ESCUELA PARA PADRES
Rezar también por los enemigos.
- Perdonar nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. 1 de las 14 Obras de Misericordia y parte del Padre Nuestro.
- Amar al prójimo como a ti mismo. Segundo Mandamiento de la Ley de Dios.
- Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Nuevo Testamento.
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Qué difícil es rezar también por los enemigos, que continuamente nos están atacando de todas las formas que pueden. No es políticamente correcto decir: ”Ama a tu enemigo”. Hoy lo políticamente correcto es “Ojo por ojo y diente por diente”. “Primero yo, y luego yo”. “Al enemigo ni agua”.
Qué fácil es rezar por los amigos, familiares o incluso desconocidos que nos quieren, ayudan y dan.
12 Enemigos por los que también tengo que rezar:
- Los asesinos que perpetran crímenes, genocidios, crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad o cometen atrocidades a inocentes, individuales o colectivos.
- Los que asesinan a las ancianos, con la disculpa de la eutanasia.
- Los que asesinan a los más indefensos, dentro del vientre de su madre.
- Los que crean leyes injustas, que contradicen nuestros principios morales, soportados en la libertad de las creencias religiosas o en los derechos humanos.
- Los que económicamente están haciendo cada vez más pobre a la mayoría de la sociedad.
- Los que especulan con los productos o servicios, a través de monopolios en beneficio de unos pocos, y producen daños a muchos.
- Los que mentalmente tratan de torcer nuestras conciencias individuales o colectivas.
- Los que producen o colaboran voluntariamente, en la modificación del cambio climático, originando hambrunas, desplazamientos poblacionales o miseria, para hacerse cada vez más ricos.
- Los que por amor al dinero, no dejan que las medicinas lleguen a los enfermos pobres y a los ancianos, para que puedan curarse y no se mueran abandonados.
- Los que toman la decisión de bombardear y asesinar a tantas personas inocentes.
- Los que trafican con drogas, armas, etc.
- Los que trafican o esclavizan a hombres, mujeres o niños.
Otros tipos de enemigos, casi ocultos, por los que también debemos rezar. Algunas veces pensamos que son enemigos, pues creemos que perturban nuestra forma de vida: Los pobres o desamparados, los denominados muy ricos, los que tienen vicios sociales, los enfermos contagiosos, los refugiados, los inmigrantes, los que nos piden favores, los que nos estorban, etc.
Sugerencia: ¿Por qué no adoptamos a un enemigo anónimo, y lo ponemos en nuestras oraciones diarias? Esa es una iniciativa ejemplar! Muy posiblemente es la única manera que se desarrolle el bien y la Paz en la humanidad. Estos enemigos, por si solos nunca van a cambiar su odio hacia los demás. Tienen que recibir el poder de nuestra oración, para que Dios les ayude a eliminar su ceguera y dejar la barbarie, para que así, puedan salir de su infierno en vida.
También hay que rezar por los que están, activa o pasivamente, inmersos en situaciones irracionales y por los que diariamente, nos golpean o avasallan.
Mis mayores felicitaciones, a quienes ya hayan adoptado a algún enemigo. Aunque esta acción, parezca que para la aportación de la Paz sólo es un granito de arena, puede convertirse en un rompeolas. Son tantas las ocasiones en las que uno se topa con la sinrazón, cuando está demostrado que la única solución, es orar por las personas que la protagonizan o son sus víctimas.
En cada oración que se haga por los enemigos, siempre hay algo extraordinario y de aprovechamiento personal y social, que nos ayuda a ser mejores, más útiles para la Paz, más exactos en los criterios y reflexiones y más fiables en las relaciones con el prójimo.
Rezar, perdonar y amar a los enemigos que nos hacen sufrir, no es fácil, es muy difícil, pero no imposible, aunque Dios nunca nos pide cosas imposibles. Es fundamental rezar por ellos, para que Dios cambie el corazón y les llegue la Paz interna y externa. Los hombres solos, no vamos a ayudarles a eliminar sus malas intenciones.
La venganza hace iguales a los vengadores y a los vengados. Perdonar las ofensas significa no buscar la venganza. Tenemos que tratar de hacer el mayor esfuerzo posible, para no convertirnos en nuestros propios enemigos, ni en enemigos de otros. Evitando buscar el propio interés y el propio poder, para hacer el mal.
Intentar la venganza de los enemigos, a través del “ojo por ojo y diente por diente”, sin recurrir a rezar por ellos y a concederles el perdón, nos hace crecer un caparazón, que se instala en el alma, el cual nos aísla del mundo real y nos envenena, poco a poco. Máxime si en esa venganza, incluimos a “justos y a pecadores”.
La venganza no crea una zona de seguridad, ni de confort ante los enemigos. Al contrario, produce una escalada irracional de violencia y dolor. No se puede rezar por los enemigos y al mismo tiempo, tratar de vengarse de ellos.
Otra gran razón para rezar por los enemigos, es que desconocemos las circunstancias por las que se han convertido, en nuestros enemigos. Algunos no son responsables de lo que están haciendo, pues pueden ser personas extorsionadas, bajo pena de muerte para que lo hagan. A otros les han educado desde niños, en la cultura del odio y la venganza hacia la sociedad en general, o contra una parte determinada. A otros les han deformado la mente, de tal manera, que no saben distinguir el bien del mal.
La conciencia es la peor compañera que puede tener una persona, pues si la ennegrece, es muy difícil limpiarla, a no ser con la oración, el perdón y el amor dedicado principalmente a nuestros enemigos. Una conciencia sucia, es la puerta de la venganza, la injusticia y el crimen.