El diálogo, explicado a los hijos


ESCUELA PARA PADRES

 El diálogo, explicado a los hijos 

1,583 Palabras Tiempo de lectura 7:45 minutos

 

Definición: Conversación o comunicación entre dos o más personas, que alternativa y educadamente, manifiestan sus ideas buscando avenencia, con coherencia lógica y prestándose atención. Dialogar no es discutir, ni disputar, ni avasallar, ni imponer, ni emplear la violencia, ni reñir. Dialogar tampoco son los monólogos de las partes enfrentadas delante de las bocas de sus armas para gritar sus ideas. Eso se llama “echar un pulso” o “tour de force” para ver quien presiona e impresiona más a la parte contraria, como es el caso de algunos mal llamados diálogos políticos. 

Hay matices muy importantes entre el concepto de dialogar, conversar y hablar con los hijos. También muchas diferencias entre estas acciones, si van acompañadas de agresividad, malas formas o se han convertido en monólogos, que impiden llegar a acuerdos o entendimientos.

 

Los padres tienen que tener un diálogo muy fluido con sus hijos, pues les servirá como enseñanza, la cual será proyectada  para que en el futuro, puedan dialogar con facilidad en todos los órdenes de la vida. Pero es muy difícil para los padres dialogar con los hijos y enseñarles a dialogar, si previamente entre el matrimonio, no se han acostumbrado a dialogar con corrección y mucha educación.

 

El diálogo es para compartir ideas entre dos o más interlocutores. En los diálogos salen a relucir lo mejor y lo peor de los caracteres de los interlocutores, pues las palabras dichas, revelan las intenciones, estados de ánimo y conocimientos de cada uno de ellos, que de otra forma se mantendrían ocultas. El diálogo tiene que estar presidido por el criterio de apertura, hacia las ideas del interlocutor y siempre con una gran disposición, si fuera necesario, a modificar los puntos de vista propios. Si no existen estos dos grandes conceptos, el diálogo se convierte en discusión o monólogo. Sirve para que ambos interlocutores, no solamente se oigan, sino también para que se escuchen. En el diálogo deben prevalecer las formas más sutiles de civismo, educación y buenas maneras, evitando la prepotencia y el desprecio, teniendo claro que no se debe dialogar de forma contraria, a la que a cada uno le gustaría percibir.

 

En el diálogo se deben tener en cuenta también, los puntos fuertes y los débiles de cada una de las partes, pues si se ocultan, se convierte en una posición de intento de dominio o de faltar a la verdad. El diálogo es para buscar la verdad, aunque haya que contemplar diferentes y contradictorias opiniones, sin tenerlas que aceptar. La retórica es para intentar persuadir, convencer y manipular a los interlocutores, con las propias opiniones. El objetivo del diálogo, no es que todos se queden felices y conformes, sino la búsqueda de la verdad, aunque ésta sea desagradable. Dialogar es buscar la verdad sin temor a los retos que conlleve su búsqueda, en pro del bienestar individual o general, reconociendo las diferencias.

 

Del diálogo constructivo pueden salir soluciones, pero con los monólogos o peroratas nunca suele salir nada bueno. Se puede conseguir mejor reconducir una situación o conseguir objetivos imposible, a través de un buen diálogo, bien preparado y ejecutado, que con un monólogo lleno de ira o falto de razón.

 

 Hay personas muy sabias, que son muy buenos oradores, pero no tienen la práctica del diálogo, ya que están acostumbradas a hablar “ex cátedra” sin que nadie les discuta, comente o contradiga sus palabras. Cuando les plantean un diálogo, se encuentran faltos de la agudeza y gimnasia mental necesarias, para mantener diálogos constructivos, que beneficien a los interlocutores. Es imprescindible aceptar que existen otras opiniones diferentes, saber rebatirlas con argumentos sólidos, y saber callar para conseguir mejor y más información, para aplicarla posteriormente. No es justificable socialmente el hablar en una sola dirección, sin dar a otros la oportunidad de dialogar o responder.

 

Dialogar no es descargar con agresividad una serie de palabras, sin dar lugar a que el otro pueda responder. Dialogar no es hablar sin que las otras personas puedan cuestionar, lo que el interlocutor está diciendo. Como ejemplo los políticos en sus discursos, los maestros en las escuelas o universidades, los sacerdotes, pastores, rabinos o imanes desde el pulpito, etc.

 

Las técnicas del diálogo son muchas y hay libros muy interesantes para explicarlas. Ya los antiguos sabios de Grecia, Aristóteles, Sócrates y Platón, daban una gran importancia a los diferentes tipos de diálogos que practicaban. Dialogar es un arte que se tiene que aprender, poco a poco y practicarlo muchas veces y con diferentes interlocutores, para poderlo aplicar en las diversas situaciones de la vida, en la familia, en los estudios y en la sociedad. El diálogo tiene unas fases de realización muy claras: La preparación del tema, la exposición, el saber escuchar con paciencia, el saber discernir lo escuchado, el responder adecuadamente sin herir a la otra u otras personas, etc.

 

Las tertulias es el mejor ejemplo del diálogo colectivo. Mucho mejor si son especializadas en temas concretos, pues de esa forma, todos aprenden mucho. Hay grupos sociales, donde las tertulias forman una parte muy importante de la vida social. Otros grupos sociales, se limitan a escuchar, contemplar o leer pasivamente, los comentarios de los medios de comunicación.

 

Las denominadas mesas de diálogo entre naciones, políticos, empresarios y trabajadores, representantes de religiones, negocios, etc., son muy difíciles de organizar y realizar. Previamente a su convocatoria, se estudian con precisión y profesionalidad, todas las posibilidades, desde los lugares donde realizarlas, número y clases de personas, vestimentas, horarios, orden del día, preguntas y respuestas previsibles, etc. El lenguaje y las técnicas del diálogo, hay que aprenderlas y mejorarlas continuamente, para conseguir hacerlo serenamente, pues no es una actitud que se obtiene por arte de magia, es un valor que se conquista diariamente, con mucho esfuerzo, conocimientos y tenacidad. El dialogo se emplea en todos los términos de la vida, entre los distintos componentes de las familias, en situaciones de la política, entre países amigos o enemigos, entre dirigentes, entre las iglesias y entre las empresas.

 

El diálogo religioso, con independencia de las creencias que cada uno tenga, comienza con saber dialogar con Dios, con uno mismo, con la conciencia bien abierta, internamente, en la soledad, en silencio y en Paz.  Hay que saber dialogar con Dios para que El, también dialogue con nosotros.

 

No es solución reconciliarse a través del diálogo, si posteriormente no se vive como reconciliados, a través del diálogo realizado. Hay que aprender a convivir con el prójimo, deseándole lo mismo que deseamos para nosotros. Hay que administrar los resultados de los diálogos, pues si uno reconsidera su posición y acepta la de su contraparte, ninguno debe pensar que ganó y el otro perdió, simplemente, deben entender que llegaron a un acuerdo de mutua conveniencia. La contraparte en el diálogo, no debe ser vista como un enemigo, aunque sea una actitud muy metida en nuestra interioridad, la que muchas veces ha sido programada para desconfiar.

 

En el diálogo se debe considerar que la otra parte, busca llegar a acuerdos y entendimientos y no verla, como un obstáculo para nuestros intereses, ya que el diálogo no es solamente para afirmar la propiedad de las ideas de las partes, sino para no romper las mutuas relaciones. A la contraparte hay que considerarla, aceptarla y valorarla en su justo valor.

 

12 Principales aspectos a tener en cuenta en el diálogo:

 

  1. Centrar los temas del diálogo, mantener su concordancia evitando la dispersión, dejando muy claro lo que son falacias y sofismas, que alteran el sentido del dialogo.
  2. Definir o advertir previamente los objetivos, si son para divertirse, convencer, persuadir o engañar y así, poder fijar las posiciones de ambas partes.
  3. Determinar los tiempos que correspondan a cada dialogante, dando a todos sus correspondientes oportunidades.
  4. Emplear la máxima moderación, naturalidad y paciencia posible.
  5. Formas externas, ademanes, espacios, volumen de voz, sin engolamiento ni gritos, procurando mantener una buena sonrisa.
  6. Intentar utilizar las palabras adecuadas, dentro del nivel y contexto, utilizando los sinónimos y antónimos adecuados.
  7. Mantener la verdad, pues las palabras pueden hacer más daño que las espadas.
  8. Mantener un lenguaje fonético y corporal, que corrobore lo dialogado.
  9. No intentar tener razón, a toda costa.
  10. Pensar antes de hablar y administrar bien los silencios.
  11. Ponerse en la situación de las otras personas dialogantes, ofreciéndoles el máximo respeto posible.
  12. Tener un gran sentido del ridículo

 

14 Sentencias relacionadas con el diálogo

 

  1. Desciende al nivel de tu interlocutor, para no humillarle o desorientarle.
  2. Dialogar, enriquece siempre.
  3. Las tres mejores formulas para hallar la solución a los problemas de la pareja, de la familia y de la sociedad, son: Dialogar, dialogar y dialogar.
  4. El diálogo entre sordos, es el que ninguno de los dos interlocutores escucha.
  5. El dialogo de besugos, es que cada uno habla de cosas distintas.
  6. Para dialogar preguntad primero; después… escuchad.
  7. Que el diálogo de las armas, deje lugar a las armas del diálogo.
  8. Dialogo mucho conmigo mismo, porque soy el hombre que tengo mas a mano.
  9. Para saber dialogar, hay que saber pensar, escuchar y callar a tiempo.
  10. Al dialogar hay que procurar que las palabras, sean mejores que los silencios.
  11. Dialogar es ante todo, saber escuchar.
  12. En los diálogos, la calidad de las palabras vale más que la elocuencia.
  13. Los hombres muy locuaces, destruyen el placer del dialogo.
  14. En el dialogo más vale una palabra a tiempo, que cien a destiempo

 

Habrá un próximo artículo sobre el diálogo en la familia, entre los esposos, entre los padres y los hijos, entre los padres y los abuelos, etc.

 

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