mantiene hacia la vida?
  20. ¿Qué religión practica Vd., su familia y de qué forma?
  21. ¿Cree que ser difícil es propio de un buen Cristiano y que no está obligado a amar a su prójimo como a si mismo?
  22. ¿Qué quiere Vd. para dejar de ser difícil?
  23. ¿Si Vd. quisiera dejar de ser difícil, estaría dispuesto a preguntar a sus hijos, cónyuge y familiares, que le enumeren las 10 cosas más importantes que ellos quieren que yo haga, y las 10 cosas más importantes que quieren que no haga, y las 10 cosas que podamos hacer juntos para que deje de ser difícil?

Estas pocas preguntas y algunas más en cada caso particular, con sus respuestas bien detalladas, son las que van a permitir discernir a los padres, si deben o no cambiar de actitud frente a sus hijos, cónyuge y familiares, en función de: 

  • Analizarse como padre y cónyuge, su propio comportamiento, la situación a la que ha llegado y los motivos que han originado el problema.
  • Ver lo que puede hacer con su esfuerzo propio, y lo que no puede hacer, conociendo sus puntos fuertes y débiles, así como las limitaciones.
  • Pedir ayuda en lo que no pueda cambiar a mejor, aunque tengan que practicar la humildad, confesando sus faltas.
  • Pasar todo el conjunto de preguntas y respuestas a los profesionales para que dictaminen y aconsejen. No puede haber respuestas, ni soluciones concretas, mientras no haya planteamientos y preguntas concretas.           

Cónyuges difíciles: 

Estos cónyuges cómo van a salir victoriosos, en la lucha contra las adversidades externas de la vida, si no lo ha hecho con sus adversidades internas. Bastantes dificultades tienen que soportar todos los de la familia, como para que cuando llegan a la casa, se encuentren con un padre o un cónyuge difícil. No es de extrañar que, con esa actitud, la familia se desintegre lo más rápido posible y todos quieran marcharse en cuanto puedan. 

            Algunos cónyuges se vuelven difíciles, alegando la crisis de los 40 años. Dicen que los problemas económicos y familiares les sobrepasan, que no entienden al otro cónyuge, a los hijos, ni a la familia en conjunto. Se les presentan problemas imprevistos y no saben como enfrentarlos, para solucionarlos o para acostumbrarse a convivir con ellos. Por eso se encierran como en una concha y no permiten que nada, ni nadie penetre en sus pensamientos o actitudes. Su única forma de actuación, es demostrar continuamente que son difíciles, haciendo la vida imposible a todos los que están a su alrededor. 

Hay cónyuges que en la calle son todo educación y servicio a los demás, pero en la casa, son verdaderos tiranos con el otro cónyuge. Detrás de ello suele haber desprecio, deseos de dominio, venganza, envidias,  agresividad, complejo de inferioridad o de superioridad, etc. Ya no es cuestión de que les falte cariño de los que les rodean, es una actitud que si no demuestran arrepentimiento y el firme propósito de la enmienda, nunca dejarán de ser difíciles, a no ser que la vida les haga cambiar mucho. 

Amigos difíciles:  

El que tiene un buen amigo, tiene un tesoro y si ese amigo no es difícil, el tesoro lo podrá disfrutar mejor. 

Los amigos difíciles, por muy difíciles que sean, hay que quererlos como son y no como nos gustaría que fueran. La familia Dios nos la da, los amigos, aunque sean difíciles, los elige o rechaza cada uno. Si con ellos nos hemos demostrado una sincera amistad y empatía, debemos asumir las diferencias que pudiera haber entre ambos. 

Su forma de ser difícil, puede conllevar en los demás a un ejercicio de paciencia, humildad y respeto, aceptando previamente, que nadie es perfecto en las relaciones con los demás. El que existan diferencias culturales, educacionales, económicas, religiosas, políticas, de carácter personal o de otra índole, no tiene que ser un obstáculo, para mantener y fomentar la amistad, que en muchos casos enseña o ayuda, a comportarse bien en situaciones difíciles. 

Hay amigos que abusan de los demás, con su comportamiento difícil. Ellos hacen y dicen lo que quieren, porque son difíciles y los demás tienen que aguantarles, para no ponerse a su mismo nivel, porqué allí les ganarán por experiencia. El problema de esos amigos difíciles, es que pudieran ser tóxicos y contaminar a los demás con su forma de ser. Precisamente como son difíciles, a sabiendas de que lo son, no permiten ningún cuestionamiento a su comportamiento. 

Los amigos difíciles pueden hacer lo que quieran con otros, pero que nadie haga algo igual o similar con ellos, pues entonces, se enfada mucho. Los amigos tienen la obligación de aceptarles su comportamiento y si no lo aceptan, le pasan a ellos la carga de la prueba. Normalmente suelen ser muy irascibles, precisamente para tapar y hacer que no se note su forma de ser difícil. Exigiendo y enfadándose continuamente, consideran que sus actitudes se tapan e impiden que nadie les cuestione el por qué ellos son difíciles. Practican la Ley del embudo “Lo ancho para mi y lo estrecho para ti” 

Se permiten el lujo de hacer preguntas íntimas, comprometedoras e importantes a sus amigos, sin indicarles para que quieran conocer sus respuestas, ni previamente decirles cual es su opinión. Abusan de la amistad, incluso con un total desprecio a la otra persona, faltando a las mínimas reglas de educación en la puntualidad. No tienen ningún problema, en tener a otros esperando y cuando llegan, alegan que eso de la puntualidad no tiene ninguna importancia, que se puede llegar a cualquier hora, incluso sin avisar telefónicamente del retraso, que haya quienes llaman a la impuntualidad una falta de educación general, es una costumbre arraigada y que no tiene por qué molestar a otras personas que son puntuales, sino que estas se vayan acostumbrando a tratar con personas impuntuales, difíciles o mal educadas. Incluso alegan que en un país que ellos conocen, llegar puntualmente es una falta de educación. País que si existiera, no está relacionado con el lugar donde ellos viven, ni con el respeto a la puntualidad de sus amigos. 

Suelen pasar de estar continuamente llamando, a la más absoluta falta de comunicación, incluso no respondiendo, ni devolviendo las llamadas. Alegando medio en bromas, que su contrato de teléfono no tiene para devolver llamadas. 

Su principal característica suele ser la intolerancia, debido entre otras cosas, a que son minoría y tienen que mostrarse difíciles, para justificar su permanencia dentro de esa minoría. No suele tener argumentos para justificar el por qué son difíciles, a los ojos de la gran mayoría de las personas que les conocen. Simplemente se escudan en que según ellos, no son difíciles y que los demás no les comprenden. 

La mayoría de las veces confunden sus deseos, con realidades tangibles, y esos deseos tratan de hacerles ver a sus amigos, como si fueran realidades incuestionables, incluso exhibiendo su terquedad, hasta limites insospechados, soportándola solamente en su difícil forma de convivencia. 

Algunos amigos difíciles, parece que tienen la misión y el objetivo, de hacer desagradable la vida a sus otros amigos. No han resuelto sus problemas internos y quieren descargar sus frustraciones en otros. No quieren aceptar a nadie como es, ni mucho menos aceptar sus defectos para perdonárselos o transigírselos. Nunca terminan de madurar y hacerse adultos. Siempre están en total desacuerdo con todos los demás, en temas religiosos, familiares, políticos, sociales, financieros, de salud, moda, deportes, etc. No aceptan opiniones que sean diferentes a las suyas, ni quieren ver los diferentes aspectos o lados que tienen cada uno de los temas. 

Están tan obsesionados en demostrar que son difíciles, que no dejan a nadie exponer otros puntos de vista, creen que solamente tienen ellos derecho a hablar y no callar nunca. Se creen con el derecho a sentirse iracundos, en cuanto se les lleva la contraria o se comenta, algo que no les gusta o va en contra de su opinión. Las preguntas que consideran difíciles de responder o que saben que con ellas se van a desclasificar las ignoran, no las contestan y pasan inmediatamente a otro tema, como si no hubieran oído la pregunta. Nunca son los suficientemente humildes, sabios o fuertes mentalmente, para comentar que no saben, no pueden o no quieren responder. 

Los enfermos difíciles: 

Suelen creer que saben mucho más que los médicos que les atienden. Ninguna opinión profesional les es válida, por lo que cambian de médico constantemente, hasta que encuentran el que les dice lo que ellos quieren oír. No se dejan aconsejar, ni familiar, ni profesionalmente, pues son ellos los que tienen que tomar las decisiones de cómo y con qué curarse. Al final suelen preferir hacer caso a lo que les dicen sus amigos. Normalmente son personas hipocondríacas, que continuamente se encuentran muchos síntomas de enfermedades ficticias o reales. Cada poco tiempo empiezan un nuevo proceso, para sus posibles enfermedades o dietas milagrosas. Toman muchas medicinas sin recetas, que cuando se juntan suelen producirles efectos dañinos en su salud. En este grupo se encuentran los que padecen los desordenes alimenticios de vigorexia, anorexia, bulimia, ortoexia, etc. 

Los empleados difíciles: 

La mayoría de las veces son difíciles, debido a su frustración profesional, inseguridad, falta de conocimientos profesionales, descontento, ser sabelotodos, falta de entrenamiento, problemas familiares o sociales. Los podemos encontrar en todas partes, atendiendo al público, en el trabajo, en las tiendas, en las oficinas públicas o privadas, en los hospitales, etc. Los empleadores no quieren empleados difíciles, bastantes problemas y dificultades les originan los clientes, proveedores y el mercado en sí, como para tener que preocuparse de los empleados difíciles. Esos empleados tienen muy pocas probabilidades de subsistir en la empresa y mucho menos, de ascender de categoría laboral. 

Los deportistas difíciles: 

Que continuamente protestan por todo, tengan o no tengan razón, la mayoría de las veces desconocen las reglas de la deportividad. Incluso aunque sean muy buenos, los entrenadores no les pueden poner en los equipos titulares, durante mucho tiempo, debido a que con su actitud negativa, hacen perder al equipo, además que para los otros jugadores, suele ser un martirio el aguantarlos, lo que produce una falta de rendimiento deportivo. Cuantas veces por ser difíciles, se les ha terminado su carrera deportiva, porque no encajan con nadie. 

Los difíciles sabelotodo: 

Que porque han alcanzado alguna posición privilegiada, bien sea económica, intelectual o social, ya se creen con la obligación de ponerse difíciles delante de todas las personas, con las que se encuentran. Ningunean a los demás, aunque sean doctos en muchas materias y con mucha más experiencia de la vida, pero como estos no quieren plantear batallas, prefieren que los difíciles se sigan creciendo y cada vez sean más difíciles, hasta que alguien, o la vida les paren los pies. 

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Tengo un hijo muy difícil ¿Qué hago con él?

ESCUELA PARA PADRES 

Tengo un hijo muy difícil ¿Qué hago con él? 

  • 20 Características principales de los hijos difíciles
  • 17 Consejos sobre cómo tratar a los hijos difíciles 

3,537 Palabras Tiempo de lectura 13:00 minutos 

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 Los hijos difíciles, con excepción de los que están enfermos, son muy complicados para poderlos tratar. Algunos son siempre difíciles y otros son difíciles a tiempo parcial, debido a sus enfermedades, como la bipolaridad o cuando voluntariamente quieren  manifestarlo. Otras veces ejercen de difíciles solamente ante determinadas circunstancias, personas o situaciones que ellos dicen que les sacan de quicio, irritan o exasperan. Algunos para demostrar que son difíciles, circulan por la vida presumiendo de ser difíciles para que las otras personas se fijen en ellos. En su caso, cuanto más cercanas suelen mostrase más difíciles.

 Hace falta muy buena voluntad para que las personas difíciles maduren y se hagan adultos, acepten, quieran y si es necesario perdonen a sus familiares y amigos como si fueran sus hermanos. Es un grave error y muy común, el de tratar a las personas difíciles como si no lo fueran. Así ellos se van creciendo y se autojustifican de su mal comportamiento. Lo más recomendable, si se puede, es ignorar su actitud.

Los hijos no son difíciles por herencia genética. Pueden ser difíciles si tienen alguna enfermedad que les impide llevar una vida normal. La mayoría de los hijos difíciles, lo son debido a que tienen algunos problemas internos o externos sin resolver y lo demuestran, sin querer o queriendo. 

Ser o no ser difícil, genera que la gente se aleje o se acerque de ellos y les abra o cierre las puertas. Las puertas abiertas son la oportunidad de vivir una vida más plena, al poder desarrollar las posibilidades internas. Cuando los padres se encuentran con hijos difíciles, se producen un gran malestar que trasciende incluso al exterior de la familia. 

Algunos padres alegan que su hijo o sus hijos son difíciles e incorregibles, dejándoles por imposible, teniendo que aguantar sus impertinencias, agresividades, intolerancias, manías, irascibilidades, etc. Hay hijos difíciles que viven en una sempiterna guerra con sus padres. Están tan consentidos y mal educados que la convivencia se hace muy difícil para todos, máxime si los hijos y los padres alardean de que sus hijos son de difícil trato. No es fácil educar bien a los hijos, pero unos padres lo hacen y otros no. Es difícil realizar o crear una estatua, sea de madera, piedra o metal, pero si se tienen las herramientas convenientes y el conocimiento adecuado, es seguro que la estatua quedará bien hecha. 

Como prevención para evitar los futuros conflictos internos con la familia y externos con la sociedad, los padres tienen que detectar a tiempo los síntomas que preceden a que los hijos sean difíciles, La adolescencia empieza en el nacimiento, no a los 15 años, a esa edad ya son adultos emergentes.  Los que hoy son hijos difíciles, un día nacieron  y se criaron como normales, la mayoría de las veces son producto de una aciaga infancia, relacionada con una nefasta educación y convivencia familiar. Así como hay familias donde todos mejoran diariamente, hay otras donde todos, poco a poco, se van convirtiendo en difíciles y perdedores. 

Siempre ha habido y hay una brecha generacional entre padres e hijos. Pero educar bien es un arte que hay que aprender, incluso antes de que los hijos nazcan, sin esperar a que los hijos tengan su merecida, necesaria y obligatoria autonomía de decisiones. Siempre hay que tratar que los hijos no pierdan el respeto a sus padres y se conviertan en difíciles. Aunque los padres tengan una vida muy diferente a la de ellos, no deben de tratar sentirse violentos, iracundos o irascibles delante de los que sean más débiles, física o mentalmente. 

Los hijos no nacen difíciles, se van haciendo difíciles, en tanto y cuanto sus padres lo consienten y no les educan bien. Normalmente suelen ser difíciles por consentimiento de los padres o de uno de ellos, que utiliza al hijo como arma para enfrentarlo al otro consigue. El hijo suele empezar, poco a poco, a hacerse difícil, amparándose en el consentimiento de uno de los padres que encuentra una manera de manipular al hijo. Nunca un cónyuge debe decir que si y el otro cónyuge decir que no y tapar lo que hace el hijo difícil. 

Tener un hijo difícil no es un problema insoluble ni irreversible, puede ser un hijo problemático, debido a que se siente mal consigo mismo, desvalorizado, incomprendido y que incluso no ve el cariño, las acciones y los consejos que recibe de sus padres, pues todo lo ve negativo y nada ve de lo positivo hacia él. Esta situación suele ser fruto de que los padres no han sido capaces de educar correctamente a sus hijos, atajando desde el principio el problema. 

El hijo ve que siendo difícil de trato no tiene consecuencias malas para él, al contrario le dejan en paz para evitar su enfrentamiento. Así se va engriendo hasta que se convierte en insoportable, para los padres y para el resto de la familia. Cuantos familiares, abuelos, tíos, primos, etc. y amigos dejan de visitar a su familia porque no quieren sufrir las impertinencias consentidas de ese hijo. Incluso no vuelven a invitarles a reuniones familiares por no aguantarles. 

A medida que esos niños difíciles van haciéndose mayores, su grado de ser difíciles va creciendo y lo empiezan a poner en práctica en la escuela o colegio.  Si los maestros no quieren enfrentarse para corregirlo, porque ven que en su casa no lo hacen, al final el niño se convierte en un joven y en un adulto difícil porque nadie le ha querido, podido o sabido corregir. Esos son los personajes que algunas veces nos encontramos en la sociedad y no llegamos a comprender como es posible que hayan llegado a ese grado de ser tan difíciles, ya casi incorregibles. 

Los que hijos que son difíciles, normalmente también son difíciles en los estudios. Muchos maestros que no quieren enfrentarse a ellos, ni perder su tiempo y el de los demás con ellos, prefieren ningunearlos y olvidarse de que existen, Sobre todo si previamente se lo han advertido claramente a sus padres o a ellos mismos, según las edades y no han recibido una respuesta positiva. Incluso los maestros y entrenadores deportivos, reconociendo que son brillantes en algunas actividades escolares o deportivas, no los pueden poner a funcionar en equipos, puesto que son tan difíciles de tratar que hacen que los equipos fracasen. 

20 Características principales de los hijos difíciles: 

  1. Algunos son producto de la mala educación recibida de sus padres que les han llenado sus vidas de miedos injustificados, oscuros, enrevesados y sucios complejos de inferioridad, etc. Son productos de la transmisión de las inseguridades, fobias, manías, mal carácter y problemas sicológicos con los que sus padres se han criado y que cuando se han hecho mayores no han sabido eliminarlos. Hablan a sus hijos en un lenguaje impropio de sus edades físicas o mentales y eso les confunde y les vuelve raros y difíciles. Los hijos difíciles corrigen, suprimen, o curan su mala actitud cuando desaparecen los motivos que la originaron. Casi siempre los padres tienen una gran responsabilidad en la educación de los hijos difíciles.
  2. Con excepción de los que están enfermos, los otros tienen y ejercen una o varias de las siguientes características: Son huraños, maleducados, agresivos, intolerantes, quisquillosos, exagerados, maniáticos, envidiosos,  fanáticos, radicales, frenéticos, sabelotodos, irascibles, irritables, desabridos, avinagrados,  tienen complejos de inferioridad o superioridad, se ponen furiosos enseguida, son descontentadizos o poco tratables y prácticamente no se puede relacionarse o entenderse con ellos, sin hacer un gran esfuerzo. Con sus padres suelen tener el síndrome del “Pequeño Emperador”
  3. Suelen estar llenos de ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, auto-compasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.
  4. Contagian al resto de la familia y a todos con los que se relacionan. Nunca están conformes con nada. Son difíciles de tratar en la familia y en la sociedad, incluso cuando en la familia hay un buen deseo traducido en la mejor forma de ayudar o colaborar para que dejen de ser difíciles.
  5. Nunca tienen ni demuestran bondad, alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe. La antítesis de las personas difíciles es que sean: Sencillas, francas, llanas, simples, fáciles, accesibles asequibles, claras, cómodas, llevaderas, comprensibles, factibles, dóciles, manejables, disciplinadas, etc.
  6. Llevan un comportamiento errático según estén en la casa, en la escuela o con los amigos. Pretender demostrar que dominan su situación de difícil y que pueden cambiar de actitud cuando ellos quieren, según sea su interlocutor. Así mandan los mensajes a las personas ostentando su poder de autoridad y despotismo sobre los demás.   
  7. No miden las consecuencias de lo que hacen ni de lo que no hacen, teniendo obligación de hacerlo. Lo mismo les da estar horas seguidas encerrados en si mismos y sin hablar ni jugar a nada, tener una conducta impulsiva y atropellada, o hacer muchas cosas sin pensar en lo que tienen que hacer ni decir, incluso aunque estén en sitios o con personas donde deben medir su comportamiento.
  8. No se adaptan al medio donde se tiene que desenvolver, ni en la familia, ni en la escuela, ni con los amigos. Por lo tanto el medio tampoco se adapta a ellos y rápidamente se cansan o hastían de estar en los sitios y con las personas. 
  9. No se dan cuenta o no se la quieren dar, de su mala conducta. En su fuero interno creen que los demás son los que les provocan y desencadenan su desagradable situación de hostilidad y agresión, aunque la mayoría de las veces sean ellos los provocadores.
  10. Por su carácter insaciablemente caprichoso y difícil, se sienten aislados de su entorno, familiar, escolar y social, debido a que casi nadie los acepta como son. Por sus rarezas nadie quiere estar ni compartir con ellos.
  11. Pretenden resaltar su forma de ser difíciles y sobresalir de los demás, teniendo una actitud e imagen personal muy especial, tanto en sus vestimentas, peinados, maquillajes, pinturas, colgantes, incrustaciones, tatuajes, etc. como en su comportamiento interior y exterior.
  12. Son de muy difícil satisfacción. Su conducta siempre es negativa y no tiene límites en ningún aspecto. Lloran muy fácilmente sin motivos aparentes. Siempre y con todo están insatisfechos. Enseguida pasan del juego a la violencia y al revés sin ninguna razón. Son de comportamiento descontrolado y voluble. Sin tener permiso ni amistad suficiente, se inmiscuye en temas privados que no le corresponden.
  13. Suelen ser transparentes precisamente por que son difíciles. Ya se sabe de antemano que si pueden, nos van a hacer la vida imposible. Lo único que queda es detectarlos a tiempo y tomar las medidas necesarias para sufrirlos, ignorarlos o intentar corregirlos.
  14. Están desorientados, si sus padres también lo están y estos no saben o no pueden encontrar la forma para relacionarse con un hijo difícil, lo que produce severos desencuentros y aislamientos cada vez mayores entre ambos.
  15. No son felices aunque tengan todos los bienes materiales a su alcance, no paran de exigir más. Incluso con grandes medios a su disposición suspenden los estudios, maltratan o faltan el respeto a los profesores, son expulsados de los colegios, abusan con agresividad física y verbal de todos los que pueden por ser más débiles, incluso de los padres, hermanos u otros familiares.
  16. No miden las consecuencias de lo que hacen, ni los riesgos que toman cuando quieren hacer algo, solamente quieren obtener satisfacciones y premios. Dan mucha más importancia al placer que a sus probables implicaciones negativas. Creen que viven en una sociedad donde solamente se premia al que tiene éxito, conseguido al precio que sea. Sus héroes suelen ser los marginados de la sociedad.
  17. No demuestran ningún interés por el esfuerzo para conseguir algo o por el trabajo bien hecho, sea obligatorio o voluntario en la familia, escuela o sociedad. Aplican la ley del mínimo esfuerzo y la exigencia de derechos, pero sin asumir obligaciones. Consideran que las virtudes y valores humanos que conforman la vida positivas, como el hablar, convencer, dialogar y respetar a los familiares, amigos y profesores no son más que ideas ya caducas.
  18. Los hijos difíciles suelen juntarse con otros hijos difíciles que también se oponen a cualquier tipo de normas que les imponga la familia, la escuela o la sociedad. Se juntan con otros que sean caprichosos, que no tengan respeto por nadie, que no tengan límites en sus actuaciones, que sean malos estudiantes, que tengan muchos derechos y pocas responsabilidades. etc.
  19. Los hijos difíciles están siempre a la defensiva, e insisten en que saben más que nadie. No están acostumbrados a que les lleven la contraria. Presumen de tener una manera muy directa de decir las cosas y hablan sentenciando y enfadándose, no pueden o no quieren evitarlo. No se puede dialogar, comentar y mucho menos discutir con ellos, pretenden continuamente dominar a los padres hasta aburrirlos o destruirlos. Amargan la existencia de todos los que tienen alrededor, haciéndoles sentir mal, culpables, tristes. Solamente dejan de hacerlo cuando sienten que no pueden dominar, entonces a lo mejor cambian un poco. Nunca hacen una lista de sus puntos positivos y de sus puntos negativos, ni de sus fortalezas y debilidades.
  20. Los hijos difíciles, casi siempre están indignados consigo mismo, no se dan cuenta que el estado de bienestar familiar que tienen, es muy costoso para sus padres. No les importa el esfuerzo, el trabajo y la calidad de vida de sus padres. Sólo quieren: Que me den y que me den, sin dar ellos nada a cambio. No soportan cualquier intento de reprimir la sobreprotección de la “mamitis” o “papitis” si los padres no les satisfacen todos sus caprichos. Esto les genera instantáneamente un berrinche conocido como “síndrome de abstinencia parental”. Entonces se vuelven más difíciles todavía, porque no quieren, no pueden o no les permiten cortar el «cordón umbilical» 

17 Consejos sobre cómo tratar a los hijos difíciles:  

  1. Apoyarles con mucho amor y entendimiento, teniendo una mente abierta y un corazón sano. Cuanto más difíciles sean, más énfasis tienen que poner en esos puntos para intentar reconducirlos a una situación normal de convivencia en la familia y en la sociedad. Que sepan que sus padres están a su lado en todo momento, por muy difíciles que sean sus caracteres.
  2. Convencerles que deben aceptar la política familiar de “cero tolerancia” a las drogas, alcohol, sexo fuera del matrimonio, horarios, respeto, educación, etc. También deben aceptar la revisión frecuente de sus pertenencias, mochila, bolsillos, habitación, teléfono, pantallas electrónicas, redes sociales, etc. y que si aparece algo anormal, se comente frente a la evidencia.
  3. Darles el espacio familiar que les vaya correspondiendo en relación con su edad física y mental, no tratarles por debajo de esa edad. Antes de hablarles escuchen bien y con mucha atención y cariño lo que ellos les quieren decir.  Hay que escucharles lo que quieren decir, más que lo que dicen, principalmente sobre ellos mismo y sobre la forma en la que los padres les tratan. Los hijos difíciles algunas veces quieren decir una cosa pero dicen otra, pues no son lo suficientemente maduros como para expresar lo que quieren decir. Los padres no tienen porque estar de acuerdo con lo que les digan sus hijos, algunas veces preguntan solamente por tantear opiniones sobre lo que están haciendo, van a hacer o están pidiendo consejos para ese montón de ideas que como jóvenes emergentes les bulle en la mente.
  4. Enseñarles y fomentar que sepan dar su opinión, pero siempre con respeto, tanto por parte de los padres a los hijos, como de los hijos a los padres y a los otros familiares.
  5. Escucharles con mucha atención. Los hijos difíciles, suelen ser el resultado de padres difíciles, que tampoco han escuchado, ni escuchan a quien deben hacerlo. Los hijos difíciles siempre creen que están preparados para enfrentarse sistemáticamente a los padres, maestros y a la sociedad.
  6. Evitar poner etiquetas negativas, peyorativas o despectivas a sus hijos difíciles, pues no arreglan nada y lo único que se consigue es que el hijo se rebele más y los encontronazos sean peores y más frecuentes.
  7. Hablarles de los privilegios que tienen por pertenecer a la familia, haciéndoles ver que algunos de estos privilegios no son derechos y que por lo tanto los privilegios se pueden perder por el mal comportamiento o por la irresponsabilidad de sus actos.
  8. Hacerles comprender que no pueden romper las reglas de la familia ni de la sociedad, por muy contrarios que sean a esas normas, pues tendrá consecuencias graves y en algunos casos irreversibles. Algunas reglas sobre horarios, comportamientos, educación, orden, disciplina, etc., según las edades físicas y mentales, pueden ser negociadas y en su caso modificadas.
  9. Inculcarles el sentimiento de pertenencia a la familia, por muy difíciles que sean, fomentándoles su identidad personal y grupal, para que se sientan valiosos, necesarios y responsables.
  10. Manteniéndose firmes en las decisiones. Que el sí de los padres sea sí y que su no sea no. Pero siempre dejando la puerta abierta para las posibles negociaciones razonables. Los hijos difíciles tienen que saber que en la familia hay unas jerarquías, que no somos todos iguales, pues tampoco las responsabilidades son las mismas. Siempre tenga una buena confianza en sus hijos para demostrarles que esperan que las cosas las hagan bien.
  11. Persuadirles que pertenecer a la familia conlleva derechos y obligaciones y una de ellas es aprovechar los estudios, lo cual es una de las muchas formas de medir el esfuerzo realizado. Si los padres no se mantienen firmes en hacer obedecer las normas de obligado cumplimiento y no negociables, los hijos difíciles pueden hacer un infierno de la casa, para ellos y para el resto de la familia. Además la sociedad no perdona nunca como podría hacerlo un padre.
  12. Ponerse en la situación de su hijo difícil y pensar como le gustaría ser tratado por sus propios padres. Aceptando la dificultad de igualar las situaciones pues las experiencias personales, debido a los años y cambios en la sociedad lo han podido hacer que sea difícil.
  13. Prevenir la actitud de los hijos difíciles y no dejar pasar sus primeros síntomas sin las correcciones oportunas, para que no vayan creciendo en cantidad ni en intensidad, evitando que los problemas se vuelvan crónicos. 
  14. Educar a los hijos con el propio ejemplo en la práctica de las virtudes y valores humanos, aun a sabiendas de que la sociedad va en la dirección opuesta y que existe una doble moralidad: La de exigir los valores, pero no practicarlos y la de castigar el consumismo con el insostenible endeudamiento, pero fomentar el consumo a ultranza. Ahí es donde también se hacen los hijos difíciles, en ese dualismo contrapuesto.
  15. Es muy práctico para los padres aprender a manejar las habilidades, técnicas y herramientas necearías para aumentar el conocimiento de cómo educar a los hijos difíciles, pues si mejoran el estilo de educarles, los hijos aprenden mucho antes lo que tienen que hacer y no hacer. No olvidándose que las posibles llamadas de atención y correcciones deben ser inmediatamente hechas y siempre dentro del hogar.
  16. Educarles desde muy pequeños con costumbres para que posteriormente se conviertan en hábitos y estos en virtudes y valores humanos. Enseñarles que la vida comprende derechos, obligaciones, responsabilidades, consecuencias buenas y malas, sufrimientos, alegrías, premios y castigos, triunfos y fracasos, etc.
  17. Nunca deberán tratar a los hijos difíciles gritando, amenazando, con violencia física o de manera desesperada, pues esto suele ser derivado de que los padres se sienten a priori derrotados, ineficaces y manipulados. Los padres tienen que aprender, aunque nada más sea las mínimas reglas de comunicación positiva, si es que quieren sacar resultados provechosos para ambas partes. Tienen que aprender lo que deben hacer, lo que no den hacer y cómo lo deben aplicar a cada uno de sus hijos. 

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Hijos, 31 situaciones para tener miedo a los padres

ESCUELA PARA PADRES 

Hijos, 31 situaciones para tener miedo a los padres  

  • 40 Preguntas que como hijo debo hacerme
  • 31 Situaciones para tener miedo a los padres

 1,903 Palabras. Tiempo de lectura 7:00 minutos


            Los hijos tienen que querer mucho a sus padres,
puesto que son los que les han dado la vida, les mantienen, les educan y les guían. Es un querer que se lleva genéticamente impreso en el cuerpo. Pero a medida que van creciendo, deben ir analizando la forma en la que se están criando, dentro y fuera de la familia. Analizando los posibles agujeros negros de su educación. No pueden esperar a que un día los padres, les pidan perdón por haberles educado mal, tienen que dialogar mucho con los padres. (Leer artículo)  Pedir perdón a los hijos por haberlos educado mal

Es posible que los hijos cuando son pequeños, no se den cuenta si no reciben una buena educación. Pero tienen que estar muy alertas los llamados “adultos emergentes” o sea, jóvenes de 14 a 23 años, que saben como se están comportando ellos, en el terreno educativo, familiar, social y moral y religiosa.

 No escribo sobre el miedo físico a las agresiones del cuerpo, me refiero al miedo a ser mal educado y por lo tanto, a tener muchas probabilidades a convertirse en un perdedor de por vida. La sociedad cada vez está exigiendo más y mejor educación escolar, familiar, social, moral y religiosa, a los jóvenes que aspiran a querer trabajar. Y todavía mucho más a los que pretenden ser empresarios. Aunque hoy en día como está la situación, es mucho más fácil poner un negocio que encontrar un empleo, además que el riesgo a perder el empleo, es mucho más elevado, que el riesgo de perder un negocio.

Hijos, no tengan reparo en decir a sus padres, que se sienten con miedo hacia ellos, porque ven que no les están educando bien. Claro que eso les va a costar asumir, y no les gustará, que puede haber modificaciones de conductas educativas en sus padres. Pero a lo mejor, esa reclamación, hace que las cosas cambien y que se fijen más, en la educación que ofrecen.

 Hijos, no crean que porque los padres no les eduquen con seriedad, amor y disciplina y os dejen hacer lo que queráis, es porque os quieren más, vais a ser mas felices y a vivir mucho mejor. Al contrario, vais a sufrir las consecuencias de esa falta de educación, protección y aprendizaje, que todos los hijos necesitan de sus padres, además terminareis sin poder conocer y practicar las virtudes y valores humanos, que tanta falta hacen en la educación.

 Hijos, si vuestros padres os riñen, llaman la atención u os castigan, no es ninguna razón para tenerles miedo, puesto que lo están haciendo por vuestro bien. Tener miedo de ellos, cuando pasen olímpicamente de vuestro comportamiento. Cuando no se preocupan de vosotros, es cuando tenéis que tener miedo y averiguar los motivos, para en su caso, tomar las medidas correspondientes. Es cuando os están echando a las patas de los caballos de la sociedad, que os coceará hasta dejaros maltrechos o inútiles.

Hijos, no tengáis miedo en preguntar o cuestionar a vuestros padres, con mucho respeto y positivamente, por la falta de educación que os dan o por el abandono o excesivo consentimiento en que os tienen. No es cuestión de enfrentarse, es cuestión de enterarse de los motivos, para en su caso, intentar poner los remedios correspondientes.

40 Preguntas que como hijo, debo hacerme: 

  • 10 cosas que debo y puedo hacer, para que mis padres se preocupen de educarme y no dejarme estar a la deriva y hacer lo que yo quiera.
  • 10 cosas que no debo hacer, para que mis padres se preocupen de educarme y no dejarme estar a la deriva y hacer lo que yo quiera.
  • 10 cosas que deberían hacer mis padres, para que yo me sintiera bien protegido con la educación, que mis padres tiene la obligación de darme.
  • 10 cosas que podemos hacer juntos, para que yo pierda el miedo a mis padres, porque no quieren, no saben o no pueden educarme. 

31 Situaciones para tener miedo a los padres: 

  1. Si cuando los padres se ponen inmediatamente a vuestro favor, porque alguien os ha llamado la atención, por algún hecho mal realizado, con independencia de saber, cual es la realidad. Incluso cuando se enfrentan al maestro o al que os llamado la atención.
  2. Si en la pubertad, adolescencia o juventud emergente, os facilitan o permiten métodos anticonceptivos como pastillas, anticonceptivas, píldoras del día después, sistemas intrauterinos, preservativos, vacunas contra el HPV (Virus del Papiloma Humano), etc., mandándoos el mensaje de la permisividad de las relaciones sexuales, homosexuales y lesbiánicas, o consienten que mantengáis relaciones sexuales prematrimoniales, sin aconsejaros sobre los peligros, físicos, morales y sociales que conllevan.
  3. Si en vuestra presencia mantienen conversaciones o actos impropios, de que conozcáis a vuestra edad, bien sean familiares o sociales.
  4. Si entendéis que el mayor y más importante argumento de la educación que recibís, de vuestros padres, es que seáis felices, y hagáis las cosas porque ellos no las pudieron hacer, habiéndose olvidado, que la felicidad no se adquiere con concesiones caprichosas, sino enseñando las virtudes y valores humanos, basados en un buen ejemplo, un mayor esfuerzo y una buena educación.
  5. Si es que hay injustificadas preferencias o discriminaciones, a alguien de la familia, que os hace difícil la vida, pues eso puede ser un principio de rechazo o rotura familiar.
  6. Si es que os insultan, agreden o faltan al respeto sistemáticamente, demostrando una prepotencia impropia de la paternidad, eso puede hacer cambiar para siempre vuestros hábitos de conducta, para con vuestros, otros familiares, amigos o con la sociedad.
  7. Si los problemas y actitudes matrimoniales como la violencia, la infidelidad, el despilfarro, la falta de atención a la familia, etc. están sirviendo de mal ejemplo en vuestro educación.
  8. Si no os hablan, ni educan ni dan ejemplo en las virtudes y valores humanos.
  9. Si no se preocupan a donde vais, en horas escolares o en vuestro tiempo libre.
  10. Si no se preocupan de la hora de vuestra llegada a la casa, ni del estado físico, ni olores que traéis.
  11. Si no se preocupan de las personas con las que continuamente habláis, por los medios actuales de comunicación: Chats, Twitter, Facebook, para que os alejéis de los depredadores y corruptores sexuales.
  12. Si no se preocupan de lo que leéis, veis en el Internet, en los videojuegos o en las otras pantallas electrónicas.
  13. Si no se preocupan de revisar periódicamente y a fondo, vuestras habitaciones, mochilas, carteras, etc. en busca de indicios o pruebas de los malos caminos, por los que, quizá, podáis estar circulando.
  14. Si no se preocupan de vuestros resultados escolares, religiosos o sociales.
  15. Si no se preocupan o no quieren darse cuenta, de los pequeños robos que podáis hacer en la propia casa, a vuestros compañeros o en las tiendas.
  16. Si os consienten hacer lo que queréis, cuando queréis, donde queréis y como queréis, máxime si os está perjudicando, sin llamaros la atención y corregiros.
  17. Si os dan, sin ningún control, todo el dinero que queráis para gastar en vuestros caprichos.
  18. Si os facilitan métodos anticonceptivos, para que podáis tener una vida llena de sexo antes del matrimonio, u os están educando con una excesiva permisividad en vuestras relaciones sexuales.
  19. Si os permitan ejercer de personas difíciles, por vuestra propia voluntad, como estilo continuo de comportamiento, haciendo la vida imposible a otras personas, en la familia o en la sociedad.
  20. Si os permiten hacer todo lo que queráis, alegando que es vuestra libertad, la moda de la vida actual y que todos los jóvenes lo hacen.
  21. Si os permiten la práctica excesiva de gimnasia, ejercicios o deportes, inapropiados para vuestra edad y condiciones, alegando que todos lo hacen o que así, os sentís bien.
  22. Si os permiten o facilitan las comidas desbalanceadas saludablemente, que os puedan llegar a producir vigorexia, anorexia, bulimia, ortoexia, diabetes, colesterol, etc., permitiéndoos comer lo que queréis, cuando queréis y donde queréis, como si la comida en la familia fuera un buffet o un restaurante de comida a la carta y si os permiten dejar de sobra lo que queréis, en cantidad y componentes, incluso cuando cada uno se ha servios en el plato lo que quería, sin concienciaros con el hambre de otras personas.
  23. Si os permiten tener las amistades que vosotros queréis, aunque sean tóxicas, pero los padres, sabiéndolo o no, no quieran preocuparse por evitarlo.
  24. Si os permiten vestiros y tener actitudes, sin ningún tipo de decoro o decencia y no impiden, que estéis provocando a vuestros compañeros o incluso otras personas mayores. Vestimentas y conductas que pueden marcar el carácter y la fama para toda la vida.
  25. Si permiten que no vayáis al medico, ante los primeros síntomas de vuestras enfermedades.
  26. Si permiten que os inicies el consume de drogas, blandas o duras, como es el tabaco, el alcohol, la marihuana, los esteroides, etc.
  27. Si permiten que podáis tratar mal o faltar el respeto a los padres, abuelos u otras personas mayores, familiares o no. Cada mala conducta, puede producir un hábito que termine en un vicio o en un estado de agresividad o violencia continua.
  28. Si permiten que tratéis mal o despectivamente, a las personas que por obligación tienen que atenderos: parientes, empleados propios, maestros, camareros, etc.
  29. Si se dejen conquistar con una falsa sonrisa, para daros lo que queráis, aunque no os convenga o incluso, sea un mal ejemplo para el resto de la familia.
  30. Si ven que tratáis mal a otros hermanos, familiares o amigos o dais mal ejemplo, y hacen la vista gorda, no prohibiéndolo inmediatamente.
  31. Si voluntaria o involuntariamente, os dan una sobreprotección que os coarta las alas de vuestra propia y lógica libertad, impidiendo que crezcáis más. 

Padres, examinen las anteriores 31 cuestiones, por si están cometiendo, voluntaria o involuntariamente, alguna omisión en el cumplimiento de sus obligaciones, ineludibles e intransferibles, de educar a sus hijos. Si analizan bien sus puntos débiles, siempre estarán a tiempo de corregir la situación. No tengan miedo, tengan la fortaleza de comentarlo con sus hijos, dependiendo de sus edades físicas y mentales. Que no quede por no haberles preguntado y dialogado, si tienen miedo de sus padres. Es muy posible que puedan llegar a acuerdos, para quitarles o prevenirles de sus posibles miedos.  

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Los objetivos de esta escuela virtual son: Educar a los padres para que con su ejemplo y conocimientos de las virtudes y valores humanos puedan educar a sus hijos. Enseñar como educar a los hijos. Que los padres aprendan a vivir un armonioso, fecundo y largo matrimonio. Tender un puente entre la educación familiar y la Fe.

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