Becas para universitarios injustas y préstamos justos


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Becas para universitarios injustas y préstamos justos

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Muchos padres no estarán de acuerdo con este artículo, porque suena utópico, pero hoy estamos llenos de cosas que funcionan muy bien y que en su día fueron utópicas. Las utopías se convirtieron en realidades, porque hubo creadores de opinión, que lucharon para hacerlas reales. Poco a poco ya se está creando opinión, sobre esta manifiesta injusticia de las becas gratuitas, concedidas sin ninguna contrapartida. 

Los padres tienen que enseñar a sus hijos los verdaderos conceptos de la virtud de la justicia, aplicada a las actividades de cada día. Las becas gratuitas universitarias, no son para fomentar la igualdad, son para perpetuar la injusticia entre los que las disfrutan y los que no pueden acceder a estudiar, porque no las consiguen e incluso, no tienen acceso a los préstamos con intereses razonables, pero con devolución a su vencimiento. Si hubiera esos prestamos para estudiantes, habría justicia equitativa de oportunidades. Las injusticias no hay que decirlas, hay que gritarlas, para que todo el mundo se entere y no diga “yo no sabía”. Es muy difícil tener una idea clara de lo que es la justicia y además, practicarla como virtud. 

La mayoría de los padres consultados, con hijos en edad universitaria coinciden, por egoísmo, en que no les importa la injusticia de las becas gratuitas. Lo que quieren es que a toda costa, el gobierno, las organizaciones o las empresas, den a sus hijos becas gratuitas y sin ninguna contraprestación posterior. A muy pocos les parece bien suprimir las becas gratuitas para sus hijos, incluso aunque no tengan ninguna posibilidad de que se las concedan. Son muchos años de atavismo sobre el «me den, me den», a cambio de nada. “A cuánto tocamos, sin poner nada”. “Lo mío, mío, lo de los demás, a medias”. Muy pocas personas hablan de que hay cosas buenas, pero que son injustas. Tampoco hablan de recibir caridades a cambio de devolver algo. Egoístamente quieren que la beca incluya los costos de la universidad, de los libros, dormitorios, comidas, gastos diarios, viajes, etc. y que todavía les quede algo de dinero, para gastar en sus apetencias. 

Muchos padres quieren que con el dinero de todos, obtenido a través de los impuestos, les liberen a ellos y a los propios hijos, de la obligación de invertir en educación. Si hay estudiantes, que por muchas razones no pueden acceder a las becas, no les importa. Los padres quieren por encima de todo, que les den las becas a sus hijos, y que no tengan la obligación de devolver el recibido, para que otros alumnos puedan estudiar. 

Hay que entender lo que es una cosa buena, pero injusta. Se deben hacer cosas buenas y además justas, como son los préstamos para cubrir todos los gastos relacionados con los estudios, siempre que estén condicionados a devolverlos con los intereses, a partir de que obtengan los primeros ingresos profesionales o que dejen de estudiar. 

Ya han pasado los tiempos en que el Papá Estado, con el dinero de los contribuyentes, las empresas con el de sus accionistas, las organizaciones con los donativos recibidos, subvencionen los gastos de los estudios de algunas minorías. Algunos argumentan que todo el mundo u organización, tiene la plena libertad de hacer con su dinero lo que considere oportuno, siempre que no vaya en contra de la ley. Pero se les olvida reconocer, que caridad tiene que ir de la mano de la justicia, y si la caridad no conlleva la justicia, no es una caridad perfecta, que es la que los padres tienen que intentar practicar. 

Ha llegado la época de ampliar las posibilidades, de que muchas más personas estudien y no solamente unos privilegiados. También ha paso el tiempo de que, los papás paguen los estudios universitarios, para que los hijos se olviden de quienes se los pagaron y derrochen sus futuros ingresos, sin acordarse de devolver a los que les pagaron los estudios el importe de las becas. Cada vez es más difícil decirle al estado o a los papás, que paguen algo que la mayoría de los estudiantes, no aprecian lo que les dan, lo consideran un derecho merecido o exigido y que además, no quieren devolver nada a quien se lo ha dado. Los valores y las virtudes, también se aprenden cuando hay que apretarse el cinturón, mucho más que cuando se vive de la «mamandurria». 

Los hijos saben que si les dan una beca y no terminan los estudios, no tienen que devolver ninguna cantidad y ese tiempo que han pasado en la universidad, se quedará en su propio beneficio. Si en lugar de recibir becas, recibieran préstamos, tendrían que devolverlos y eso no lo quieren. 

Es una injusticia obtener una beca gratuita, porque se ha sacado mejores notas que otros, sin haber tenido en cuenta, que el esfuerzo haya podido ser menor, por la capacidad intelectual, las horas que ha podido dedicar a estudiar a tiempo completo, al no tener que trabajar durante el día y estudiar por la noche, el haber podido disponer de medios extraordinarios como colegios especiales, tutores, profesores privados, libros, elementos, ambientes extraordinarios, etc. Obtenerla porque el color de la piel es diferente a la de otros, por ser originario de una nación o región determinada, que tiene poca representación en determinados colectivos, por ser del sexo con menor participación en el colectivo o porque hayan dictado una ley, para integrar artificialmente a personas de diferentes características, para poder completar cifras, etc. 

Todas las ventajas discriminatorias, hacen que las becas gratuitas sean totalmente injustas, cuando otras personas han hecho muchísimo mas esfuerzo en obtener buenas notas, pero sus condicionantes, físicos, mentales, sociales o económicos, han sido mucho peores, ya que incluso han tenido que ponerse a trabajar, en lugar de estudiar. Se tiene que evitar que las becas gratuitas se repartan, siempre entre determinados colectivos, para que puedan mantener un estatus de superioridad o que sean, como pagos de la sociedad para compensar otras injusticias, creando mayores injusticias. 

Es injusto conceder becas gratuitas por motivos de razas, minorías, grupos sociales especiales, antecedentes familiares, etc. ya que eso desmotiva los esfuerzos, puesto que saben, que por tener esas características, tienen muchas mas probabilidades de que les den determinadas becas gratuitas. Esta situación está relacionada con la ley de “Acción Afirmativa”, que permite a determinadas minorías, obtener privilegios en cupos o posiciones, quitándoles las plazas de estudios o los ascensos profesionales, a otros que no pertenecen a determinadas minorías. Eso también es injusto. 

Dicen que todos somos iguales, menos cuando se trata de recibir una beca gratuita. Entonces se quiere aprovechar las diferencias en beneficio propio, aunque sea en perjuicio de los demás. Eso también es injusto. 

Si a estas minorías, les concedieran prestamos para sus estudios universitarios, pero condicionados a tener que devolverlos, después de terminados los estudios o en el caso de que abandonaran los estudios, ya tendrían mas cuidado, en aprovechar las oportunidades que les han dado al recibir los prestamos. Si no tienen que devolver lo que les han dado, el interés de terminar los estudios es mucho menor, puesto que lo que no cuesta, no se valora o se valora mucho menos. 

Cuando terminan sus estudios y los becados se ponen a trabajar, no tienen ningún reparo en cobrar tarifas muy altas, además es su derecho, incluso a los personas que con sus impuestos, hicieron posible que les concedieron las becas gratuitas. Aquí también se manifiesta la injusticia, porque no devuelven nada a la sociedad, que permitió que pudieran estudiar. Algunas universidades rebajan considerablemente la deuda de sus alumnos, si estos una vez terminados sus estudios, se dedican a trabajar durante unos años, normalmente con bajos sueldos, en determinadas organizaciones no lucrativas, que defienden a los pobres, desfavorecidos, los oprimidos, el medio ambiente u otras causas. 

Con el dinero dedicado a subvencionar becas gratuitas, que nunca se devuelve, se puede organizar un sistema de préstamos, con devolución obligatoria, incluyendo los intereses y perfectamente documentada con colaterales, avalistas o pagarés, que los hijos mayores de 18 años pueden firmar y comprometerse a devolver, para que todos los que quieran estudiar en la universidad, tengan el dinero suficiente para poder hacerlo. Con ellos se construye una cadena de solidaridad, donde los antiguos alumnos ayudan a los actuales, que a su vez ayudarán a los futuros.

Los estudiantes tienen que dedicar «las 24 horas» a estudiar, sacar buenas notas y cuando hayan terminados los estudios, empezar a devolver el préstamo. No tener que trabajar a tiempo completo o a tiempo parcial, mientras se estudia, para sufragar los gastos de los estudios. Dios les ha dado los «talentos» para poder hacerlo y tienen que aprovecharlos al máximo. Durante los años de la universidad, dedicación plena, después ya llegará el tiempo de la cosecha y deberán pagar el precio, de la semilla que compraron. Es injusto cosechar con semilla ajena y no pagarla y que sirva para otro. 

La concesión de becas gratuitas suelen conllevar, grandes injusticias en las formas de adjudicación, al desconocer el fondo y la forma de la obtención de los meritos o la ausencia de ellos. Incluso produce fuertes frustraciones para toda la vida, envidias, discriminaciones negativas y positivas, dependencias, etc. 

Algunos alumnos cobran la beca, terminan la carrera y después se olvidan de devolver a la sociedad, parte de lo que han ganado, para que otros puedan hacer los estudios. La mayoría se pone en una situación de superioridad económica, frente a los menos afortunados. 

No es una cuestión de premiar el mayor esfuerzo, la mejor dedicación o la mejor inteligencia de los estudiantes. Muchas veces estos factores, llevan agregadas situaciones que no son comparables con otros. Es injusto premiar con una beca a un estudiante que ha sacado mejores notas, debido a que ha tenido mas medios para estudiar y mejores condiciones de tiempo, dinero y oportunidad, pues no ha tenido que trabajar y estudiar a tiempo parcial, por lo que ha dedicado todo su tiempo a estudiar, por eso ha sacado mejores notas o porque es mas inteligente y necesita menos esfuerzo en el estudio. 

El sistema de las becas gratuitas es profundamente injusto, porque con el dinero de todos se sufraga el acceso universitario solo a aquella parte de la población, que entre otras cosas, pueden estar sin tener que trabajar durante 4, 5 o más años. Sería también mucho más racional, adecuar los costos de la enseñaza a la realidad, ya que normalmente está subvencionada por los gobiernos u otras organizaciones. Hay que ampliar muchísimo el número de préstamos y su devolución, de manera que nadie, con posibilidades de estudios y que quiera hacerlos, no los pueda hacer por problemas económicos. Esto sería mejor y más inclusivo, además que estimularía la excelencia y resultaría más justo. 

Todos los aspirantes a alumnos, que quisieran cursar estudios universitarios, que crean que tienen el deseo, las cualidades y aptitudes para poder estudiar,  deberían tener las mismas oportunidad de acceso a los préstamos estudiantiles, pagaderos después de terminados los estudios. Endeudándose con estos préstamos valorarían mucho mejor el privilegio de poder estudiar. 

Los préstamos a estudiantes tendrían que ser suficientes para cubrir todos los gastos directos e indirectos, que conlleven los estudios y las actividades complementarias, que ayuden a la formación en la profesión. Si el alumno no puede o no quiere cumplir con los necesarios requisitos académicos y personales, tendría que dejar de estudiar, pero con la misma obligación de devolver el dinero percibido. 

Los alumnos tendrían que pagar directamente los costos totales de los estudios, que ahora están subvencionados por los impuestos de todos, incluso de los que no estudian porque no puede, pero tienen que pagar parte de los estudios de los que si pueden estudiar. Obteniendo prestamos tendrían que tener mejor y más aprovechamiento, más seriedad en las clases, más asistencia y menos ausencias, más horas dedicadas al estudio, menos huelgas, en resumen más esfuerzo para estudiar y mejor utilización y aprovechamiento de los medios que la sociedad pone a disposición de los alumnos. 

Próximo artículo: La virtud de la justicia, explicada a los hijos. 

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