ESCUELA PARA PADRES
17 Preguntas al matrimonio, previas a un divorcio
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17 Preguntas a un matrimonio, previas al divorcio. (Tanto el esposo como la esposa deben contestarlas por separado)
- Cuando se casaron, Vds. se comprometieron ante Dios y ante los hombres como matrimonio de marido y mujer, para siempre hasta que la muerte les separe, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, o solamente se comprometieron a cumplir las leyes civiles, que les permiten divorciarse y volverse a casar, cuando les parezca oportuno. Esta primera respuesta es fundamental para seguir leyendo.
- En caso de que se divorcien, pueden cada uno mantenerse económica y socialmente por separado, sin disminuir su calidad de vida y la de los hijos si los hubiera?
- Hagan un listado de las 10 cosas que más le gustaban de él y de ella, que cada uno cree que han desaparecido, en el transcurso del matrimonio.
- Hagan un listado de las 10 cosas que actualmente menos le gustan, de él y de ella y que antes no existían o no las había visto.
- Cómo les gustaría que fuera su matrimonio, dentro de las posibilidades de la pareja. Enumeren los principales conceptos en cuanto a:
- Cantidad, calidad y forma de los tiempos de convivencia.
- Frecuencia de comunicación.
- Tratamiento íntimo y social como esposo y esposa.
- Administración de los ingresos de la pareja.
- Relaciones con las respectivas familias y amigos.
- Mejorar la formación profesional e intelectual.
- Si está de acuerdo o en desacuerdo con las previsiones económicas, sociales, profesional e intelectuales que hacen para el futuro.
- ¿Qué cosas han cambiado en Vds. desde que pensaron en divorciarse?
- En su apariencia, en el cuidado de su cuerpo, vestimenta, aspecto físico, tipos de conversaciones, estilo de vida, amistades, lecturas, programas de televisión, etc. En una palabra, si han abandonado su físico, imagen e intelecto.
- En el aspecto sentimental, si sus relaciones amorosas difieren de lo que podría considerarse como normales, teniendo en cuenta sus respectivas edades, apetencias y ganas de mantener el amor, que un día se profesaron y desearon.
- En el aspecto económico, si tienen un control normal de la economía familiar, en sus gastos e ingresos. (La causa principal de los divorcios son las dificultades, problemas o administraciones económicas).
- En el aspecto de administración del tiempo, si le dedica a su marido o esposa, el que le corresponde, o si dedica su tiempo a frecuentar las amistades, familiares, organizaciones sociales, políticas o religiosas u otros aspectos, que le quitan el tiempo familiar.
- ¿Qué cosas no le gustan a Vd. de su marido o esposa, y que antes si le gustaban o no le disgustaban, relacionadas con:
- Su carácter.
- Su aspecto.
- Sus relaciones intimas con Vd.
- Su forma de llevar la economía familiar.
- La relación con la familia de él o de ella.
- Sus amigos.
- Etc.
- ¿Qué actividades querría hacer Vd. en pareja y cuales son las razones que esgrime su marido o esposa para no hacerlas?
- ¿Que opinión religiosa, moral y social tienen Vds. sobre un posible divorcio?
- ¿Si se divorcian, cómo se ven Vds. dentro de 5, 10 y 15 años, en relación con su calidad de vida económica, profesional, laboral, social, familiar y religiosa?
- Hagan un listado de los 10 principales defectos, que creen que tienen cada uno.
- Hagan un listado de los 10 principales defectos, que su marido o esposa le ha dicho que Vd. tiene, si es que se los ha dicho.
- Hagan un listado de las 10 principales virtudes que Vd. cree que tiene su marido o esposa.
- ¿Cuál es la relación de tiempo y afecto, que tiene Vd. con sus familiares directos?
- ¿Qué opinan de su esposo o esposa, familiares de Vd.?
- ¿Qué tipo de relación tiene su esposo o esposa, con los familiares de Vd.?
- ¿Qué está y están Vds. dispuestos a hacer, para salvar su matrimonio, antes de que sea tarde?
Para poder preparar un diálogo constructivo entre los esposos, antes de tomar cualquier decisión negativa e incluso para aclarar la situación de ambos, es necesario que ambos y por separado, escriban claramente y con sinceridad, sobre las 17 preguntas indicadas anteriormente. Es un auto examen de conciencia, actividades y actitudes, que les permitirá ver más claramente la decisión que vayan a tomar.
Cada uno tiene que tener muy claras y escritas fríamente, cuáles son las causas que a su juicio, le hacen sentirse dispuesto a divorciarse. Las respuestas a estas 17 preguntas u otras similares, le podrán ayudar a mantener diálogos constructivos entre los esposos, así como consultarlo con los especialistas elegidos entre sacerdotes, pastores, rabinos o imanes que conozcan. Estas personas, suelen tener una gran experiencia y siempre están dispuestos a escuchar las inquietudes, con mucha paciencia y dar buenos consejos, basados en lo que dicen en cada religión sobre el matrimonio, el divorcio y la familia.
El comienzo del diálogo entre los esposos, no es ofrecer una retahíla de quejas ni de exigencias, es exponer con amor, humildad, sinceridad, claridad y honradez, la verdadera situación del interior de cada uno, tratando que afloren las auténticas carencias y necesidades de ambos, incluso de los hijos y familiares relacionados. No puede ser un discurso aprendido, que al final no le afecte e impacte a nadie.
Algunas personas se plantean divorciarse, para auto justificar su desequilibrio o ganas de explorar otros tipos de vida, porque se han hartado de vivir su matrimonio, dicen que se aburren. Seguramente habrán podido perder la mutua confianza, la ilusión, la seguridad a la hora de compartir confidencias, las ganas de estar juntos y los objetivos soñados, que ya no son los mismos que cuando se casaron, más un largo etc. En muchas ocasiones su única alegación, es que se han aburrido como esposa y como marido, por lo que ya no encuentran satisfacción en seguir casados.
En este articulo no comento el análisis que tiene que hacer la pareja, cuando existen malos tratos físicos, emocionales, infidelidades, etc. En estas situaciones, ni la Iglesia ni la sociedad civil, ante quienes se comprometieron, quieren que haya mártires matrimoniales. Las soluciones las tienen que prever y ponerse la venda, antes que les den la pedrada. Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, eso está muy bien, pero siempre que haya una demostración palpable y sincera, de un profundo propósito de la enmienda, soportado con hechos y en las condiciones mínimas que los esposos negocien. Es como si hicieran unas capitulaciones prematrimoniales, pero con tolerancia cero.
Tienen que hablar muy claro entre los esposos, de que son y quieren ser los de siempre, los mismos que se prometieron amor incondicional, cuando se casaron. Pero tiene que hablar también muy claro, de cuales son los mínimos de confianza que tienen que mantener y sobre todo, dejar bien claras las cosas que no son negociables.
Ningún árbol nace torcido, se tuercen porque normalmente no los cuidamos bien. Cuando las personas llegan al matrimonio, están llenas de buenas intenciones, luego las circunstancias internas o externas, no bien entendidas o pensadas, les llevan a cometer errores irreversibles y a cambiar de actitud.
La primera recomendación es, que no pierdan la cercanía y comunicación entre los esposos, hijos si los hubiera, familiares y amigos, de modo que se mantengan abiertos, todos los posibles cauces de comunicación.
Para tomar alguna decisión importante, tendrán que llegar a acuerdos difíciles sobre las futuras relaciones personales como pareja. Incluso puede pasar que en esos momentos, no les apetezca empezar a negociar o que prefieran dejarlos aparcados en un cajón, creyendo que el tiempo va a hacer su trabajo. Eso deben saber que no es cierto, y que los acuerdos a los que tengan que llegar, si es que tienen que llegar a alguno, mejor los hacen ahora, que más adelante. En todos los buenos acuerdos, las dos partes sufren mucho, sobre todo en los que hay un horizonte de posible divorcio, ya que algunas veces, tienen que desnudarse el alma y dejar jirones de lana en la alambrada y eso no es agradable.
Cuando dos personas deciden unirse y convivir, adoptando el estado matrimonial, los objetivos y resultados, deben estar bien claros para ambos. Deben examinar profundamente, si han llegado a cumplir lo que en su día se prometieron realizar. Es decir, si han puesto los medios y han conseguido que su unión les haya hecho crecer en su amor, en la mejora religiosa y en las prácticas que conlleva, en la mejora económica, en la mejora profesional, en la mejora social, en la mejora del conocimiento, en la mejora de las previsiones de su futuro, en crear una familia unida que marche al mismo ritmo, etc.
Es necesario entender que el matrimonio, hace que dos personas juntas, puedan realizar mucho más para cada uno de éllos, que si lo intentan hacer por separado, a no ser que los objetivos de su unión, estén circulando en otra dirección, que los medios que han dedicado para cumplir esas mejoras, los han distraído a cosas ajenas a su unión y que solamente, han puesto énfasis en la parte lúdica de su nueva vida. Tienen muchos sistemas para medir y enterarse, de los objetivos propuestos y de los resultados obtenidos. Deben hacer un balance que mida dónde estaban, dónde están y dónde seguramente estarán, en los próximos tiempos.
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