Herencias, testamentos y repartos en las familias


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Herencias, testamentos y repartos en las familias.

  • Testamento civil
  • Testamento de vida 

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 TESTAMENTO CIVIL: 

Este artículo es sobre las obligaciones de los padres de hacer bien los testamentos, en tiempo, forma y contenido. En cada país hay leyes diferentes, cientos de bogados de confianza y libros especializados donde los padres pueden y deben consultar sobre las características de las herencias, los testamentos, el reparto de sus bienes, los derechos y las obligaciones de los herederos, etc. Incluso en el Internet hay modelos de testamento muy bien hechos. 

¡Padres! Si tienen el privilegio de poder hacer testamento, háganlo pronto y bien. Deposítenlo en el Registro de Actos de Últimas Voluntades o en manos de terceras personas independientes de la familia, normalmente llamados albaceas testamentarios. Nunca lo dejen en el cajón de la mesilla, pues puede desparecer si no le conviene a alguien.

Las leyes civiles ponen unas obligaciones, pero las leyes morales obligan, en función de su libre albedrío, a dejar atadas y bien atadas sus últimas voluntades. Hagan lo posible para que no haya disgustos entre sus herederos motivados por el reparto de su herencia. Siempre es preferible que los herederos se enfaden con el testador después de muerto, debido a que no les gustaron sus decisiones, a que se enfaden entre ellos porque el testamento fue injusto y no pudieron o no quisieron llegar a soluciones, teniendo que terminar en manos de la justicia civil.

Los padres, cada uno de ellos, deben hacer su testamento civil y su testamento de vida de forma que la herencia, si es que existe, quede bien organizada y repartida de la mejor forma posible, y que sus últimas voluntades religiosas, médicas, físicas y emocionales queden plasmadas en el testamento de vida. Ambos testamentos deben ser muy claros y periódicamente modificados, en función de los cambios que ocurran en las personas, bienes y circunstancias. Hay un dicho sobre los testamentos, recomendando que se hagan con lápiz para poderlos modificar.

Los testamentos siempre deben estar presididos con un gran sentido de la justicia, la caridad, la equidad y el agradecimiento. Así se disminuirán las posibilidades de injusticias, envidias, enfados, codicias y malas avenencias entre los herederos. Desgraciadamente muchas familias se rompen, debido a que o no hubo testamento o si lo hubo fue injusto o mal hecho. Estos hechos suelen exacerbar las malas relaciones que ya había o que se producen en el momento del reparto.

Los padres no deben olvidar que cuando se ejecute su testamento, ellos ya se habrán ido y los herederos todavía se quedarán en la tierra para muchos años, con las heridas muchas veces incurables, que un mal testamento pudiera producir. Además es muy conveniente dejar muy claro en el testamento cuales son las condiciones que desean para los hijos menores de edad que les sobrevivan. Por ejemplo, si ya han dado la conformidad, quienes harán y quienes no podrán hacer de tutores de los niños, de qué forma deberán educarles, qué condiciones tendrán para recibir la herencia, etc. 

El broche de oro de los testamentos es que la caridad debe estar muy por encima de la justicia humana expresada en las leyes civiles. Si entre la primera línea familiar no hay caridad, qué pueden esperar de la vida ninguno de los herederos. Hay leyes justas e injustas, pero más injustos suelen ser los comportamientos entre hijos, padres y abuelos si no tienen ni la caridad ni la justicia de honrar su propia sangre. Para materializar el contenido de los testamentos o de las herencias, deberían reunirse todos los familiares y a ser posible que la conversación la lleve una persona ajena a la familia, que tenga la aprobación de todos y que sirva de árbitro sobre lo que está sucediendo. Este suele ser la tarea o cometido del albacea testamentario.

Hay padres, que olvidándose de sus propias obligaciones presentes y futuras regalan injustamente su patrimonio, propio o percibido por herencia familiar y mantenido en usufructo pero que pertenece jurídica o sentimentalmente a determinados hijos, pero no a todos. Puede que lo regalen a terceros o a instituciones, que ni se lo merecen ni en algunas ocasiones lo han pedido. Solamente lo regalan por inconsciencia o por darse el capricho de fastidiar a determinados familiares que tenían el derecho a heredar.

Mención aparte merecen las herencias beneficiadas o gastadas en vida por determinados hijos con ludópatas, chulos profesionales, mujeriegos, adictos y manirrotos que son protegidos injustamente por los padres en perjuicio de terceros. Una cosa es que los padres hagan regalos y otra cosa es que estos sean injustos.

Todavía nadie ha inventado ataúdes que tengan bolsillos para poder llevarse al otro mundo las propiedades. Lo único que podremos llevar allí serán nuestras buenas obras. Las propiedades hay que dejarlas en la tierra y la mejor forma de dejarlas es a través de otorgar un testamento bien pensado y aconsejado, nunca un testamento fruto de un arrebato.

Cuando hay testamentos importantes suelen salir inmediatamente parientes de todas las esquinas, se amontonan en la casa de los difuntos a proclamar a los cuatro vientos y con muchas lágrimas, cuanto querían a los difuntos. Casa que muchos de ellos jamás habían pisado ni habían hecho una llamada de teléfono. Llegan de los sitios más lejanos, alegando parentescos y cariños insólitos. Tiempos atrás estaban en la más profunda ausencia e ignorancia. 

Algunas herencias, para que puedan ser hechas efectivas están condicionadas a lo siguiente: Mantener determinados matrimonios, o a tenerse que divorciar, cumplir la mayoría de edad, comportarse bien, terminar los estudios, dejar las adicciones, atender a herederos discapacitados, etc.

“Hijos 3 minutos” denominados por algunos padres a los que con tres minutos semanales de una llamada de teléfono, ya se creen buenos hijos. Dicen que no pueden destinarles más tiempo pues “siempre están muy ocupados” No les visitan nunca o casi nunca. Con esos tres minutos quieren creerse que mantienen el cordón umbilical con los padres. Así acallan sus conciencias y preparan el terreno para que cuando los padres hagan testamento no se olviden de ellos y cuando llegue el reparto de las cosas comunes que no están especificadas en el testamento, como los objetos personales, los otros herederos no les dejen fuera del reparto, alegando que nunca se preocuparon de atender a los padres. Hacen que hacen, pero no hacen, lo único que hacen es dar un terrible mal ejemplo a sus hijos, que ven como sus padres ningunean a los abuelos. Después, los padres no se podrán quejar cuando sientan: “Esos polvos trajeron estos lodos”

Hay hijos que entienden que la norma son 3 minutos de conversación a la semana y que con eso ya es suficiente. Esto es una de las curiosidades de la vida actual. Lo normal lo definen incluso cuando ha dejado de atenerse a la norma.

“Acepta lo que te den y sigue pidiendo”. Esto es lo que algunos padres tienen que asumir de sus “hijos 3 minutos”, pues más vale poco que nada.

A los “hijos 3 minutos”, se les rompen el corazón cuando los padres mueren o tienen algún problema. Salen corriendo para asistir al funeral o para visitarles y así que les puedan ver los otros familiares. Les hacen una “visita de médico” y su conciencia se queda tranquila porque según ellos ya han cumplido ante la familia. De paso miran a ver si los padres les pueden regalar alguna cosa de valor, que dicen les trae tantos y tan buenos recuerdos familiares.

Las diferencias de atención a los padres que se dan entre hermanos, ocurre algunas veces cuando no hay bienes materiales para heredar ni para pagar por la asistencia privada. Si los padres tuvieran muchos bienes, aparecerían parientes hasta por debajo de la cama y todos queriendo hacer ver que les atienden. Pero desgraciadamente hay hijos que no les atienden cuando lo necesitan, pero después si se creen con el derecho a recibir la herencia que según la ley les corresponde.

Algunos padres, en vida, deciden repartir la herencia, toda o parte, a sus hijos, así les puede servir para iniciar o consolidar su vida familiar, profesional o de estudios, evitando que haya disgustos o lamentaciones posteriores por no haberlo hecho en ese tiempo tan necesario. Los padres tienen que estar seguros que ellos no van necesitar esos bienes para su vejez, pues si los ceden ya no habrá manera de que si los necesitan, se los devuelvan. Máxime si esa herencia se ha quedado materializada en pagos universitarios para que los hijos tengan ese patrimonio intelectual que les abra las puertas de la sociedad y le saquen mucha más rentabilidad que si les hubieran dejado bienes inmuebles, joyas o dinero. Los padres tienen que asumir, que es posible que los hijos, al haber recibido en vida la herencia, en bienes materiales o en formación universitaria, ya no se preocupen de atenderlos al faltarles el egoísmo de la espera de la herencia.

Es una apuesta a futuro, si el importe de la herencia dejada en vida a los hijos, es la que los padres tenían reservada como ahorro para cuando se jubilaran. Pero es la misma apuesta que cuando se compran cuatro pólizas de seguro de invalidez representadas en cuatro hijos. Es muy difícil que las cuatro compañías quiebren y que no se pueda rescatar el capital asegurado e incluso los intereses.

La mejor herencia que se puede dejar a los hijos es una buena educación en las virtudes y valores humanos, además de unos estudios profesionales. Las herencias monetarias se las pueden gastar, pero la educación religiosa, familiar, académica y social, aunque quieran, no la pueden gastar, ni nadie se la puede quitar, es para siempre.

La dificultad del reparto de las herencias, según los diferentes modelos de familia y sus mezclas y modelos de familias monoparentales, del mismo sexo, segundos y terceros matrimonios, uniones de hecho y de derecho y sin arreglar sus situaciones jurídicas. Esposos con más anillos que el emblema de los Audi’s que tiene cuatro. Viudas y viudos, amancebados fijos o esporádicos, barraganas, etc. Incluso cuando hay hijos biológicos, adoptados, procedentes de los matrimonios de los diferentes esposos, hijos comprados mediante procedimos médicos y jurídicos en los laboratorios, hijos de vientres de alquiler y un largo etc. Es un verdadero problema otorgar testamentos que sean justos y legales para que no ocurran pleitos posteriores. Las situaciones familiares cambian continuamente y se necesita estar bien aconsejado, todo en función de a quién, cómo, cuándo y porqué se lo quiere dejar.

Entre los posibles herederos, algunas veces es una carrera contra reloj la atención a los padres mayores, para ver quien influye más y mejor en sus últimas voluntades, muchas veces en función de la herencia que podrían disponer. No conozco la legislación que puede haber en cada país relacionada con la obligaciones de asistir a los padres mayores, tengan o no bienes económicos. En algunas ocasiones solamente reciben cuidados cuando los posibles herederos creen que van a heredar algo importante. Dicen que los asilos públicos están para atenderles, si presienten que no van a dejar nada de herencia. Alegando que allí siempre hay voluntarios que les atiendan muy bien y gratuitamente.

Muchas veces los padres cometen el grave error, voluntaria o involuntariamente de prometer una cosa de palabra y después plasmarla de otra forma en le testamento. Uno de los principales errores, suele ser el ofrecer verbalmente los bienes a los hijos que se preocupan de atenderles, pero luego testar a favor de todos por igual, sin tener en cuenta de premiar a los que se han sacrificado por ellos. Muy pocas veces los herederos reconocen el error sentimental del reparto tan mal hecho y ceden las propiedades que les corresponden a los que verdaderamente se han preocupado del cuidado de los padres

Cuando llega la hora de la lectura del testamento civil empiezan las frustraciones y los comentarios desagradables en función de las expectativas que cada uno tenga. Si nadie espera nada y les toca algo, eso más que tiene. Pero normalmente todos esperan mucho más de lo que les toca. Además empiezan las opiniones de decir: Tu, para que quieres esto, si total no lo necesitas y a mi me viene muy bien y me haría mucha ilusión tenerlo. O yo si lo uso. Tú vives fuera y no puedes disfrutarlo como yo que vivo aquí. Hemos acordado los otros hermanos que en lugar de hacer el reparto como dice el testamento, lo hagamos como decimos nosotros ¿No te opondrás a lo que hemos decidido, verdad?

Hay muchos parientes cercanos que se aprovechan de haber llegado antes a la casa y haber podido retirar dinero en efectivo, documentos emitidos al portador o bienes seleccionados de antemano que no han pasado al fondo común de reparto. También ocurre que otros familiares han podido hacerse con los bienes del difunto, pues previamente con maniobras legales, le han podido declarar incompetente, por lo que la ley les dio el poder de administrar sus bienes, prácticamente sin ningún control. Cuando llega la hora de abrir el testamento todo los bienes importantes han desaparecido, e incluso los inmuebles los han escriturado a nombre de otras personas.

Algunos herederos se oponen a que los padres lleven su vejez con una buena calidad de vida. Maniobran con otros familiares para convencerles que los padres se queden en su propia casa, incluso sin ayuda o poca ayuda para hacerles las tareas de la casa, porque sale mucho más barato que llevarles a un buen asilo o residencia de día privada, porque así gastarán menos y les tocará más de herencia. No les importa la calidad de vida de los padres con tal de que su patrimonio no disminuya con los gastos.

Las formas más comunes de decidir la forma de dejar la herencia:

  • La parte obligatoria y la de libre disposición dejarla a todos iguales, de acuerdo con la ley,
  • La parte de mejora y de libre disposición, dejarla de acuerdo a como se hayan portado con los padres.
  • La parte de mejora y la de libre disposición, dejarla de acuerdo con la situación económica de cada uno de los herederos.
  • La parte de libre disposición dejarla fuera de la familia en obras benéficas, altruismos, mecenazgos o caprichos.

Dejar en herencia los negocios familiares suele ser un problema importante, pues hay hijos que los han trabajado fuertemente, incluso asumiendo grandes sacrificios personales y económicos en beneficio de mantener activo el negocio. Cuando llega la hora de hacer el testamento a algunos padres se les olvidan estos sacrificios y hacen los repartos a partes iguales como si esos sacrificios no hubieran existido. Incluso no tienen en cuenta que mientras unos hijos estaban sacrificados en el negocio, otros hermanos no tenían que trabajar y los padres les pagaban sus carreras universitarias. 

“Trabaja fuerte hijo mío, que algún día todo esto será tuyo” Esta frase la dicen muchos padres empresarios y los hijos se la creen. ¡Cómo no se lo van a creer a sus padres! Pero cuando llega la hora de abrir el testamento y todo lo dejan a partes iguales entre los hermanos, se dan cuanta que han estado trabajando duramente durante los mejores años de su vida en el negocio familiar, por lo que no pudieron hacer los estudios universitarios, mientras sus hermanos han tenido el beneficio de los estudios universitarios pagados por los padres con el dinero que generaba el negocio familiar. Además de tener los estudios, en función del testamento cobrarán la parte proporcional del negocio que le haya tocado en la herencia. 

En este caso los padres no han tenido en cuenta ni los sacrificios que hicieron algunos hijos para que el negocio funcionara y que la familia pudiera vivir, incluso pagar la universidad a los otros hermanos, ni la capacidad y el esfuerzo para llevar el negocio. Todos cortados por el mismo injusto patrón. 

Hay muchos futuros herederos que se han criado entre algodones, pues ya sus abuelos educaron a sus padres con la única intención de que no pasaran las mismas o similares calamidades que ellos habían sufrido. Pero ambos se olvidaron de educarles en el conocimiento y en la práctica de las virtudes y valores humanos donde la aceptación, el altruismo, la generosidad, la caridad, la filantropía, el desinterés, el sacrificio, la fraternidad y la solidaridad son lo que verdaderamente puede dar sentido a la vida y por tanto no darle tanta importancia a las herencias y lo que las rodea. Dicen que de abuelos sufridos, hijos mimados y nietos egoístas. 

Algunos hijos quieren cobrarse la herencia en vida de los padres, entre ellos algunos hijos NiNi, los sangran sean estos viejos, jóvenes, ricos o pobres, con independencia de que los hijos sean solteros, casados, mixtos o alguna de las diversas especies que pueblan la selva ciudadana. Les falte dinero o les sobre. Los cleptómanos roban con mil artimañas hasta a sus padres el dinero o los bienes de sus hermanos. Sangrar a los padres es una forma de robar también a sus herederos. No hay perdón si no hay restitución.  

Sea el resultado que sea de la herencia, nadie tiene derecho a enfadarse, pues es algo que no se lo ha ganado. El hecho de que haya unas leyes civiles que les amparan y protegen frente a terceros, a la hora de recibir algunos bienes de sus testadores, no quiere decir que sea algo que se lo han trabajado y no se lo han pagado. Al final las victimas de las herencias también suelen ser agresores por alguna causa, y los agresores victimas. Casi siempre todos reciben su merecido. 

Los principales casos de enfados relacionados con las herencias:

  • Esperar más y recibir menos, porque no había más para repartir.
  • Frustrarse debido a que no le han resultado rentables los esfuerzos verdaderos, falsos, voluntarios o involuntarios, que ha hecho para obtener mejor parte de la herencia.
  • Indignarse porque comparativamente ha salido perdiendo con otros que tenían los mismos o menores derechos a la herencia.
  • Sentir rabia porque otros herederos han tenido mejor suerte o han empleados más mañas para conseguir prebendas.
  • Verse legalmente desheredado debido a motivos graves, teniendo o no la culpa.

Algunos padres creen que tienen un problema sobre la forma de repartir su posible herencia, entonces inconscientemente en lugar de solucionarlo, lo que hacen es librarse del problema ignorándolo y por lo tanto no hacen ningún tipo de testamento. Aplazan el posible problema a sus herederos hasta después de su muerte, creyendo que se solucionará el solo. No les importa que su herencia sirva de manzana de la discordia, ellos se han quitado el problema. ¡El que venga detrás que arree! Bastantes problemas hay con las herencias, haya o no testamentos, pues los herederos casi siempre tienen unas expectativas irreales.

Unas notas sobre herencias, testamentos y repartos civiles:

La herencia es el total patrimonio del difunto y comprende todos sus bienes, derechos y obligaciones, que no se extingan por su muerte. La herencia puede ser aceptada pura y simplemente, a beneficio de inventario o rechazada por los herederos. 

El importe total de la herencia, o caudal hereditario (es decir, los bienes y derechos que se integran en la herencia) se divide en tres tercios iguales:

  • Un tercio llamado “legítima estricta” que se destina proporcionalmente para los “herederos forzosos” que suelen ser los hijos.
  • Otro tercio llamado de “mejora” que se destina para quiera repartirlo entre los “herederos forzosos”.
  • Otro tercio llamado de “libre disposición” que el testador puede destinarlo a quien lo consideren conveniente de dentro o de fuera de los herederos.

El albacea, también llamado testamentario, es aquella persona designada por el testador en su testamento para que vele por el cumplimiento de su voluntad expresada en el testamento. Pueden ser varios con carácter mancomunado, para que tengan que actuar todos ellos conjuntamente, o solidario. Si no existe testamento, será necesario tramitar una declaración de herederos intestados o abintestato.

TESTAMENTO DE VIDA:

El testamento de vida, las instrucciones anticipadas, poderes sobre la salud, o como se llamen en cada país, son herramientas muy importantes para la atención final de los enfermos y cumplir las decisiones que dieron en otros momentos relacionadas con sus deseos para el final de sus vidas.

Es para preocuparse de nuestro alma y de nuestro cuerpo. Es un documento donde predominan las atenciones religiosas, la petición de cuidados paliativos, el rechazo del esfuerzo terapéutico, la donación de órganos, el enterramiento o la cremación. Sirve para expresar las instrucciones precisas a tener en cuenta cuando el testador se encuentre en una situación en que su estado de salud mental o física no le permita expresar personalmente su voluntad. La diferencia con el testamento civil es que este es para preocuparse principalmente de los bienes y de quién se quedará con ellos. Para ambos en cada país hay diferentes legislaciones y formas de regístralos.

               En estas páginas bilingües, español e inglés, podrán ver modelos muy bien hechos de este tipo de testamento. 

http://www.agingwithdignity.org/catalog/nonprintpdf/Five_Wishes_Multi_Final_SP.pdf

Los 5 deseos del testamento de vida: 

  1. La persona a quien deseo designar, para que tome decisiones religiosas y médicas en mi nombre, cuando yo no lo pueda hacer.
  2. El tipo de tratamiento religioso y médico que deseo o no deseo recibir.
  3. El grado de comodidad que deseo tener.
  4. El trato que deseo recibir.
  5. Lo que deseo que mis seres queridos sepan. 

Hacer testamento sobre nuestro alma y sobre nuestro cuerpo, que son las dos cosas más importantes que tenemos, es muy práctico e inteligente. Es muy importante el testamento civil, pero pudiera ser sobre cuatro sillas y una mesa sin valor sentimental ni económico que se las pudieran repartir los herederos en franca armonía. Pero el testamento de vida va mucho más lejos que los bienes materiales de esta tierra. Se puede dar el caso que para no asustar al enfermo le dejan sin prestarle los últimos sacramentos o servicios de su religión. Si lo hubiera puesto en el testamento de vida, sus albaceas no dudarían en hacer cumplir sus deseos religiosos, físicos y médicos. Ese testamento de vida permitirá a los albaceas tener influencia moral y jurídica en algunas decisiones que los hospitales o los médicos vayan a tomar con los testadores. 

El testamento de vida también se puede modificar tantas veces como se quiera. Pero cuando ya se está dominado por el sufrimiento, es muy difícil es cambiarlo.

¿Cual de los dos conceptos de testamento es más importante? Es muy conveniente tener hechos los dos testamentos, pues son totalmente compatibles y complementarios. Cada persona tendrá que sopesar, si dejar sus bienes materiales amarrados y bien amarrados ante sus herederos, o si es mejor dejar amarrado y bien amarrado lo que quiere hacer con su alma y con su cuerpo antes de morir. En función de la importancia que cada uno de a esos conceptos decidirá lo que quiere hacer.

Cada vez hay más personas, jóvenes y mayores que realizan y registran sus testamentos de vida para determinar en parte, el modo de cómo desean vivir sus últimos momentos y el derecho a morir bien. Principalmente los padres, es muy importante que tengan muy bien planeados todos sus puntos de vista e intenciones, relacionadas con las enfermedades graves y con su muerte, pues nadie sabe a ciencia cierta cuando estas van a llegar. 

Las personas llamadas “socialmente inteligentes” son las que suelen ser muy sutiles y tienen una excelente percepción de las señales que indican lo que ellos y otros necesitan o quieren. Por eso determinan que:

  • Se les atiendan con los cuidados necesarios en los últimos momentos para atenuar el dolor y conseguir la curación, si esta es posible.
  • Que no les alarguen la vida artificialmente cuando no haya posibilidades de cura, rechazando expresamente determinadas terapias para prolongar inútilmente la vida.
  • Que todos sus órganos se utilicen, si aun sirven, para hacer los trasplantes que quieran y a quienes quieran sin ninguna discriminación.
  • Que sus cuerpos sean entregados a la ciencia para su estudio.
  • Que los restos que queden del cuerpo, sean cremados y las cenizas enterradas exclusivamente en un lugar consagrado como cementerio católico.
               Es muy necesario y conveniente otorgar el testamento de vida lo más pronto posible, sin esperara a la vejez o a estar enfermos. Hacerlo demuestra mucha serenidad, conocimientos y valentía. Previamente informarse bien para poder hacerlo con pleno conocimiento, serenidad y reflexión. Razonando, analizando, profundizando y sopesando todas sus instrucciones y las posibles consecuencias.

Es necesario designar a una persona de total confianza, familiar o amigo para que en caso de grave enfermedad, accidente o al supuesto final de nuestras vidas, tome las correctas decisiones de atenciones religiosas, relaciones familiares, tratamientos y atenciones médicas que se hayan indicado en el mencionado testamento. Así se tendrán muchas posibilidades de recibir las indicaciones deseadas y no recibir las no deseadas.

Desgraciadamente se llega a situaciones donde las personas en esos momentos ya no pueden tomar sus propias decisiones por motivos de demencia, accidentes cardiovasculares, enfermedades debilitantantes y un largo etc. Pero alguien debe tomar la decisión en su nombre y en función de lo indicado en el testamento de vida sobre el uso o no uso de maquinas para la respiración, alimentación, diálisis, etc. Estas instrucciones deben estar basadas también en el sentido religioso que el paciente tenga sobre su vida y su muerte.

Para redactar el testamento de vida es muy conveniente, juntamente con el apoderado elegido, discutir, comentar o pedir consejo profesional al médico de familia o a otro de total confianza, sobre la situación médica actual, los objetivos deseados y las posibles opciones de tratamiento para determinados casos graves que pudieran ocurrir. Pues nadie mejor que él médico podrá aconsejar sobre las ventajas e inconvenientes de lo que han pensado hacer, en las múltiples variantes que pudieran presentarse en los momentos de máxima gravedad.

El testamento de vida establece las opciones de una persona para el tratamiento en caso de quede incapacitado. Algunos dicen que como son muchas las variantes que pueden ocurrir en esos momentos tan difíciles, estos testamentos resultan demasiado vagos, aunque marquen una tendencia para las decisiones. Siempre es mucho mejor que no tener hecho el testamento de vida.

Es muy conveniente preguntar a su sacerdote, pastor, rabino o imán, según la religión que profese para que le oriente en la redacción del testamento de vida. También puede buscar la información en el Internet, en las bibliotecas públicas, en los hospitales, abogados, hospitales y médicos. Vale la pena dedicar un tiempo a solucionar este tema antes de que sea tarde.

Si tiene algún comentario, por favor escriba a francisco@micumbre.com

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  1. 1 Los ancianos, las residencias y las familias « Mi Cumbre Trackback en 10 10-06:00 septiembre 10-06:00 2012 a las 7:10 pm
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