ESCUELA PARA PADRES
La adicción a la vigorexia (opuesta a la anorexia) perjudica a la familia.
- 7 Pilares que definen la adicción a la vigorexia
- 40 Preguntas para determinar la adicción a la vigorexia
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Espero que nadie se de por aludido, ni que se sienta identificado por este artículo. Ojala que no me ocurra como con otros artículos, ya que algunos lectores se enfadan, pues creen que lo escribo particularmente para ellos, y no tienen en cuenta que lo hago para los padres en general.
La vigorexia es la adicción al ejercicio, para conseguir tener un cuerpo lo más perfecto posible. Es un trastorno, en el cual las personas realizan prácticas deportivas extenuantes y en forma continua, manteniéndose con una alimentación extremadamente peligrosa. Adquieren poco a poco el fanatismo de su adicción, poniendo a prueba constantemente su cuerpo y su mente, sin importarles las consecuencias. Son los que influenciados por los actuales modelos de cuerpo, que propone la sociedad, solamente buscan la figura perfecta de su cuerpo, exigiéndole el máximo a su organismo, hasta alcanzar la equivocada meta.
La vigorexia es la anorexia al revés, lo opuesto a ella. Es una adicción muy silenciosa, que al principio es prácticamente imperceptible, por el adicto y por su entorno familiar. Esta adicción, poco a poco, se está posicionando muy fuertemente en el mercado consumista, dado que la industria que la maneja, es la única que obtiene grandes beneficios y no su consumidor.
La vigorexia es una adicción que al principio, casi no se ven ni se notan sus signos externos. Los padres deben estar muy alertas, si observan en sus hijos algún signo precoz de esta adicción. El problema más grave para la eliminación de la adicción de la vigorexia es la negación de que existe. Algunos grupos sociales creen que teniendo el perfecto cuerpo de atleta van a conseguir mejor posicionamiento en la sociedad para tener matrimonio, trabajo, aceptación social, etc. Eso se lo recomiendan a través de la publicidad de la industria del culturismo, la cual preconiza el culto al cuerpo y no de la mente ni de los valores.
7 Pilares que definen la adicción a la vigorexia:
- La obsesión de obtener y mantener, un cuerpo de atleta y su musculatura, empleando excesivo esfuerzo, para desarrollar músculos o modificar el cuerpo.
- La excesiva medicación de esteroides, anabolizantes, vitaminas y medicinas, prohibidas o no, pero normalmente sin prescripción médica.
- La desequilibrada alimentación, producida por el excesivo consumo de proteínas….
- La dedicación excesiva al gimnasio o a otros deportes.
- La disminución o abandono de las obligaciones escolares, familiares, profesionales y de formación personal, cultural o religiosa, por dedicar excesivamente su tiempo y su mente, a fomentar la vigorexia.
- El exhibicionismo en público o privado, realizado a través de las ropas, gestos, posturas, concursos, etc.
- El excesivo costo, que obliga a desviar hacia allí, el dinero destinado a la familia, estudios, formación profesional u otras necesidades.
El artículo está basado en el tiempo y esfuerzo dedicado al gimnasio, como punta del iceberg que hay detrás de la adicción a la vigorexia. Pero no deben olvidar los otros conceptos de la alimentación, ingestión o inyección de medicinas, abandono de las obligaciones, escolares, familiares, profesionales, costos excesivos, etc.
Es cierto que hacer gimnasia es muy bueno y muchas veces necesario, para un gran número de personas, adultas o no, máxime en las sociedades sedentarias. También es muy bueno, para que los jóvenes hagan ejercicio que les mantenga en forma, para hacer los diversos deportes o ejercicio propios de sus edades. Además los gimnasios se han convertido en centros sociales, donde van las personas para distraer su ocio y participar socialmente con otras personas, que tengan las mismas aficiones.
La alimentación que preconiza la adicción a la vigorexia, no encuentra límites hasta que consigue destruir el cuerpo, por dentro y por fuera. Alimentarse bien, es igualmente necesario como hacer ejercicio, todo con medida y sanamente.
La adicción a la vigorexia cada día tiene mayor importancia, pues es explotada comercialmente a gusto de los adictos, principalmente entre la juventud. La industria que la explota, es una de las que más crecimiento tiene, en los países con alto nivel adquisitivo. Continuamente se abren nuevos gimnasios, con la más moderna maquinaria y sistemas de mejora y modificación del cuerpo. La industria farmacéutica lanza al mercado anualmente, infinidad de productos, para cubrir la demanda de esta adicción.
La adicción a la anorexia, se diferencia de la vigorexia, porque aquella no es muy bien aceptada, en la mayor parte de la población. Solamente es bien aceptada, en algunos círculos relacionados con las modas y la publicidad. Además no hay una industria detrás de ella, llena de productos farmacéuticos, ropas y actividades. Al contrario, las personas gastan menos siendo anoréxicas, pero solamente, hasta que se enferman y llegan los gastos médicos.
La adicción a la vigorexia se ha metido en la sociedad, a través de la buena imagen que todos queremos proyectar. Jóvenes muy musculosos, con el cuerpo hecho a medida de la moda que se lleve, a base de horas de gimnasio, de operaciones quirúrgicas, vitaminas y esteroides a montones, ropa muy pegada y moderna. Gimnasios carísimos porque al tener las mejores máquinas y entrenadores, seleccionan a los clientes, lo que convierte su asistencia en un claro signo de estatuto social. Allí suelen estar para fomentan la adicción a la vigorexia y que los clientes, queden enganchados en ella, de forma que tengan que pasar muchas horas metidos en los gimnasios, ingieran determinados productos alimenticios muy exclusivos, más todo un sinfín de productos y servicios ofrecidos, para que los puedan disfrutar los adictos a esta enfermedad.
El culturismo está íntimamente relacionado con la adicción a la vigorexia, suelen llevar una vida obsesionada con su gimnasio, comidas muy especiales, vitaminas, medicinas, esteroides, vestimentas, etc. que quieren demostrar a todo el mundo. Esta adicción les lleva a tener un cuerpo destrozado, interna y externamente y que, aunque esté de acuerdo con la moda, le espera una mala vejez.
Mientras otros compañeros, aprovechan sus tiempos de ocio o de formación, a mejorar su calidad de vida, los vigoréxicos, lo dedican a romper su cuerpo, en beneficio de su imagen. Después no pueden competir escolar, profesional o familiarmente, puesto que su tiempo de ocio o de formación, lo han dedicado en las maquinas del gimnasio, con la mente puesta en el infinito y el cuerpo a miles de revoluciones, así les será muy difícil prosperar en la vida.
Los adictos a la vigorexia, quieren igualarse a los artistas o deportistas que salen en las películas o en los espectáculos, sin importarles ponerse a pensar, que esos artistas viven precisamente de publicitar unos cuerpos, para que los vigoréxicos puedan imitarles y así cerrar el circulo de la adicción. Por una parte, les enseñan los modelos a seguir y por otra parte, les inducen a modificar sus cuerpos, hasta que lleguen al nivel que exige la moda.
Su objetivo es tener cuerpos de atletas, aunque su profesión sea sedentaria. No parar hasta conseguir que su estomago externamente, se parezca a las antiguas tablas de lavar la ropa, y que cuando ofrezcan presionar sus músculos, sean la admiración de todos por su dureza. Para conseguirlo no les importa realizarse cirugías de alto precio y mucho riesgo, en ellas y ellos en cualquier parte del cuerpo. Incluso los hombres se implantan pectorales, cuando no pueden desarrollarlos por falta de tiempo o por cuestiones físicas.
Los adictos a la vigorexia, suelen tener el síndrome de Adonis, el dios griego favorito de Afrodita, y quieren demostrar su adicción, de lo contrario no les compensa tanto sacrificio realizado. Es el camino para caer en el narcisismo, al verse muy guapos y bien formados. Es lo que hoy llaman “jóvenes metro sexuales” que están pendientes continuamente de su cuerpo, de su imagen y de su vestimenta.
El exceso en esta adicción se paga muy fuerte, pues de ahí vienen muchos problemas internos, que los médicos no se los pueden explicar, hasta que el paciente les habla del modelo de vida vigoréxico que lleva, tanto en la continua y extenuante gimnasia, como en la alimentación caprichosa y en la administración de esteroides, vitaminas y medicinas, prohibidas o no. Hay muchos atajos fisiológicos, producidos por sustancias aparentemente legales, que ingieren algunos de los que tienen adicción a la vigorexia. También es muy difícil para los que practican la adicción a la vigorexia, encontrar ropa que tenga las medidas a las que han llevado su cuerpo, a precios razonables.
La mayoría de los adictos a la vigorexia, se auto medican en secreto, incluso no se lo dicen a su médico, cuando hacen sus chequeos periódicos, si es que los hacen, y tampoco se lo dicen a sus entrenadores, ni a sus amigos, pues suelen ser productos no recetados, ni dirigidos por sus médicos, lo consideran un secreto. Solamente esperan a ver si se realizan los portentosos milagros, que les prometen los vendedores, lo cual casi nunca sucede. Mas bien suelen ser resultados perjudiciales, debido a que no controlan ni las dosis, ni las frecuencias, ni las formas de consumirlas, ni las ínter actuaciones con otras medicinas o con su propio cuerpo. Si a esto se le añade una alimentación errática, el problemas se agrava y el milagro no aparece, pero si las posibles enfermedades producidas por ellas.
La adicción a la vigorexia puede producir un cuerpo, que le parezca muy bonito al que lo lleva y para sus compañeros de gimnasio, pero no a otros muchos, que ven reflejado en su cuerpo una mentalidad, actitud y comportamiento muy discutibles. Incluso a la hora de comunicarse socialmente o solicitar determinados trabajos profesionales, puede ser una señal negativa.
Muchos padres se percatan inmediatamente, de la adicción a la anorexia y a la bulimia en sus hijos, por sus signos externos, pues estos se ven inmediatamente. Pero muy pocos se dan cuenta de la adicción a la vigorexia, hasta que ya es demasiado tarde. Esta adicción tarda mucho en verse, e incuso cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas, hasta parece bonito y saludable para el cuerpo de los jóvenes, aunque no se percaten los padres de los peligros físicos y mentales, que esa adicción conlleva, tantos o más que los de la anorexia.
Si los padres observan que sus hijos pasan horas y horas en el gimnasio, toman sin receta médica medicinas, inyecciones, vitaminas, dietas muy especiales, compran ropas excesivamente apretadas, etc. deben entender que allí está pasando algo raro y deben investigar con más interés, con qué amigos se relacionan sus hijos y a que lugares van en sus ratos libres.
Lo mismo que los hipocondríacos que ven y siente enfermedades, donde no las hay, así los que practican la adicción a la vigorexia, ven en su cuerpo flojedades, aunque no las haya, por lo que pasan una gran parte de su tiempo contemplándose el cuerpo ante el espejo, para intentar ver la más minina señal de flojedad, arruga o lugar donde eliminar o fortalecer.
Los padres que son adictos a la vigorexia, deben saber que sus hijos tienen muchas probabilidades de contagiarse de su mal ejemplo, máxime si desde pequeños, se han acostumbrado a ver en la familia, ese desordenado culto al cuerpo.
La adicción a la vigorexia, cuando se convierte obsesivamente en enfermiza y empieza a convertirse en peligrosa, es cuando se transforma en el primer pensamiento, al levantarse por las mañanas y el último, al acostarse. (Tengo que ir al gimnasio, tengo que llegar a una determinada talla de ropa, peso, medidas musculares, etc.). A lo primero se intentan convencer, que es solamente un poco, que no importa, que lo pueden manejar y que además, eso no hace daño a nadie. Después empieza la escalada, pues lo que hice ayer, ya no vale, pues fue muy poco. Hoy será un poco más. Posteriormente empiezan a insensibilizar su mente y su cuerpo, a las nuevas actitudes que va originando la adicción. Ejercicios más fuertes y por lo tanto más medicinas, más tiempo dedicado, etc. Incluso ignora cualquier herida que se haya producido en la mente al tomar conciencia de que aquello no estaba bien hecho. La mente va perdiendo el concepto de lo que es bueno y de lo que es malo, para la propia persona.
La adicción a la vigorexia va borrando, todo lo que hay en la mente y solamente se enfoca en la adicción, originando que al dedicar tanto tiempo y energías a satisfacer esa adicción, ya no pueden competir con las otras personas en las cosas de la familia, estudios o profesionales. Se van apartando del grupo familiar y escolar, se van quedando atrás, solos con su adicción a la vigorexia, empezando poco a poco, su propia destrucción. Al final es en un grupo muy minoritario, en el que tienen que relacionarse, los de su gimnasio y poco más.
Los adictos a la vigorexia, se ponen a la defensiva en cuanto les hablan del tema. Empiezan a buscar excusas justificativas y a ponerlas como barreras, para poder seguir practicando su adicción, o intentan esconderse para practicarla, cosa muy difícil pues los resultados saltan a la vista, de quien les ha conocido anteriormente. Para no verse solos enfrentados a esa adicción, terminan formando grupos de adictos a la vigorexia. En esos grupos se retroalimentan con sus justificaciones y hacen que salirse de ellos, sea mucho más difícil.
Los que quieran comprobar si pueden prescindir de la adicción a la vigorexia, se pueden proponer pasar una semana sin hacer las cosas que esa adicción le pide, por ejemplo: no asistir al gimnasio, dejar las vitaminas, medicinas, inyecciones, comidas, bebidas y ropas relacionadas con la adicción.
Los adictos a la vigorexia practican las horas de gimnasio o los deportes, hasta extenuarse, con tal de conseguir sus objetivos de remodelar o mantener la imagen física de su cuerpo. Se enfadan enormemente, cuando no pueden dedicar el tiempo deseado a esas actividades y no les importa ni las condiciones climáticas, ni el sufrimiento que les causa el ejercicio, ni el dejar las obligaciones familiares contraídas, ni la vida social, ni la preparación intelectual o profesional. Su único y principal objetivo, es modelar su cuerpo, que suele ser producto de su narcisismo. El culturismo es uno de los deportes, que más comúnmente está relacionado con este tipo de adicción.
La vigorexia les produce muchas dificultades, para integrarse en sus habituales actividades familiares y sociales. Pasan más horas haciendo gimnasia que las que dedican a su familia. Son introvertidos y rechazan o les cuesta aceptar, su imagen corporal. Su obsesión con el cuerpo, no les permite aceptar su imagen corporal, siempre quieren modificarla hasta conseguir los parámetros deseados. Es muy parecido a lo que les sucede a los adictos a la anorexia.
Cuando los adictos a la vigorexia rutinariamente, practican deportes hasta extenuarse, su organismo comienza a producir endorfinas para aliviar los síntomas, lo que les permite, poder continuar el deporte por más tiempo cada día, requiriendo cada vez una cantidad mayor de ellas, para poder soportar el dolor, al que deben prestar mucha atención, porque él es una señal de alarma de las posibles, consecuencias del sobre-entrenamiento, pero que no les lleve, al desarrollo de una verdadera adicción a las endorfinas y a sufrir sus serias consecuencias y para evitar que se produzcan lesiones, problemas orgánicos y desproporciones físicas.
Otros problemas son los trastornos metabólicos, debido al desequilibrio en la alimentación, motivado por el consumo excesivo, de proteínas e hidratos de carbono y la poca cantidad de grasa, para favorecer el aumento de la masa muscular. También deben que tener en cuenta, que les producirán muchos trastornos en el organismo, como la masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides, retención de líquidos, etc. Equivocadamente, usan muchos anabólicos, creyendo que van a mejorar su rendimiento físico, incrementar el volumen y la fuerza de sus músculos, la agilidad y la resistencia.
Los principales trastornos psicológicos, que se crean los adictos a la vigorexia son de tipo cultural, social y educativo. Por eso el tratamiento para su curación, debe enfocarse en modificar su conducta y perspectiva que tienen sobre su cuerpo, intentando disminuir su entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa, logrando que se interesen por otras actividades, menos nocivas para su cuerpo.
Como en la mayoría de los adictos a cualquiera de otras adicciones, desarrollan conductas de ansiedad y obsesivo compulsivas, repetitivas. Tienen que luchar contra ellas y muy pocas personas, reciben la atención y el tratamiento multidisciplinar que necesitan para curarse. Por lo que hay que hacerles ver su problema y ayudarles a que se den cuenta, de que necesita ayuda y orientarles en dónde conseguirla.
Los adictos a la vigorexia, alivian sus frustraciones y bravuras, con las máquinas de hacer gimnasia, hasta el extremo de llegar a incomunicarse del mundo que les rodea. En los adolescentes aumenta mucho su agresividad.
40 Preguntas para determinar la adicción a la vigorexia: Con un poco de imaginación podrá adaptar estas preguntas sobre el gimnasio, la alimentación y la ingestión de medicinas. a los otros conceptos relacionados con la adicción a la vigorexia.
- ¿Cada cuanto tiempo se excede de los horarios, metas y cifras acordadas para practicar la gimnasia?
- ¿Con que frecuencia comprueba sus dimensiones, peso, IMC (Índice de Masa Corporal) aspecto, etc. de su cuerpo y las compara con las que se había propuesto conseguir?
- ¿Continuamente comienza dietas especiales para adelgazar?
- ¿Desatiende sus obligaciones de estudios, trabajo o familia, por estar más tiempo en el gimnasio?
- ¿En qué grado se encuentra su adicción a la vigorexia? ¿En el uno o en el diez?
- ¿Frecuentemente desperdicia oportunidades importantes de estudio, familia, profesional y social, por estar usando el gimnasio?
- ¿Ha buscado ayuda profesional, para resolver su problema de la adicción a la vigorexia?
- ¿Ha intentado alguna vez, dejar la adicción de la vigorexia y no ha sido capaz de ello?
- ¿Ha intentado alguna vez, pasar menos tiempo en el gimnasio y no lo ha conseguido?
- ¿Ha prometido muchas veces, dejar la adicción a la vigorexia, pero no has podido cumplir?
- ¿Ha sido atendido alguna vez por problemas médicos, sicológicos o por otros profesionales, relacionados con la adicción a la vigorexia?
- ¿La adicción a la vigorexia, le ha dejado secuelas permanentes físicas, económicas, mentales, sociales, etc.
- ¿La práctica de la gimnasia le relaja o alivia la ansiedad, que le produce su adicción a la vigorexia?
- ¿Le remuerde la conciencia por gastar tanto dinero y tiempo en la adicción a la vigorexia y dejar al lado, otras cosas importantes?
- ¿Miente sobre los hábitos de comer y de hacer ejercicio, porque le da vergüenza y se siente culpable, de que no estar haciendo bien las cosas?
- ¿Pensar en la adicción a la vigorexia, le impiden concentrarse en sus estudios, trabajos o familia?
- ¿Piensa frecuentemente que tiene algún problema relacionado con la adicción a la vigorexia?
- ¿Por ir al gimnasio ha descuidado determinadas obligaciones escolares, profesionales, familiares o personales?
- ¿Prefiere pasar más tiempo en el gimnasio que con su familia, amigos, actos sociales, leyendo, escuchando música, etc.?
- ¿Se acuesta pensado en lo relacionado con la vigorexia, no concilia el sueño y se despierta con el mismo tema?
- ¿Se da cuenta en el caso de que lleve más tiempo en el gimnasio, que el que había previsto?
- ¿Se encuentra a menudo pensando en el gimnasio, cuando está estudiando, trabajando o haciendo vida familiar?
- ¿Se encuentra alguna vez pensando lo bien que lo pasará, la próxima vez que vaya al gimnasio?
- ¿Se evade de sus problemas de la vida real, cuando está en el gimnasio?
- ¿Se ha sentido nervioso o irritado, por no poder ir al gimnasio?
- ¿Se irritado si tiene que interrumpir una sesión del gimnasio, por una obligación de los estudios, familiar o profesional?
- ¿Se siente ansioso, nervioso, deprimido o aburrido, cuando no está haciendo ejercicio en el gimnasio?
- ¿Se siente molesto cuando alguien le interrumpe, mientras hace gimnasia?
- ¿Se sienten mal porque le da vergüenza la talla de su ropa, su peso y proporciones?
- ¿Se vuelve receloso, cuando alguien le pregunta en qué emplea su tiempo libre?
- ¿Sus familiares le han hablado de sus signos externos, relacionados con la adicción a la vigorexia?
- ¿Tiene miedo a que la vida sin gimnasio, sea aburrida?
- ¿Tiene miedo a subir de peso o de medidas corporales?
- ¿Tiene que destinar una gran parte de su prepuesto familiar o personal, en los gastos del gimnasio, alimentación, vitaminas, medicinas, ropas, etc. relacionadas con la adicción a la vigorexia?
- ¿Toma nota de las veces que su familia le recrimina, el tiempo dedicado al gimnasio?
- ¿Trata de ocultar a sus familiares, maestros, compañeros de trabajo, etc. cuanto tiempo pasa realmente en el gimnasio?
- ¿Usa mucho o poco de su tiempo libre, o del que quita a otras actividades u obligaciones necesarias, para asistir al gimnasio?
- ¿Utiliza dietas, ayunos, laxantes y diuréticos para adelgazar?
- ¿Va al gimnasio, hace determinadas dietas o ingiere las vitaminas para presumir ante los demás, del cuerpo que tiene?
- ¿Vomita voluntaria o involuntariamente la comida ingerida?
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