Archivo de 20 de diciembre de 2012

Convivencia con suegros, suegras, yernos y nueras

ESCUELA PARA PADRES

Convivencia con suegros, suegras, yernos y nueras.

  • 8 Motivos por los que algunos hijos políticos se alejan, esconden o ignoran a sus suegros
  • 7 Motivos por los que algunos hijos políticos tienen sentido de culpa al visitar a sus suegros
  • 8 Cosas más importantes que debo realizar para tener buenas relaciones con los suegros
  • 14 Preguntas indispensables entre suegros e hijos políticos

3,092 Palabras. Tiempo de lectura 11:00

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Es un deporte nacional, incluso para los humoristas, hablar mal de los suegros y de las relaciones con sus hijos políticos (nueras y yernos). Salvo excepciones, principalmente suele haber un enfrentamiento ancestral entre las suegras y las nueras. Los suegros con los yernos y con las nueras, se suelen llevar mejor, o simplemente, no se llevan, coexisten.  Por cuestiones de edad y experiencia, casi siempre, los suegros tienen razón en lo que dicen, aunque algunas veces no tengan razón, en cómo lo dicen.

Los suegros suelen ser criticados, porque los hijos políticos dicen que se meten en sus vidas, sin darse cuenta, que la mayoría de las veces, lo hacen pensando en beneficiar a los hijos políticos o a los nietos.

Los suegros no son solamente para apagar fuegos, también son humanos y tienen derecho y obligación de opinar, cuando ven una injustica o un camino mejor, para el conjunto de la familia.

Si los suegros llaman la atención a los hijos políticos, suele ser porque éstos, aunque no lo vean, están maltratando o discapacitando a sus propios cónyuges o a sus hijos. Lo que hace falta, es tener la suficiente madurez por ambas parte, para entender las cosas que se hacen, en beneficios de ambos. Unos suegros que se callaran, ante las injusticias que se cometen delante de sus propios ojos, serian unos egoístas, que no quieren mojarse para vivir cómodamente y no meterse en problemas.

Cuando los hijos se casan, añaden su cónyuge y sus hijos a cada una de las familias biológicas, son los llamados “agregados familiares”. Esto convierte en suegros y suegras, a los respectivos padres, los cuales tienen que aprender a convivir, con su nueva familia agregada. Las nuevas relaciones familiares suelen ser buenas, regulares o malas, dependiendo de muchos factores, principalmente el amor que se manifiesten entre todos ellos. Una mala relación entre los nuevos cónyuges, es medio imposible que no influya negativamente, en la relaciones con los suegros, que siempre quieren lo mejor para sus hijos, pero ven que sus deseos de felicidad propia y ajena, se ven truncados por algún mal comportamiento.

Los suegros suelen molestarse o enfadarse, cuando ven que los hijos, a los que criaron dentro de unas características de educación y principios morales, se ven empujados a llevar un tipo de vida, que les hace olvidar los principios que aprendieron durante su crianza. Es muy fácil echar la culpa a un cónyuge, y olvidarse de que ambos lo consienten, Es muy difícil, ver situaciones donde los hijos van hacia atrás en su vida familiar, privada y social. Tanto esfuerzo para educarlos y llega el cónyuge, y los conduce por el camino que les lleva a la derrota.

Es cierto que cada familia, tiene que arreglar primero las cosas en su casa, pero no es menos cierto, que todos tienen la obligación de llamar la atención, a los más cercanos, cuando lo que hacen, es en perjuicio de ellos mismos, de sus cónyuges o hijos.

Algunos suegros, en la relación con los hijos políticos, sobre la educación de los nietos, son como los buenos y aguerridos boxeadores, que nunca deciden cuando retirarse de combatir. Esto supone que, de vez en cuando, reciben un golpe moral y sicológico, que les deja noqueados, fuera de combate durante un tiempo.  Después tienen que recuperarse ellos, para seguir intentando mantenerse en su lugar y recobrar la posición familiar, que tenían antes del golpe.

Dicen que las suegras, deben tener la boca cerrada y el bolsillo abierto. Pero eso muchas veces, significa eludir las obligaciones de cada uno, con el otro. No hay que olvidar que, casi siempre detrás de cada yerno y cada nuera, hay un o unos nietos, que tienen necesidad de la protección, seguridad y mimo de sus padres y de los suegros y que son también sus abuelos.

Cuando los suegros y los hijos políticos, tienen culturas y educaciones diferentes, es muy difícil que haya química de atracción entre ellos. Pero deben coexistir como personas civilizadas. Al fin y al cabo son los hijos políticos, los que han decidido casarse para toda la vida y vivir juntos. Los demás son testigos, algunas veces participantes, de lo que los hijos políticos realizan.

Algunos hijos políticos, no se atreven a frecuentar y ni tan siquiera visitar a sus suegros, debido a que siempre, hay motivos importantes de fricción, ya que los comportamiento en las cercanías provocan, sin querer o queriendo, reacciones donde salen a relucir las diferencias educativas, sociales y culturales, tanto de ellos como de los nietos. Ante estas situaciones suelen proceder a hacer las visitas individualmente y solamente las hacen juntos, en ocasiones sociales muy importantes.

8 Motivos por los que algunos hijos políticos se alejan, esconden o ignoran a sus suegros:

1.      Cuando en casa de los suegros, existe un consumo desmesurado de alcohol, drogas, juego, pornografía, abusos físicos, violencia, etc. y no quieren contaminar a la familia, ni que esta lo conozca.

2.      Cuando los suegros dan malos tratos a otros familiares, servicio doméstico, animales, etc.

3.      Cuando los suegros hacen negocios sucios o ilegales, o trasgreden las leyes civiles o morales.

4.      Cuando los suegros no respetan los ciclos naturales de la vida, y se visten y actúan como sus hijos jóvenes, incluso yendo a lugares de diversión de jóvenes y coincidan allí los padres, con los hijos y sus amigos. Haciendo el ridículo, sin darse cuenta, de que ya no tienen edad, imagen, ni fuerzas, para disfrazarse de jóvenes o actuar como ellos.

5.      Cuando los suegros son matrimonios irregulares, mantienen relaciones amorosas fuera de su matrimonio o llevan una vida pública desordenada, por lo que prefieren que su nueva familia no lo vea.

6.      Cuando los suegros tienen novias, novios o relaciones amorosas, con personas de la misma edad que los hijos o sus amigos.

7.      Cuando los suegros tienen un mal comportamiento con los hijos políticos ,  como familia ya formada e independiente, pues siempre se meten donde nadie les llama y están continuamente zahiriéndoles, con comentarios despectivos de sus situaciones o de estilo de vida. Prefieren huir.

8.      Cuando los suegros tienen un mal comportamiento personal y social, y no es el mejor ejemplo que quieren dar a sus hijos, pues demuestran con evidencias, que llevan un  estilo de vida inmoral, mal educada o grosera, reflejado en sus amistades, actividades y en ellos mismos.

7 Motivos por los que algunos hijos políticos tienen sentido de culpa al visitar a sus suegros:

1.      Cuando las discusiones y agresiones entre los hijos políticos, son muy violentas y no quieren que sean vistas ni oídas por los suegros, pues les da vergüenza, que las conozcan o intuyan esas graves diferencias, entre ellos o con sus hijos.

2.      Cuando no quieren reñir ni discutir con los suegros por nada del mundo. Prefieren evitar discusiones, que lo único que consiguen es separar su matrimonio, puesto que algún cónyuge, considera que tienen que ponerse de parte de sus padres, en lugar de estar unido con su cónyuge.

3.      Cuando los suegros les llaman la atención, porque educan de forma muy permisiva o violenta a sus hijos, reflejado en los malos y peligrosos resultados que obtienen, y los suegros no quieren que eso ocurra con sus nietos.

4.      Cuando no los pueden presentar a la familia política o amistades, debido que existen grandes diferencias culturales, sociales, culturales, económicas, físicas, políticas, religiosas o idiomáticas. Esas diferencias pueden ser por ambos lados.

5.      Cuando por experiencias pasadas, suponen que les van a pedir algo. Opinan que estando alejados, disminuyen las posibilidades de que les pidan.

6.      Cuando sienten vergüenza de estar con sus suegros, debido a que su propio comportamiento violento, el que hace con su cónyuge, con sus propios hijos, o que el concepto familiar, no es el adecuado y saben que sus suegros le van a recriminar. Incluso aunque se callen, sabe que “la procesión va por dentro”.

7.      Cuando los hijos políticos llevan un modelo de vida como si permanecieran solteros, sin contar con el otro cónyuge para nada, ni para las visitas familiares.

8 Cosas más importantes que debo realizar para tener buenas relaciones con los suegros:

1.      Escribir las 10 cosas que ambos podemos hacer juntos, para que nuestros respectivos suegros, sean más felices con nosotros.

2.      Escribir las 10 cosas que ambos podemos hacer juntos, para ser más felices y tener un mejor matrimonio.

3.      Escribir las 10 cosas que creemos que entorpecen las relaciones con nuestros suegros por interferirnos con ellos.

4.      Escribir las 10 cosas que debo hacer para tener y mejorar las relaciones con los suegros.

5.      Escribir las 10 cosas que me gustaría que mi cónyuge NO haga, para que no haya problemas de interferencia con mis padres.

6.      Escribir las 10 cosas que NO debo hacer para tener mejores relaciones con los suegros.

7.      Escribir las cosas que me gustaría que mi cónyuge haga, para que no haya problemas de interferencia con mis padres.

8.      Escribir los 10 motivos  que entorpecen las relaciones en nuestro matrimonio por la interferencia de nuestros respectivos suegros.

Es una gran tarea el responder todas estas cuestiones, pero solamente si se sientan tranquilamente a analizarlas y a contestarlas, podrán empezar un camino que les lleve a encontrar la solución al problema. Los grandes problemas, requieren grandes y costosas soluciones.

Los suegros y los hijos políticos, tienen que trabajar muy bien la situación en la que cada uno está, para tenerla muy clara. Por lo que sugiero que se sienten a escribir y a comentar, muy detalladamente, las preguntas y respuestas que cada uno vaya poniendo sobre la mesa. Esto ha dado muy buenos resultados. Pero sin olvidar, que solamente es un planteamiento de posiciones, para después poder marcar unos objetivos, soluciones, plazos y controles de cumplimiento. Estas preguntas y respuestas, son solamente un peldaño de la gran y empinada escalera, que tiene que ir subiendo.

Ser un buen hijo o un buen esposo, no debe ser una disyuntiva para ninguno de los dos, tienen que ser ambas cosas. Ponerlo en duda, es un problema de inmadurez. Cuando los hijos políticos, critican a sus respetivos suegros, se terminan peleando entre ellos.

Algunos suegros creen, que nadie es lo bastante bueno, para convivir con sus hijos, hacerles felices y apoyarles a prosperar interna, familiar y socialmente y que todos, son muy jóvenes e inexpertos para hacerlo y que siempre hay algo, para reprochar a los hijos políticos. Ser consciente de que no se pierde un hijo, sino que se gana a su cónyuge.

Algunos hijos políticos, creen que sus padres se meten en su vida matrimonial, al actuar como si ellos no fueran capaces de sacar su matrimonio adelante o porque, no quieren aceptar que deben dejarles volar solos, en las cosas propias de su matrimonio.

Siempre cuatro ojos, ven mucho más que dos. El cónyuge no tiene que tener celos, ni sentirse ignorado, porque haya habido una consulta a los padres, siempre que esa consulta, haya sido consensuada en la forma y fondo de hacerla. Las decisiones les corresponden tomarlas a los cónyuges en estrecha unión, pero las consultas pueden y deben hacerlas, en las fuentes que consideran que tengan más y mejor capacidad de responder.

Ninguno de los cónyuges debe pensar que el otro, está demasiado pegado a sus padres, debido a que les consulta muchas cosas, para aprovechar la experiencia de ellos. Qué satisfactorio es ver, cuando los hijos políticos, también consultan las cosas importantes con sus padres y con sus suegros, para poder decidir con mejor criterio. Nunca debería haber tensión en el matrimonio, por esta causa.

Entre los cónyuges no debería haber una batalla continua, ni celos por la cantidad de tiempo, comunicación o confidencias, que dedican a sus respectivos padres. Cada cónyuge tienen arraigadas unas costumbres, buenas o malas, de la forma de relacionarse familiarmente. Eso no quiere decir, que le eximan de atender perfectamente sus nuevas obligaciones de amor, atención y cuidados con su cónyuge, el cual es la prioridad, sobre todas las relaciones familiares.

Muchas veces las discusiones originadas, porque uno de los cónyuges atiende mucho a los suegros, implican que entre los cónyuges, hay problemas ocultos de comunicación, madurez, cultura, costumbres familiares, celos, etc. Pero que esas diferencias, habladas serenamente entre ellos, podrían ser eliminadas rápidamente, al intentar ver las cosas desde la perspectiva del otro.

El hecho de que uno de los cónyuges, haya tenido problemas anteriores con sus suegros o con sus padres, no debe ser un obstáculo para que puedan tener buenas las relaciones actuales, ya que las vidas de los padres y suegros e hijos biológicos o políticos, han podido cambiar sustancialmente. Los hijos políticos, no tienen por qué tener resentimientos por viejas situaciones, que la mayoría de las veces no las conocen a fondo, y solamente saben de ellas por oídas. Mucho menos, si eso supone la dolorosa suspensión de las relaciones familiares, para uno de los cónyuges. La reconciliación familiar, es uno de los primeros pasos, para que haya buena armonía entre todos.

Una de las mejores formas, para alcanzar una correcta reconciliación entre suegros e hijos políticos, es que cada uno de los cónyuges escriba con mucho tacto, lo que más le preocupa de sus relaciones con el resto de cada uno de los familiares. Que expresen sus sentimientos, pero que no parezca un listado de recriminaciones y agravios, pues el objetivo de estas listas, es que se puedan intercambiar y comentar, para llegar a acuerdos que sean en beneficio y ayuda de todos.

14 Preguntas indispensables entre suegros e hijos políticos:

1.      ¿Cómo atender, escuchar y hacer caso a mis padres, sin descuidar a mi cónyuge?

2.      ¿Cómo podremos poner con mucho respeto, ciertos límites a nuestros suegros, en sus intromisiones dentro de nuestra familia, haciéndoles que comprendan nuestras prioridades como cónyuges?

3.      ¿Cuándo se les va a quitar la costumbre a nuestros suegros, de pensar que todavía son indispensables en nuestras vidas, cuando nosotros ya hemos tomado la responsabilidad de formar una familia?

4.      ¿En que conceptos, sentimientos y actuaciones influyen sus suegros en su matrimonio o en la dependencia, física y emocional de su cónyuge con ellos?

5.      ¿Ha hablado en profundidad con su cónyuge de las diferencias que siente hacia sus suegros, los motivos que las producen y las soluciones que Vd. propone?

6.      ¿Por qué algunas conversaciones polémicas, terminan en discusiones violentas, principalmente las relacionadas con religión, política o forma de educar a los hijos?

7.      ¿Por qué mis suegros critican las acciones que hacemos como familia o individualmente?

8.      ¿Por qué mis suegros se inmiscuyen en nuestras vidas, incluso dando consejos, que no les hemos pedido?

9.      ¿Por qué no intentamos ponernos cada uno en el lugar del otro, para comparar nuestros puntos de vista diferentes?

10.   ¿Por qué tenemos que defender las opiniones de nuestros respectivos padres, aunque no estemos de acuerdo con ellas, y lo hagamos solamente por un espíritu de cuerpo familiar, muy mal entendido, que nos causa tantos problemas entre nosotros?

11.   ¿Por qué tratan de imponernos sus opiniones y nosotros, tratamos de imponerles las nuestras?

12.   ¿Qué virtudes tienen mis hijos políticos?

13.   ¿Qué virtudes tienen mis suegros?

14.   ¿Se dan cuenta que sus suegros y padres son de una generación diferente y por lo tanto, ven las cosas de otra forma, aunque crean que lo hacen en beneficio de todos?

Los padres deben enseñar con el ejemplo, a sus hijos políticos, como deben relacionarse con ellos y entre ellos, dentro del compromiso de un proyecto de vida sustancioso y valioso, lleno de una buena comunicación, sabiendo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, teniendo en cuenta que antes de actuar, debemos pensar en la repercusión de nuestras acciones, para evitar que interfiera en las relaciones entre suegro, suegras, yernos y nueras, siempre ayudándose mutuamente a resolver los problemas, con generosidad, cariño y comprensión, respetando la independencia y decisiones de cada uno.

Los padres tienen que aceptar, sin reticencias a los hijos políticos, con sus virtudes y defectos, a pesar de que existan notorias diferencias, culturales, sociales, de costumbres y formación. Es muy grave entrometerse en sus decisiones importantes, aunque haya notoriedad de errores eminentes y palpables, provenientes por la falta de experiencia o conocimientos, lo mejor es practicar el “oír, ver y callar” que tan buenos resultados da, la mayoría de las veces. 

En el matrimonio ya no existe “Tu familia o mi familia”, es “Nuestra familia” sea biológica o política. Por lo tanto el suegro, suegra, yerno y nuera, es un tema a dejar atrás, en unas buenas relaciones matrimoniales. Se debe afrontar el dialogo y la convivencia, con serenidad y claridad, haciendo el esfuerzo que sea necesario, para superar las diferencias sustanciales, las cuales, siempre se pueden y deben dialogar, aunque haya que ceder algo, en beneficio de reafirmar el amor familiar. 

Los suegros que tengan mucho tacto, siempre pueden mediar, pero enfocándose, en que los hijos políticos dialoguen serenamente, para superar sus diferencias, y si es necesario enseñándoles a perdonar y a saber ser perdonados, pero sin darles la razón a ninguno de los cónyuges. No es entrometerse en su vida, es enseñarles lo que no sepan, aunque crean que lo saben todo, como se puede y debe convivir en franca armonía, compartir ilusiones, comunicarse los sentimientos, intereses, esfuerzos, esperanzas, organizando bien la convivencia familiar. 

Los padres deben percibir, hasta donde pueden permitir o aceptar, las cosas en las relaciones con los hijos políticos. No deben participar en las cosas de su día a día, pues ellos han formado una familia y tienen que aprender a manejarla. El hecho de que se pueda estar siempre pendientes para ayudarles, no debe ser una disculpa, para menospreciar lo realizado por los hijos políticos.

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