La ira en los hijos, en los padres y en la familia. Virtudes y valores para controlarla y evitarla


ESCUELA PARA PADRES

 La ira en los hijos, en los padres y en la familia. Virtudes y valores para controlarla y evitarla  

  • 26 Consejos para controlar y eliminar la ira en los hijos, padres y familia. Dígales y dígase. 

2,461 Palabras. Tiempo de lectura 9:00 minutos 

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La ira es el pecado capital del espíritu, que expresa la pasión del alma, causando una grave indignación y enojo, produciendo un peligroso y severo apetito del deseo de venganza, empleando la furia o la violencia, demostrándola con actos de saña, encono o venganza. El pecado de la ira se produce, al expresarse el odio acumulado. Los iracundos pierden el control de si mismos, y engendran la dinámica de la espiral de la ira, la cual es el reflejo de la violencia, la furia y el enojo no controlado, que enloquece a las personas, por la falta de dominio de las situaciones personales o colectivas y les priva, del control de su consciencia, impidiéndoles ver, oír y razonar. De ahí, la expresión “Ciego y sordo de ira”. De nada sirve reconocerla, para eliminarla a través de ejercicios físicos o mentales, si no se tiene un firme arrepentimientos y propósito de la enmienda. 

Las principales virtudes y valores humanos, que los padres deben practicar e inculcar a sus hijo, para que no padezcan el pecado de la ira, ni se instale en sus mentes y actuaciones, o para contrarrestarla: Amabilidad, bondad, disciplina, caridad, compasión, conciencia, conformidad, control, cordialidad, cortesía, dialogo, disciplina, educación, ejemplo, ética, fe, generosidad, humildad, justicia, magnanimidad, misericordia, moderación, paciencia, perdón al prójimo, prudencia, rectitud, resignación, respeto, responsabilidad, sabiduría, sacrificio, serenidad, templanza, tolerancia, etc. 

Los iracundos son los que están dominados por la ira, y los irascibles son los que son propensos a ella. Algunos profesionales llaman a las acciones realizadas con ira: Arrebato, cólera, coraje, despecho, enojo, estallido, fiereza, furia, irritabilidad, odio, pasión, rabia, rencor, saña, vehemencia, venganza, violencia, etc. olvidándose que la ira, es el comportamiento en grado superlativo de todas estas definiciones. La ira puede provenir de realizar o sufrir situaciones graves y extremas como: Ambición, anhelo, ansia, apetencia, celos, codicia, desdeño, deseo desmedido, disgusto, emulación, envidia, incitación, inconformidad, resentimiento, rivalidad, etc. 

La ira produce un grave descontrol del organismo, que conlleva muchos problemas, incluso con la propia persona, o sus familiares y amigos, incluyendo a las personas que más se quiere. La obnubilación que produce, hace perder el propio control de los pensamientos y acciones, al impulsivamente agredir física o verbalmente a cualquiera. Cometer una injusticia, por dejándose dominar por la ira, es peor que sufrirla. 

La ira también es un pecado y un vicio, que atenta contra la salud y que se puede ir incrementando, si no se intenta curarlo o eliminarlo. Como en todos los vicios, reconocer que existe y querer suprimirlo, es el primer paso. Después vendrán los objetivos que se quieran conseguir, los procedimientos para realizarlo y los controles para medir el progreso. Pueden ser ejercicios físicos, mentales o espirituales, pero todos hay que trabajarlos, pues la ira está acompañada de alteraciones psicológicas y biológicas, tanto en el nivel de hormonas, de energía, de adrenalina, etc. como en la elevación de la frecuencia cardiaca y la presión arterial. 

26 Consejos para controlar y eliminar los momentos de ira de los hijos y sus consecuencias. Dígales y dígase: 

  1. Que hablen lentamente para que puedan, primero pensar y después hablar, del cerebro a la boca y no al revés. O que si pueden, vayan pensando mientras hablan.
  2. Que disminuyan el ritmo de su respiración, evitando la hiperventilación, para que no se sofoquen, en lo que quieren decir, pues los signos externos de la cara crispada o sanguinolenta, hinchadas las venas del cuello y vociferando, delatan su ira.
  3. Que beban un poco de agua, pudiendo utilizar también esos minutos, como reflexión de lo que están diciendo, cómo está actuando y cómo pueden terminar con su ira.
  4. Que se sienten o recuesten si es posible, para que su mensaje corporal, disminuirá más en agresividad.
  5. Que se tranquilicen, y a poder ser guardando silencio, o contando hasta 10 antes de hablar, aunque le salten las palabras de la boca, para que en el fragor de la discusión, si está presidida por la ira, no digan cosas que después se tengan que arrepentir o asumir las consecuencias. La ira hace a las personas esclavas de sus palabras, negándoles la libertad de sus silencios.
  6. Que abandonen el lugar, donde se ha originado la situación que les produce la ira, para poder realizar algún tipo de ejercicio físico o gimnasia, de los recomendados para eliminar la mala energía física y mental, producida por la ira.
  7. Que analicen si están dispuestos a ejercer una determinada autodisciplina, de arrepentimiento y propósito de la enmienda, en cuanto les llegan los primeros indicios de la ira o de los problemas ocasionados por ella.
  8. Que apunten como terminó el estallido de ira y las consecuencias que les trajo, a ellos y a los otros implicados.
  9. Que apunten los días y horas en los que estalló su ira y las personas o situaciones que la motivaron.
  10. Que averigüen si la ira, les está llegando a ellos por una situación de personas o cosas ajenas e incontrolables, como un embotellamiento de trafico, una avería en cualquiera de las cosas que utilizamos, o si es por una situación en la que pueden tener control para modificarla, tal como un error propio, un problema personal, el recuerdo de hechos traumáticos, etc.
  11. Que calculen la profundidad y dolor de las heridas, causadas por palabras o hechos expresados con ira, al perder el control de si mismo, incluso muchas veces por circunstancias o cosas insignificantes, valorando si los daños producidos por la ira, son mayores que los motivos que la indujeron.
  12. Que comprueben periódicamente, si hay algún patrón de conducta en los días, horas, personas, motivos, consecuencias, etc.
  13. Que consideren qué otras alternativas tienen, positivas o negativas, para reaccionar ante las personas, hechos o cosas que les producen la ira.
  14. Que consideren si han decidido arrepentirse, de sus arrebatos de ira y cómo materializarán la verdadera intención de hacerlo.
  15. Que examinen cual es la causa real, que existe detrás de sus explosiones de ira, pues sabiéndolo, será mucho más fácil poner los medios para corregirla. ¿Será por la necesidad de recibir atención, respeto u otros beneficios? ¿Por satisfacer el “Yo”? ¿Por demostrar poder? ¿Por sadismo? ¿Para ejercer una venganza?
  16. Que piense con anticipación, en lo que les produce o alimenta la ira. Si es una cosa repetida, tienen que verla llegar, si la situación es nueva, preguntarse los motivos por los que empiezan a sentirse iracundos. Así podrán desarrollar estrategias, que la puedan eliminar y así no perder el control.
  17. Que piense si la ira les llega, por una manipulación externa o por una satisfacción interna.
  18. Que piensen en cómo ese estallido de ira, afecta a su vida y a las relaciones con los demás y si les ha hecho, o puede hacerles, perder el cariño y el respeto de las personas más queridas, hermanos, padres, familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.
  19. Que piensen si la ira les está controlando, o son ellos los que intentan controlar a la ira, para no dejarse arrastrar por ella.
  20. Que recapaciten si desfogar su ira, les ha servido para algo más, que para satisfacer su ego, sufrir su auto masoquismo, demostrar a su entorno su rebelión sin causa, el resentimiento y su auto corrosión interna.
  21. Qué reflexionen si verdaderamente quieren controlarse, para eliminar su pecado de ira, pues la ira produce más ira en los que la tienen, y en los que la tienen que sufrir.
  22. Que se pongan a rezar mentalmente, en el momento que comiencen los signos de llegada de la ira, tratando de modificar los malos pensamientos, o a realizar actividades físicas.
  23. Que traten de identificar cuales son las señales de aviso, indicativas de que la ira se está introduciendo en su mente. Por ejemplo: Sentirse tenso. Hablar más alto, más rápidamente, más agresivamente. Balbucear, Temblar la boca. No oír lo que le dicen. Crispar los puños. Sudor frío, etc.
  24. Que asistan como espectadores  a un juzgado juvenil, donde verán las grandes condenas que reciben algunos jóvenes iracundos o irascibles, similares a ellos, que se han dejado llevar por la ira y no se han dado cuenta, de que por ella han arruinado toda su vida.
  25. Que visiten un hospital de parapléjicos, provenientes de conductores de automóviles o motociclistas, que por dejarse llevar por la ira o el consumo de drogas legales o ilegales, se encuentran como vegetales para toda la vida.
  26. Hablen con la policía para que les expliquen, como la ira suele desembocar en situaciones gravísimas de delincuencia, como son los llamados «niños de la calle», las drogas, las pandillas y el reclutamiento para todo tipo de delincuencia organizada, terminando casi siempre en el hospital, la cárcel o el cementerio. 

Cómo sacar el mejor partido a la ira. Si puede prever o determinar el comienzo de los ataques de ira, podrá sacar partido de ella, haciendo que la ira trabaje en su beneficio. Si Vd. tiene un buen autocontrol, deberá saber que si domina esos primeros síntomas, le pueden servir de aviso, para que no siga adelante, ni se meta en problemas o enfermedades, que mas tarde o mas temprano, le van a perjudicar. La ira ciega la visión de la realidad y los iracundos, siempre salen perdiendo, por hacer las cosas bajo la ceguera de la ira. 

Si lleva un buen control escrito de sus ataques de ira, posteriormente podrá leer las anotaciones sobre los momentos, personas y motivos que le han producido la ira, para si es necesario evitarlos, huir de ellos, defenderse o enfrentarlos con inteligencia, frialdad y cordura, pero sin la pasión de la ira, que siempre le hará perder. 

La ira es una actitud predecible, que se nota interna y externamente de forma rápida, a medida que va subiendo su intensidad, ya que los iracundos, siempre responden de manera agresiva, pues es su forma natural e instintiva de expresarse. Aproveche los avisos de que le llega la ira, para que sean sus aliados y así le de tiempo a enfrentarse a ella o a las agresiones, amenazas, temores o  frustraciones externas. Permanentemente la vida nos depara sorpresas y aprendizajes difíciles de controlar, pero cuanto más nos acostumbremos a tomar decisiones enfrentando a la ira, más se desarrollarán nuestra creatividad y nuestra inteligencia. 

Es muy importante para los padres, cortar a tiempo cualquier inicio de berrinche, producido porque el hijo no ha conseguir lo que quiere. Los hijos no nacen con la adicción a la ira, es después cuando van aprendiendo a tenerla, sobre todo si ven que al ejercerla, pueden conseguir cosas que de otra forma no las conseguirían. Si los hijos observan que obtienen buenos resultados con los enojos, poco a poco irán cayendo en la adicción, al pecado de la ira. La ira se contagia si los hijos ven ejercerla a sus padres, contra ellos o contra el cónyuge. Entonces es seguro que ellos también terminarán ejerciendo la ira con sus hermanos, familiares o amigos. El pecado de la ira es una adicción, que si no se pone remedio al principio, es muy difícil disminuirla o eliminarla. 

El secreto de la buena educación familiar empieza, por hacerla sin ira. Para ello, los padres tienen que tener un perfecto autocontrol emocional, en las situaciones donde las fuertes impresiones, emociones e inquietudes, intenten sobrepasar su capacidad de aguante, principalmente en las discusiones con los hijos o con el otro cónyuge. Perder la paciencia y dejarse llevar por la ira, puede hacerles llegar demasiado lejos y a situaciones no deseables e irreversibles, totalmente antagónicas con la tan deseada armonía familia. 

Los padres nunca deben sentirse desbordados, desesperanzados, impacientes, intransigentes, agobiados ni frustrados por las situaciones, pues esas características, son como un campo abonado, para que la ira se instale en sus personas y la transmitan a sus hijos y cónyuge. Los hijos aprenden, sobre todo, con el ejemplo, por eso los padres deben ser los primeros en reprimir y auto educar su ira. Para contrarrestar esos sentimientos negativos, existen muchas técnicas y estrategias garantizadas por la práctica de las virtudes y valores humanos, que le permitirán fomentar el equilibrio de la propia seguridad, la confianza y el optimismo. 

La ira tiene muchas expresiones, incluyendo las que ofenden gravemente a Dios, las que producen un gran daño personal, aunque sea por masoquismo, las que actúan en contra del prójimo, de los padres, de los hijos, del cónyuge, de la familia, de la sociedad, etc. Siempre deja un mal sabor de boca, incluso después de tener que volver a donde se estaba, pero asumiendo las graves consecuencias de haberse dejado llevar por ella. Es mucho mejor dejar a que se pase el enfado, pues más se puede conseguir con miel que con hiel, generada por la ira. Las cosas se pueden decir y hacer de muchas maneras, la peor de todas es la que está subordinada, a los efectos de la ira. 

Algunas naciones, organizaciones o grupos, promueven la ira contra otros estados, contra sus propios conciudadanos o contra sus opositores, propugnando enfrentamientos étnicos, religiosos o políticos, declarando guerras injustas o desproporcionadas, contra otros países más débiles, para arrebatarles sus recursos naturales o territorios, incluso a través de la propaganda bélica, promoviendo la ira en sus súbditos, para que vayan a las guerras injustas. Un ejemplo son los llamados “Viernes de la ira”. Día de la semana, en el que se reúnen en la plaza principal, los ciudadanos de algunos países, que quieren protestar contra la tiranía de los gobernantes, propios o ajenos. Es la ira que refleja la esclavitud, a la que han sido sometidos por los dictadores y que suele hacer estallar el terrorismo.

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