ESCUELA PARA PADRES
Las consecuencias del mal comportamiento de los adolescentes, explicadas a los padres.
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Esta serie de artículos, están relacionados con las distintas facetas del mal comportamiento y con las consecuencias que los hijos difíciles producen a sus padres. Tienen como objetivo recordar a los padres la grave, irrenunciable y no delegable obligación de educar bien a sus hijos. La de estudiar con detenimiento el comportamiento de ellos, para en su caso dialogar continuamente, explicándoles con todo detalle las obligaciones y responsabilidades que también ellos tienen en asumir la educación que los padres les dan, y así evitar que tanto los padres como los hijos adolescentes tengan que lamentarse en el futuro con las consabidas frases de !Yo no sabía, ni me imaginaba que iba a ocurrir esto! !Es una injusticia que cometen con mi hijo! ¡Mi padre no me avisó de los riesgos a los que me enfrentaría!
Consecuencias producidas por el mal comportamiento de los adolescentes.
- Si el mal comportamiento se produce en la escuela, el primer paso que toman los profesores es suspender al alumno, por un tiempo determinado y bajo unas severas condiciones, de los derechos de asistir a la escuela
- Si el mal comportamiento persiste y no ven ningún propósito de enmendarlo, el sistema escolar toma la decisión de trasladarle a otra escuela lejana o cercana a su domicilio, de las denominadas de educación alternativa. En ellas se juntan todos los alumnos problemáticos y ahí empieza la academia de la delincuencia.
- Si todavía continúa el mal comportamiento y al sistema escolar no les parece suficiente esta separación en la escuela de educación alternativa, le expulsan a otro distrito escolar e incluso a otro estado colindante, entregándolo a una institución de educación especial o a una familia a la que le pagan por tenerlo en su casa.
- Si se produce una nueva irregularidad en el comportamiento del adolescente, inmediatamente es presentado ante los jueces juveniles que determinarán la asistencia obligatoria a campos de educación juvenil especial, encierro en una cárcel juvenil o centro siquiátrico, según la gravedad de la situación y la mejor o peor defensa que los abogados públicos o privados puedan hacer de su caso.
- Si los maestros, la policía o las organizaciones de protección de los jóvenes consideran que el joven puede ser un peligro para él mismo o para otros, empiezan un procedimiento que muy pocas veces para o suspende la trayectoria legal de protección, pues casi no hay forma de modificarlo. En los casos de continuas reincidencias, el adolescente suele ser fichado por la policía, tomadas sus huellas dactilares y realizada la fotografía policíaca. Todo queda archivado para siempre y disponible públicamente para cuando pidan informes en relación con la solicitud de trabajo, créditos, asistencia a la universidad, compras importantes, matrimonios, juicios legales, etc.
- La entrada en esos centros de rehabilitación disciplinaria, campos de educación juvenil especial, cárceles juveniles o centros siquiátricos, produce las consecuencias de empezar a aumentar las posibilidades de que nunca podrá salir del sistema de corrección social. Aumentará el aprendizaje que recibió en sus primeros pasos con las bandas juveniles, “gangas” o “maras”, las cuales tienen uno de sus mejores centros de captación y entrenamiento de sus miembros en los centros penitenciarios. Los centros de rehabilitación disciplinaria producen, principalmente en los adolescentes, heridas en sus cuerpos y en sus mentes casi imposibles de curar. El circulo de entrar y salir de las cárceles se hace continuo e interminable. En este sistema se entra fácilmente pero rara vez se sale.
- Algunos abogados prefieren presentar a sus clientes adolescentes como personas enfermas mentalmente para poderles encerrar en un centro siquiátrico. Allí aunque la estancia de los adolescentes sea muy dura y traumática, no recibirán tantas heridas en su cuerpo y en su mente y posiblemente podrán curar las que lleven, a pesar de las consecuencias físicas que les dejarán los tratamientos psiquiátricos y las múltiples medicinas que les ordenen ingerir. Además estarán mucho más protegidos y aislados de las agresiones y captación de las gangas internas y externas. Cuando salgan del centro siquiátrico, no irán dejando tantas huellas que los otros presos siguen como lebreles para hacerles volver a delinquir y regresar a la cárcel, como se ve en las estadísticas de las reincidencias.
Los padres no pueden estar despistados, perdidos en mil cosas o desorientados como si estuvieran en un mundo que no existe. Los padres tienen que estar con los ojos muy abiertos y los oídos muy atentos, ante cualquier señal de alarma producida por sus hijos o por su entorno.
El mito de los adolescentes difíciles, furiosos, irritables e irritantes es cada vez menos mito y más realidad. Son adolescentes que no disfrutan de nada, que sufren y hacen sufrir. Si no están enfermos es que están mal educados y consentidos por sus padres. Son adolescentes de difícil definición, viven en familias que ya no saben que hacer con ellos. Los padres recurren a los médicos para que les llenen de medicinas y así estabilicen su comportamiento y dejen tranquila a la familia. Todos están pagando por la mala educación dada.
Principales síntomas que presentan en los adolescentes. Que desde pequeños empiezan a engañar a los maestros, a robar pequeñas cosas en la casa, a golpear a los compañeros o hermanos más pequeños, e incluso a levantar la voz en casa contra sus mismos padres, abuelos o personas mayores. Mantienen una fuerte negativa a querer levantarse por las mañanas para no enfrentarse con sus obligaciones familiares y escolares, signos elocuentes de ansiedad, llamadas de la escuela, aumento de peso, dificultades y limitaciones en las actividades de la vida diaria, desorganización en sus actividades, problemas con la escritura, con los caprichos y rabietas, con el aburrimiento, pesadillas y terrores nocturnos, etc.
Los padres no deben caer en el error de que el problema es un debate de ideas sobre enfermedades. Es cierto que hay determinadas personas que siempre quieren solucionarlo descargándoles un arsenal de fármacos estabilizantes con recetas de medicina mental. Esos hijos lo que necesitan es educación en las virtudes y valores humanos, disciplina y autoridad familiar, es decir el fuerte trabajo de los “ingenieros del alma”. No pueden estar pendientes de estar esperando esa alternancia cíclica y a veces extrema del buen o mal humor, consintiéndolo y esperando siempre a un mañana que nunca llega, en el que estará menos agresivo, irritante e irritado.
Hay casos en los que de dos hermanos gemelos, uno tiene muy mal comportamiento y el otro se comporta perfectamente. Normalmente suele ser que el que se comporta mal, debería haber tenido una educación diferente a la de su hermano gemelo. Pero hay padres que eso no lo ven y educan a los dos hermanos de la misma manera. Eso es un error muy frecuente que suele tener gravísimas consecuencias. Cada uno de los hijos necesita una educación especial, dentro de las normas generales de la familia.
La educación en las virtudes y valores humanos es uno de los grandes retos de los padres que quieren a sus hijos. La mayor alegría que pueden sentir unos padres es ver que sus hijos están bien educados. La mayor tristeza es darse cuenta de que su hijo hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere
Los padres tienen que ser muy sinceros consigo mismos y aunque sin bajar la guardia, estar menos interesados por las notas académicas de los hijos, y mucho más interesados por su formación moral. Es mucho mejor tener un hijo bien formado moralmente, aunque no sepa altas matemáticas, que tener un hijo brillante profesionalmente pero que ni siquiera sea capaz de interesarse por lo que les ocurra a sus padres ancianos, ni de los problemas de sus prójimos.
Los padres tienen que hablar muy claramente a sus hijos, sin subterfugios ni componendas. La escalera que empiezan a subir cuando dan los primeros pasos por el camino equivocado, tiene muy pocas veces posibilidades reales de desandar los peldaños subidos. La generación actual es la primera de la historia conocida, donde los hijos tienen una esperanza de vida menor que la de sus padres, tendrán una situación económica peor que la de sus padres y sufrirán mucha peor salud que sus padres. La juventud va para atrás. Los padres, si aman a sus hijos tienen obligación de evitarlo. El mal comportamiento en los adolescentes que suele terminar en las drogas, delincuencia, embarazos prematuros, abandono escolar, etc. tiene un final bien definido: La cárcel, el hospital o el cementerio. El pecio del mal comportamiento también les lleva a ser los perdedores de la sociedad.
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