ESCUELA PARA PADRES
Carta a un matrimonio enfadado. 67 Preguntas + 60 respuestas.
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Muchas gracias estimados amigos por escribir a ESCUELA PARA PADRES – Mi Cumbre Les felicito, por haberse puesto en el camino de intentar eliminar ese flagelo, que hoy azota a muchas personas y separa a tantos cónyuges. Creo que ha dado el paso adecuado, consultando su situación antes de que las cosas vayan a más.
Les sugiero que lean estos artículos y los que llevan relacionados. La soberbia en la familia La virtud de la humildad explicada a los hijos
Me han escrito llenos de amargura, porque dicen que ya no pueden más con la situación de enfado, que desde hace tiempo tienen.
Ese enfado les está moviendo su ánimo, hasta llegar a la ira. Incluso ya no les deja disfrutar de la vida y no ven la manera, de dejarlo a un lado. El grado de enfado al que han llegado, es más fuerte que su voluntad de solucionarlo. Incluso no saben cómo hacerlo, para impedir que les siga corroyendo y vaya a mayores.
Qué fácil es enfadarse y qué difícil desenfadarse, sobre todo cuando el orgullo o el mal llamado amor propio, están dentro de las personas.
Del enfado a la ira y al odio, hay un pequeño paso, que suele llegar cuando al enfado, sin ponerle remedio, se le deja que vaya creciendo.
Por lo que me dicen, es muy duro y altamente frustrante, entrar en el hogar y encontrarse que ambos están enfadados, el uno con el otro. Que se ningunean, menosprecian e ignoran, sin tenerse la más mínima consideración, para nada. Si como cónyuges sufren, ni qué decir tiene lo que les pasa a sus hijos. Y a lo mejor es porque Vds. no han querido, sabido o podido dialogar sus diferencias, debido a su alto grado de enfado o mutuo desprecio.
Me dicen que están enfadados por un conjunto de problemas, pendientes de negociar y resolver:
- La administración del dinero.
- Los problemas del trabajo.
- Las relaciones íntimas personales.
- La forma de educar a los hijos y su comportamiento.
- Las relaciones con los suegros y las familias extendidas.
- Las tareas de la casa.
Pero el mayor enfado dicen, que es por la desconexión que tienen entre ambos, al no sentir que el otro se preocupa, de cómo me siento yo en la vida y especialmente, dentro del núcleo familiar. Parece que toda la carga de la familia, está sobre mis espaldas.
El enfado empieza produciendo desconexión, miedo y ansiedad, al ver que se puede derrumbar todo lo que se había construido entre los dos. Sin haber llegado todavía a la ira, que es uno de los finales predecibles.
En los enfados, suele desaparecer su verdadero motivo y empiezan a aparecer, emociones o conceptos antiguos y modernos, que estaban escondidos o retenidos voluntariamente, en la mente de los cónyuges. No siempre relacionados con los motivos del enfado.
En los momentos álgidos de los enfados, es muy importante hacer una tregua, para intentar identificar cuáles son los motivos, verdaderos o falsos, que han origina el enfado. Si se consigue esa tregua, es muy probables que los cónyuges puedan llegar a un pacto de entendimiento, de dejar atrás las cosas que les han enfadado y enfocarse, en las que les unen y les hacen felices.
Dar el primer paso para la tregua no es difícil, es cuestión de tener el dominio mental, para por amor al cónyuge, quererlo hacer. También es cuestión de identificar serenamente, lo que gana y lo que pierde cada uno de los cónyuges, si siguen enfadados. Aunque nada más sea por intentar salir del infierno en vida, en los que se suelen convertir algunos enfados.
Es imposible hacer planes para el futuro, si se está enfadado. La mente y la razón están embotadas, para aceptar sugerencias. Mientras no haya una firme voluntad de suprimir el enfado, cualquier idea que llegue al dialogo o a una hipotética mesa de negociaciones, es inmediatamente rechazada, incluso antes de analizarla.
Cuando los cónyuges están enfadados, por sus cosas personales, o tienen resquemores o problemas sin resolver, como pareja o como padres, no pueden discernir cuál es el motivo de su enfado. Solamente saben que están enfadados. Incluso muchas veces, no caen en la cuenta que su enfado, es como un infierno para las relaciones con su cónyuge o sus hijos.
Los cónyuges deben tener la mente bien equilibrada, para que cuando estén en situaciones difíciles, sepan cómo sobrellevarlas, sin recurrir al enfado. En el transcurso de la vida matrimonial se enfrentaran tanto a situaciones buenas, como a malas, y en todas deben tener la sensatez y ecuanimidad necesarias, para manejarlas. Habrá momentos o épocas de:
- Hambre y saciedad.
- Riqueza y pobreza.
- Salud y enfermedad.
- Alegrías y tristezas.
60 Preguntas que debe responder cada cónyuge y posteriormente comentarlas conjuntamente, para intentar encontrar las raíces del problema y las soluciones: Por favor, contesten a estas preguntas. (Contéstenlas en cada punto y cuanto más detalladas mejor) Con sus respuestas, podrán tener una mejor visión de su situación.
- ¿Cuántos años tiene?
- ¿Cuántos años lleva casado?
- ¿A qué se dedica actualmente?
- ¿Vive o trabaja en un ambiente rodeado de personas enfadadas?
- ¿Se enfada a menudo?
- ¿Se enfadaba fácilmente, antes de casarse?
- ¿Cuándo se enfada, se da cuenta de cuál es el motivo, por el que se ha enfadado?
- ¿Sus enfados los lleva solamente en su interior o los exterioriza ante terceros?
- ¿Cree que el enfado lo podría haber evitado?
- ¿Ha sopesado la gravedad o inconsistencia, de lo que le ha originado su enfado?
- ¿Su enfado fue inconsciente, explosivo, ascendente o premeditado?
- ¿Pierde la paciencia fácilmente y se enfada rápidamente?
- ¿Está Vd. enfadado consigo mismo, con la vida que lleva, con la familia o con la sociedad?
- ¿Sus enfados son cada vez más frecuentes, más potentes, más violentos, más impetuosos, más largos, etc. o está mejorando en importancia, cantidad y duración?
- ¿Le dura mucho tiempo el enfado o se le pasa enseguida?
- ¿Qué es lo que más rápidamente, más fuertemente y más frecuentemente le enfada?
- ¿Antes de enfadarse toma su tiempo para analizar lo que va a hacer, si se enfada de verdad, sus consecuencias, pérdidas y daños que va a producir?
- ¿Sabe evitar, controlar y terminar su enfado?
- ¿Su enfado conlleva violencia física, gritos, resentimiento posterior, etc.?
- ¿Ha intentado algunos métodos para evitar el enfado, por ejemplo respirar profundamente, contar hasta 10, o algo similar?
- ¿Está dispuesto a pedir consejo a los profesionales y a estudiar, para fomentar y practicar las virtudes y valores humanos, opuestos al enfado, como son la humildad, la paciencia, el sosiego, la calma, la alegría, la disciplina, la reflexión, el respeto, la serenidad, la tolerancia, la tranquilidad, la euforia, la autodisciplina, la honestidad, el amor, el optimismo, etc.?
- ¿Acepta que un buen intermediario, puede alegrar el corazón a los cónyuges, máxime si acuden a la religión, pues esta atrae a los alejados, reconcilia a los enojados, e incluso se gana el respeto de quienes no comparten las mismas creencias, porque también ellos la pueden gozar en su corazón, sabiendo que un momento de paz y reflexión, cae bien a todos?
- ¿Practica alguna religión solo o con su cónyuge?
- ¿Recurre a las prácticas religiosas, para evitar o terminar con el enfado?
- ¿Ha consultado Vd. con algún grupo de ayuda, sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que profesen en la familia, para que le ayuden a quitar sus enfados?
- ¿Su enfado se va incrementando paulatinamente hasta que aparece, la agresividad interna o externa, la ira y el deseo de venganza?
- ¿Qué personas, cosas o situaciones sistemáticamente le producen enfado y por qué?
- ¿Cuándo se enfada, se da cuenta de lo que hace sufrir a su cónyuge o a sus hijos y del daño que les hace, máxime cuando no le pueden llamar la atención ni recriminar?
- ¿Se da cuenta del terror que puede producir en su familia, solo el pensar que Vd. se puede enfadar y empezar otra vez el sufrimiento, de su desorden emocional?
- ¿Es consciente que sus enfados, le pueden descalificar y apartar de su vida profesional, laboral o social, pues los que tiene alrededor, no quieren tener tratos con Vd.?
- ¿Es consciente de que sus enfados le provocan alguna enfermedad, por lo que afectan seriamente a su salud, tales como taquicardias, subidas de tensión arterial, etc.?
- ¿Es consciente de que cada vez se enfada por cosas más nimias, debido a la disminución de la tolerancia, la paciencia, la aceptación, la resignación, etc. y por no saber controlar sus exigencias y expectativas?
- ¿Por qué su cónyuge le aguanta que Vd. se enfade continuamente? A) ¿No le queda más remedio para seguir con Vd.? B) Ha aceptado sus enfados como un estilo de vida. C) No aguanta más y le ha dado una nueva oportunidad para que se corrija. D) Pasa ampliamente de Vd. E)…….. F)…….
- ¿Es Vd. muy fácil de enfadar?
- ¿Desde cuándo ha notado Vd. que tiene arrebatos de enfado? Normalmente enfadarse fácilmente y por cualquier cosa, no nace de la noche a la mañana, siempre hay una primera ocasión que va en aumento. Es un proceso que se va gestando poco a poco, en el tira y afloja de la educación familiar. Los adultos y los padres, deberían verlo venir.
- ¿Sus padres le permitían sus actos continuados de enfado y Vd. ha preferido no cambiar esos hábitos, a pesar de su edad?
- ¿Cómo y en qué demuestra que Vd. está enfadado?
- ¿Cómo le afectan a su cónyuge sus actos de enfado?
- ¿Tiene cerca otras personas a las que da mal ejemplo con sus enfados o de las que recibe mal ejemplo, por el enfado de ellas?
- ¿Qué razones tiene Vd. para estar preocupado, con sus continuos actos de enfado?
- ¿Sus actos de enfado influyen en sus relaciones familiares, laborales y sociales?
- ¿Se enfada lo mismo en su casa, que en la sociedad donde se desenvuelve? (Trabajo, amigos, familia, vecinos, etc.)
- ¿En una situación o dialogo normal, donde siempre quiere tener razón y salir a flote, su enfado explota rápidamente, conllevando actitudes de violencias físicas o emocionales, ante cualquier cosa que le contraríe o cuando le llaman la atención, sobre su comportamiento?
- ¿Responde Vd. de forma colérica, altiva e iracunda, con acciones impropias o palabras altaneras e injuriosas, cuando le sale a relucir su enfado?
- ¿Se ha tenido que “arrugar” alguna vez ante un policía, un juez, un jefe u otra persona de categoría, aspecto físico o actitud superior y dejar a un lado su enfado?
- ¿Ha pedido perdón alguna vez a su cónyuge, hijos, familiares o amigos, por sus actos o actitudes de enfado?
- ¿Ha ido al médico, para que le diagnostique si Vd. tiene alguna enfermedad, desorden mental, bipolaridad, complejo de inferioridad o algo alrededor que le perturbe, etc. o si simplemente es Vd. un mal educado, muy consentido o manipulador?
- ¿Tiene ya algún diagnóstico médico, que conlleve un tratamiento físico o mental a seguir, para encontrar alternativas a sus comportamientos?
- ¿Cree que se enfada continuamente porque no puede, no sabe o no le dejan expresar sus frustraciones, sentimientos o resentimientos?
- ¿Se define como cónyuge problemático por sus continuos y fuertes enfados?
- ¿Se enfada porque tiene el complejo de creer que, sabe más que los demás o es para defenderse, cuando está en inferioridad de condiciones?
- ¿Sus enfados salen a relucir principalmente, por su equivocado perfeccionismo, al estar siempre buscando defectos o cuestionando, todo lo que le dice su cónyuge o los que tiene alrededor?
- ¿Sus arrebatos de enfados, le dan solamente en casa con su cónyuge o también con determinadas personas o amigos?
- ¿Ha observado las circunstancias o personas que tiene a su alrededor, que pudieran alterarle para producir sus crisis de enfados?
- ¿Cuáles son los principales conceptos, que indefectiblemente le sacan a relucir su enfado?
- ¿Cuándo se producen sus crisis de enfados, llegan al máximo y desaparecen o solamente se terminan, si consigue lo que perseguía, o le dan la razón?
- ¿Ha notado repercusiones negativas en el trabajo, por sus actos relacionados con sus enfados?
- ¿Hasta dónde está dispuesto a cambiar, para eliminar sus actos de enfados?
- ¿Cómo es Vd. como cónyuge, para ayudarse mutuamente a admitir, que tiene ese defecto y a intentar quitárselo?
- ¿Su cónyuge ha intentado negociar y establecer normas de convivencia familiar, relacionadas con sus enfados?
- ¿Qué consecuencias familiares y sociales sufre Vd., por los actos provenientes de sus enfados?
- ¿Cree que los enfados como actitud continua y repetitiva, surgen de un día para otro, o que es el fruto de su forma de educación, que Vd. arrastra todavía, aunque ya sea adulto?
- ¿Sabe lo que le espera, si continúa teniendo arrebatos de enfados y en los problemas en los que seguramente se meterá?
- ¿Sabe que la mejor forma de quitarse el vicio del enfado continuo, es estar dispuesto a demostrar un profundo arrepentimiento, pidiendo un sincero perdón, junto a firme propósito de la enmienda, demostrándolo a todos los que haya ofendido con sus actos, provenientes de sus enfados?
- ¿Se da cuenta que Vd. se está aprovechando del amor de su cónyuge, para no enfrentarse a sus actos de enfados, sabiendo que por un mal entendido concepto del amor conyugal, no le van a reñir, ni a llamar la atención?
- ¿Se esconde o huye cuando está enfadado, para no enfrentarse a los demás, al problema que ha provocado el enfado o para demostrar su desprecio?
- ¿Ha intentado controlar su ego y susceptibilidad?
Principales virtudes y valores humanos, claves para evitar los enfados:
La cortesía: Es la hermana de la virtud de la caridad. Pedir las cosas por favor, incluso dentro de la familia y las amistades, mantiene el amor y apaga el odio, máxime en este mundo violento y arrogante.
La amabilidad: Es la petición amigable de entrar en la vida de otro, sin dureza ni agresividad, con respeto y atención. Es el verdadero amor.
La humildad: Es la base sencilla para saber pedir perdón, por los errores o equivocaciones cometidas. La justificación es un instinto, que está en el origen de muchas acusaciones y enfados.
Hay otras virtudes y valores humanos también muy importantes, tales como: La paciencia, el sosiego, la calma, la disciplina, la reflexión, el respeto, la serenidad, la tolerancia, la autodisciplina, la honestidad, el amor,
- Situaciones donde reconocer el error y pedir perdón evitan muchos enfados:
- Pedir perdón cuando por enfado, se ha levantado la voz en los diálogos o discusiones.
- Pedir perdón cuando al estar enfadado, se ignora o no escucha a otra persona, aunque no se siente ofendida.
- Pedir perdón cuando se llega tarde, aunque se tenga una buena disculpa.
- Pedir perdón, hacer las paces sin esperar a hacerlo al día siguiente, aunque nada más sea con un pequeño gesto, cuando al final del día los cónyuges se preparan para descansar. Que un día no termine nunca sin pedir perdón, para que la paz vuelva a la familia.
- Pedir perdón y perdonar a los demás, si aprendemos eso, el matrimonio durará, saldrá adelante, aunque tenga problemas de enfados.
6 Preguntas con 60 respuestas sobre los enfados matrimoniales:
Sugiero que ambos cónyuges pongan en un papel las respuestas a las siguientes preguntas.
- 10 cosas que tengo que hacer para convencer a mi cónyuge para que volvamos a tener un matrimonio normal, sin enfados.
- 10 cosas que no debo hacer para tener un mejor matrimonio.
- 10 cosas que me gustaría que mi cónyuge no haga.
- 10 cosas que me gustaría que mi cónyuge haga.
- 10 cosas que ambos podemos hacer juntos, para tener un mejor matrimonio.
- 10 cosas que debemos hacer para que nosotros y nuestras familias seamos más felices, sin enfados, ni agrias discusiones.
Lo importante no es contestar a cada pregunta con una o dos respuestas. Lo importante es estrujarse el cerebro, para llegar a las 10 respuestas en cada pregunta. La experiencia demuestra, que las últimas que aparecen, suelen ser las más importantes. Este ejercicio de humildad ha funcionado muy bien en matrimonios con graves problemas. Pues es el que abre el dialogo, en todos los frentes. No están solos, no tengan miedo. Hay muchas personas que podemos ayudarles, es cuestión de que Vds. se dejen ayudar. Léale este correo a su cónyuge, o intente que alguien le haga llegar las preguntas, para que después puedan negociar las 60 respuestas.
Pero tiene que demostrar con hechos, no solamente con palabras, su total y sincero arrepentimiento, el firme propósito de la enmienda y un plan de vida para el futuro. Si algún cónyuge no quiere contestar a esas preguntas y negociarlas, es que quiere seguir como está, haciendo lo que quiere, cuando quiere y como quiere. En este caso, se avecina un desgraciado final. Al escribir este ejercicio mental, les puede servir de autoanálisis, para tratar de negociar entre Vds. Parece que estas preguntas están cruzadas entre sí, o duplicadas, pero cada una, está en su contexto y deben relacionarse con los conceptos indicados a continuación:
- Manejo del dinero.
- Relaciones íntimas.
- Hijos.
- Familia propia y política.
- Amigos comunes y personales
- Trabajo.
- Costumbres personales.
- Médicos. Terapias. Consejeros.
- Prácticas religiosas.
- Forma de hablarse y actuar en privado y público.
- PERDÓN MUTUO Y OLVIDO.
Etc. Etc.
Las reglas que salgan de estas negociaciones, además de estar perfectamente consensuadas, tienen que ser para los dos, de obligado cumplimiento.
Desde el punto de vista religioso,
En tiempos difíciles y de crisis, que son cuando más veces llegan los enfados, tribulaciones y turbaciones, se levanta siempre una polvareda de dudas y de sufrimientos, que nos impiden o dificultan, seguir adelante hacia la verdadera convivencia familiar.
Entonces suelen aparecer las tentaciones de desolación y sentimiento de persecución, sin detenerse a dialogar las ideas, y solamente centrarse en pensar ciegamente en el enfado, no viendo la posibilidad de análisis y síntesis del problema, que ha ocasionado el enfado.
En esas épocas de cegamiento y turbación, es cuando los cónyuges deben remar hacia adelante y arraigarse más en las cosas que les unen, que en las que les separan, sin buscar excusas en lo que debe hacer el otro y no ha hecho.
Cada cónyuge debe repasar las oportunidades que ha tenido y tiene, para convertir el mal humor, la pereza, las malas contestaciones, la falta de caridad y el exceso del ego, en actos de amor hacia su familia.
Cuando un cónyuge se enfada, se está engañando a si mismo, con el incumplimiento de la promesa de amor, que hizo en su matrimonio. Está empezando a destruir lo que en su día quiso edificar. Se enfada porque no consigue lo que quiere o porque se tiene que enfrentar, con lo que no le gusta.
10 Consecuencias del enfado:
- Se aumenta la incomodidad y el malestar con uno mismo.
- Se daña verbal o físicamente a todos, incluso a los que más se quiere.
- Se destruye la propia imagen de educación, sensatez y equilibrio.
- Se deteriora la paz interior y la felicidad.
- Se mete en problemas, cosa que no hubiera hecho si estuviera sin enfadarse.
- Se lesiona el cuerpo, pudiendo provocar incluso enfermedades físicas y mentales.
- Se limita el razonamiento y el sentido común.
- Se obstruye el progreso personal, familiar y social.
- Se pierde el control de las emociones y de las actuaciones.
- Se toman acciones de forma irrazonable y muchas veces irreversibles.
16 Características en las que se puede convertir un cónyuge, por los continuos y graves enfados:
- Celoso
- Egocéntrico
- Ególatra
- Hostil
- Huraño
- Incontrolable
- Intolerante
- Obsesivo compulsivo
- Posesivo
- Tirano
- Violento física o mentalmente
- Bipolar, posiblemente.
- Desequilibrado
- Manipulador emocional
- Mitómano
- Toxico mental y físicamente
10 Consejos relacionados con el enfado:
- Eviten caer o continuar en el victimismo: Se debe abandonar la autointoxicación, ese diálogo interior, que repite una y otra vez los mismos mensajes negativos, sin ofrecer nunca una salida, a no ser la del enfado.
- Traten de no abatirse, por las situaciones de enfados del cónyuge: No se dejen contaminar por los enfados del otro, pues pueden ser manipulaciones. En ocasiones, sobre todo, cuando las consecuencias afectan a la salud, hay que abandonar determinadas situaciones, para poder sobrevivir, pero sin tomarlo como derrotas, aunque sea un precio demasiado alto. Hay momentos en que una humilde retirada a tiempo, es una gran victoria.
- Hagan un examen de conciencia y un balance entre su modestia, humildad y ego: Observando el propio carácter y personalidad, para mantener el éxito y el fracaso en perspectiva. Admitiendo los defectos personales, para elevarse por encima de las mutuas decepciones y pérdidas.
- Sean emocionalmente maduros: Comportándose como los adultos siempre que corresponda, incluyendo ser un apoyo para su cónyuge, manteniendo su propio control incluso en circunstancias complejas o difíciles.
- Busquen a alguna persona que sea tan o más enfadable que Vds. Pueden encontrarla entre sus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Vd. por su experiencia, habrá desarrollado un olfato especial y muy fino, para distinguir a los más enfadables. Explíquenles lo que pueden hacer, para mejorar la calidad de convivencia de su ellos y de su familia. Traten de ayudarles con sus consejos, aunque Vds. todavía no se hayan corregido del todo.
- Hagan una lista de todas las personas, a las que tienen que pedir perdón, por haberles hecho daño con sus enfados y consecuencias. Este es un ejercicio de humildad, que les va a mejorar su carácter, además que va a dar ejemplo al resto de la familia y de la comunidad, para que los que tengan otros problemas similares, aunque sean diferentes, sepan que siempre hay manera de modificar las conductas perniciosas.
- Localicen lo más rápidamente que puedan, a un director espiritual u otro especialista profesional, que tenga una buena experiencia en resolver casos de enfados, procurando que su experiencia, sea adquirida en el mundo real donde vivimos.
- Negocien con el especialista, unos objetivos muy claros y concretos, los medios para cumplirlos, los plazos de obligado cumplimiento y algunos sistemas, para controlar los resultados.
- No se enfaden continuamente, por todo lo que ocurre a su alrededor, pues esto puede ser una situación mental, que solamente los médicos podrían curarla. Para algunos cónyuges, esa actitud deja de ser un problema de carácter y pasa a ser una tapadera, para ocultar otros conceptos nuevos o antiguos.
- Intenten modificar el mal hábito del enfado, fomentando la educación, la formación y la organización. Tres aspectos claves a modo de hoja de ruta para conseguirlo. Y suprimiendo de raíz todo acto que les lleve a la amargura, al enojo, al fastidio, a la irritación, al resentimiento y a la tirantez.