ESCUELA PARA PADRES
Hijos, padres y cónyuges mal educados o bipolares.
- Principales virtudes y valores humanos, que los padres deben enseñar a sus hijos, según sus edades físicas y mentales
- 27 Características positivas de los hijos, cuando reciben una buena educación
- 40 Banderas rojas que anuncian hijos, padres o cónyuges bipolares
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Los padres nunca aceptan que sus hijos o sus cónyuges, están mal educados. Todos echan la culpa de esa, su mala educación a la sociedad en general, a las influencias o malos ejemplos de los hermanos, de los amigos, de los parientes, de los ancestros, etc., a que todos les consienten y les tienen mimados. Pero la realidad es bien distinta, pues hay muchos niños y cónyuges, muy mal educados por los padres y por los propios cónyuges. Cuando los padres o cónyuges se dan cuenta de ello y se plantean buscar soluciones, para esa mala educación, una de ellas, que ahora está muy de moda, es decir que sus hijos o cónyuges, son bipolares, o tienen un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, TDAH.
La percepción de las diferencias existentes, entre la mala educación y la bipolaridad, está delimitada por la sutil raya que las separa. Por lo que ante los primeros síntomas de la enfermedad, los hijos, los padres y los cónyuges, deben acudir a los médicos especialistas. ¡Que lo solucione el médico! Pero si los hijos no están enfermos, sino que simplemente están mal educados, son los padres los que tienen que solucionarlo. Con llevarles al médico, no pueden lavarse las manos como Pilatos y creer que, ya se han quitado la responsabilidad de la educación de los hijos. Es más fácil echarle la culpa a la posible enfermedad, que a la falta de educación recibida o enseñada.
La enfermedad bipolar está caracterizada por muchas cosas, entre ellas por los marcados cambios en el humor y la energía. La mayoría de las personas con esta enfermedad, sufren estados persistentes de extrema euforia o agitación, acompañados de alta energía, los que se denominan manías. Los estados persistentes de extrema tristeza o irritabilidad, acompañados de baja energía, se denominan depresión.
¡Qué bien se porta cuando está de visita o está con sus amigos, y qué mal se porta cuando está en casa! Esta frase suele ser producto de la mala educación, muchas más veces que de la enfermedad. Consecuencia de ello, en algunas ocasiones el hijo o el cónyuge, se aprovechan de su mala educación y fatal comportamiento, presumiendo de hacer determinadas cosas, justificando lo hecho, porque estaban en situación A o B, propia de los bipolares.
En las familias hay un desgaste emocional enorme, al tener que aguantar, sufrir y convivir con las consecuencias de la mala educación de algunos hijos o del cónyuge, que se amparan muchas veces, con el beneplácito de sus padres o del otro cónyuge, en la supuesta enfermedad de los bipolares, para que estos hagan lo que les da la gana. Convivir con esos hijos mal educados, obliga a los demás miembros de la familia, a absorber y retener el sufrimiento que ellos poseen y emanan, incluso muchas veces inconscientemente.
El trauma y la presión que produce su mala educación, golpea y perturba a todos los que están a su alrededor, pues tienen la capacidad por empatía, de desbaratar, disolver y destruir las familias propias y las cercanas. Es muy diferente aguantar a un hijo o cónyuge, con la enfermedad bipolar, que tenerle que aguantar a un niño o cónyuge, mal educado desde niño, al que le han insistido los padres que es bipolar, cuando lo que verdaderamente es un mal educado, que aprovechándose de ese truco, lo utiliza para hacer lo que le da la gana y cuando le da la gana, sabiendo que por educación o por compasión los padres, cónyuge o familiares, tienen que aceptarle sus malos modales y cambios de comportamiento. Los padres en la educación de sus hijos, tienen que darse cuenta de los conceptos educacionales de: Lo que existe y lo que no existe, lo de no hacer nunca y lo de hacer siempre. Los padres tienen que vivir de cara a la educación de sus hijos, no de espaldas, pues esto no es, ni da, lo mismo.
Principales virtudes y valores humanos, que los padres deben enseñar a sus hijos, según sus edades físicas y mentales. Pero siempre deben poner más énfasis o añadir, las que consideren convenientes, según las características de cada hijo y circunstancias. En cada caso, las reforzarán a medida que vayan creciendo en edad, conocimientos y responsabilidades:
- Hasta los 7 años: Fe. Obediencia. Orden. Sinceridad. Etc.
- Desde los 8 hasta los 12 años: Carácter. Caridad. Colaboración. Conciencia. Disciplina. Esperanza. Estudio. Fortaleza, Generosidad, Justicia, Laboriosidad, Paciencia. Perseverancia, Piedad. Puntualidad. Responsabilidad, Etc.
- Desde los 13 hasta los 15 años: Amistad, Compromiso. Esfuerzo. Justicia. Pudor, Respeto, Sacrificio. Sencillez, Sinceridad. Sobriedad, Sociabilidad, Templanza.
- Desde los 16 hasta los 18 años: Audacia, Castidad. Compresión, Cortesía. Discreción. Ética. Flexibilidad, Honradez. Humildad. Lealtad, Optimismo. Perseverancia. Prudencia, Sencillez. Solidaridad. Tolerancia. Virginidad. Etc.
27 Características positivas de los hijos cuando reciben una buena educación, que se reflejan en su comportamiento continuo y diario, dentro de la familia, enseñando a los hijos a través de la propia práctica, y el ejemplo de las virtudes y valores humanos de los padres. Los hijos suelen ser:
Afectuosos. Benévolos. Cálidos. Cariñosos. Colaboradores. Confiables. Creativos. Decididos. Enérgicos. Espontáneos. Expresivos. Generosos. Humorísticos. Imaginativos. Ingeniosos. Innovadores. Intuitivos. Inventivos. Leales. Nobles. Observadores. Optimistas. Retentivos. Seguros. Sinceros. Tenaces. Tolerantes, etc.
Si los padres son violentos, groseros y tratan mal a sus hijos o cónyuges y además están acostumbrados a hacer lo que quieren, cuando quieren y como quieren, no esperarán que esa actitud, no trascienda a sus hijos, aunque les hayan etiquetado de bipolaridad. Los padres deben tener en cuenta, que también ellos tienen que hacerse un autoanálisis, para saber si ellos mismos se comportan, como mal educados o son bipolares. Si toman las medidas adecuadas, podrán evitar transmitir a sus hijos, la mala educación o la enfermedad. No olvidar que la mejor o peor educación, se consigue con el ejemplo.
Los hijos muy consentidos y mimados desde la cuna, no suelen tener la capacidad, de hacer el esfuerzo necesario, para dominar sus caprichos y veleidades, por lo que al dejarse llevar por sus incontrolables impulsos, parecen estar enfermos de bipolaridad, cuando la realidad es que están enteros, es decir sin educar. Algunas veces la mala educación, está disfrazada de una bipolaridad, que les ampara todos los caprichos y las rabietas. Aunque también hay hijos que reciben una buena educación, pero no la aceptan y se vuelven agresivos y bipolares.
40 Banderas rojas que anuncian hijos, padres o cónyuges bipolares: Cuando aparece uno o varios de estos síntomas, es muy conveniente visitar al médico, para que determine si padecen alguna enfermedad mental o si su conducta, es producto de una mala educación. Siempre teniendo en cuenta, las edades físicas y mentales de los hijos, así como el ambiente familiar y social que les rodee y los antecedentes familiares. Cada una de estas banderas rojas, puede tener una valoración numérica de menor a mayor importancia. Se deben ir escribiendo en un diario, las siguientes observaciones de cada una de ellas, lo que le ayudará mucho a los médicos para el diagnóstico:
A) Grado de intensidad.
B) Grado de repetición, esporádico o permanente, duración, frecuencia y en su caso, situaciones que las produjeron.
C) Grado de gravedad y consecuencias para la persona, la familia o para la sociedad.
- Cuando actúan con una hiperactividad física o mental y pasan, a una situación de muy baja o muy alta actividad, sin ninguna razón.
- Cuando duermen de forma irregular, mucho, poco o nada, o cíclicamente fuera de los horarios normales.
- Cuando existe un fracaso constante en los resultados escolares, en las relaciones amorosas y en encontrar y mantener un trabajo.
- Cuando frecuentan el abuso de alcohol, drogas u otras adicciones.
- Cuando frecuentan ideas de muerte, suicidio o de enfermedades incurables.
- Cuando hay signos hipocondríacos continuos, externos o internos.
- Cuando hay un gran ambiente bipolar en la familia o amigos cercanos.
- Cuando mantienen desafíos constantes, a la autoridad familiar, escolar o social.
- Cuando no mantienen nunca la palabra dada y siempre están cambiando de opinión.
- Cuando obtienen malos resultados académicos e incapacidad para concentrarse, aunque en otras ocasiones, voluntariamente demuestren una clara inteligencia y creatividad.
- Cuando practican actividades sexuales compulsivas, prematuras o inapropiadas.
- Cuando presentan claros signos de depresión, impulsividad, aceleramiento injustificado o tensión en el habla.
- Cuando presentan injustificados y aleatorios ataques de rabia, contra sus familiares o amigos, motivados por antipatía física o mental.
- Cuando presentan pérdidas del control personal, ante situaciones negativas o contradictorias, tanto en conversaciones, como ante resultados negativos obtenidos.
- Cuando presentan síntomas continuos o alternos de hiperactividad, agitación y distracción.
- Cuando realizan continuos actos de irritabilidad, excitación, ira, violencia o agitación.
- Cuando se observa que están frustrados, obstinados y obsesivos compulsivos, al no terminar lo que comienzan.
- Cuando sienten delirios de grandeza por su persona, su pasado o el de sus ancestros.
- Cuando sistemáticamente confunden los deseos con la realidad, en público y en privado.
- Cuando continuamente dicen una cosa y hacen otra.
- Cuando son caprichos impetuosos y reiterados, de cosas que le produzcan satisfacciones inmediatas.
- Cuando su conducta familiar, social, física o moral, es atrevida y peligrosa.
- Cuando sufren delirios y alucinaciones, ante situaciones que no tienen control.
- Cuando sufren padecimiento de terrores y paranoias nocturnos, en sueños o alucinaciones diurnas.
- Cuando tiene cambios de carácter rápidos y continuos, pasando sin ninguna causa aparente, de la alegría a la tristeza y del amor al odio.
- Cuando tiene modificaciones de su humor, siendo de duraciones cortas o largas, continuas, rápidas e injustificadas.
- Cuando tienen alteraciones significativas en el apetito, pasando inmediatamente de la desgana, a la glotonería.
- Cuando tienen cambios de temperamentos injustificados y continuos, de eufórico a irritable.
- Cuando tienen explosiones de rabia destructivas constantes, duraderas, incontrolables, injustificadas y desproporcionadas, principalmente en cuanto les juzgan o contradicen en algo.
- Cuando tienen falta de concentración en los proyectos y actividades, y por aburrimiento, están continuamente empezando otro, sin haber terminado el anterior, les haya gustado o no.
- Cuando tienen ganas habituales de estar aislados, durante mucho tiempo.
- Cuando tienen grandes dificultades para conseguir calmarse, de determinadas situaciones.
- Cuando tienen habituales manías o monomanías, por cosas sin importancia.
- Cuando tienen ideas exageradas de sus posibilidades y limitaciones físicas, económicas, sociales o intelectuales, por la alteración continua de su obsesivo ego.
- Cuando tienen poca o excesiva dedicación, a las horas de sueño y descanso.
- Cuando tienen sus acciones condicionadas, por una supuesta o real herencia genética, principalmente cuando hay antecedentes familiares bipolares o de precaria salud mental.
- Cuando tienen tristeza continua e intensa, así como lloros generalizados.
- Cuando toman riesgos excesivos, irreversibles o injustificables.
- Cuando viven resentidos y con un sentido de no pertenencia a nada, ni a la familia, ni a las amistades, ni a la sociedad.
- Tienen disminuida la capacidad de cordura, juicio, madurez, moderación y comprensión, solamente en determinadas situaciones.
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