ESCUELA PARA PADRES
Adolescentes e internet, esa vía de escape
Internet es peligrosamente maravilloso para un adolescente, la excusa perfecta para saltarse las reglas sin que nadie lo sepa, el medio de estar físicamente con la familia y no estar, la forma de encontrar gente interesante –pero quizá poco recomendable−.
El problema a la hora de poner límites a los adolescentes, es que es difícil saber hasta qué punto debemos dejarles libertad, lo cual favorece su sentido de la responsabilidad, y qué cosas no debemos permitir, pues no dejan de ser menores de edad y necesitan la presencia de cierta autoridad.
En la adolescencia, el principal atractivo de internet está vinculado con las enormes opciones para socializar, que esta herramienta pone a su alcance. Para los jóvenes, navegar por internet significa seguir en contacto con su grupo de amistades, lo cual para ellos es, muchas veces, la máxima prioridad. Incluso aquellos, que en su vida off line son más retraídos o tímidos, es probable que en internet se sientan lo suficientemente seguros como para relacionarse con otras personas de intereses similares, pues con seguridad de estar en casa con tu ordenador, Internet es un excelente medio conocer personas con un hobby común.
Hasta aquí no hay gran problema, pues la adolescencia es la época en la que la persona se abre al mundo, y es bueno que los menores comiencen a relacionarse con personas diferentes. El problema puede surgir si el grupo en el que empieza a introducirse el adolescente es demasiado cerrado: tribus urbanas, grupos políticos o religiosos extremistas, grupos de culto al cuerpo, dietas y adelgazamiento, etc. Aún más grave puede ser una situación en la que internet se convierte en una obsesión. Una adicción a internet es tan nociva como cualquier otra.
Por eso, sin dejar de darles algo de libertad que seguro ellos van a demandar, debemos también vigilar el comportamiento online de los menores.
Para ello es importante que, a la hora de navegar, el adolescente conozca las reglas que debe respetar. Sin duda lo mejor es que negociemos estas normas con ellos, de modo que ambas partes lleguen a un acuerdo. Esto ayudará a que las condiciones no les resulten tan restrictivas.
En líneas generales debemos establecer unos tiempos de conexión, tanto en las horas del día en que estará permitido el acceso a internet, como en la cantidad de tiempo. También, debemos asegurarnos de que el adolescente sea consciente de la importancia de cuidar su propia privacidad: qué tipo de fotos e información puede subir, qué tipo de datos personales puede dar, lo poco recomendable que es que quede con personas que sólo conozca a través de la red, etc.
Como complemento ideal para estas reglas, es muy conveniente que tengamos un antivirus con control parental, pues con esta herramienta podremos controlar el comportamiento de los menores a nuestro cargo, sin que ellos se sientan agobiados por nuestro aliento en su cogote.
La adolescencia son los últimos pasos hacia el mundo adulto, y por ello la clave está en mantener el equilibrio entre la libertad y la confianza con la despreocupación y la incomunicación.
Francisco@micumbre.com