ESCUELA PARA PADRES
Yo. 17 formas de provocar el divorcio
Yo. Es posesivo, egoísmo, egocentrismo, narcisismo, presunción, egolatría.
7 Sentencias para los padres relacionadas con el Yo que provocan el divorcio
- Yo, es la actitud que destruye más número de matrimonios.
- Yo, la palabra más usada en todas las conversaciones y escritos.
- Yo, cuando el Yo se practica continuamente en las relaciones matrimoniales, suelen terminar en divorcio.
- Yo, se puede definir como la conducta consistente en poner los intereses propios, en primer lugar.
- Yo, es incompatible y antagónico de Tu, que es amor, es entrega, es sacrificio, es filantropía.
- Yo, según la educación recibida, suele estar impreso en la memoria y vive en el pasado. Hace falta mucho coraje, para eliminarlo de la mente.
- Yo, siempre elige las cosas primeramente para si.
El matrimonio es una entrega total de uno al otro. Sin reservas, condiciones, ni egoísmos. Es dar sin esperar a recibir, es el Tú y el nosotros por delante del Yo. Muchas parejas se mantienen unidas durante toda su vida, disfrutando de una convivencia feliz; otras, sin embargo, terminan divorciándose, al poco tiempo de contraer matrimonio. Todas se casaron enamoradas, todas pusieron ilusión en un proyecto de vida en común, algunas no supieron hacer frente a los desencuentros y a las diferencias, otras no pudieron adaptarse a los cambios en la relación que suponen la rutina cotidiana, otras no supieron entender el principio básico del matrimonio, primero Tu y nosotros y luego Yo. Se casaron con la idea de vivir con, el primero Yo, sin desprenderse del egoísmo que se requería.
Saber vivir en pareja, no se enseña solamente en los libros, aunque ayudan mucho, se aprende con el ejemplo de los padres, los consejos de los profesionales, las lecturas adecuadas, con la disciplina mental y corporal, con la entrega del uno al otro, con la generosidad, etc. Estando pensando siempre en el otro, en los detalles que le agradan y en las alegrías que se le pueden dar. Siguiendo las enseñanzas de la religión donde explican, perfectamente, los derechos y obligaciones que desde el noviazgo contraen las parejas. Se aprende día a día con la práctica, con voluntad y el esfuerzo personal de hacer de esta relación, el centro de la vida. Desde el enamoramiento, al compromiso de la convivencia, tiene que existir la entrega total. Es indispensable dejar el Yo colgado en la puerta, antes de entrar al matrimonio, allí hay que entrar con el Tu y mantenerlo durante toda la vida.
Los seres humanos son los únicos que hacen daño a sus parejas, los demás las defienden. Y les hacen daño, entre otras cosas, con ese Yo desmedido, que suele estar lleno de egoísmo.
En las familias, escuelas e iglesias, deben comprender la necesidad de encaminar a sus hijos, alumnos y feligreses, en la educación de la virtud y valor humano de la generosidad verdadera, el valor y la sinceridad del corazón que es la antítesis del Yo.
- Yo, gano más que mi pareja y por lo tanto tengo más derechos y menos obligaciones. No valoro el trabajo que hace la otra persona en la casa o el esfuerzo que hace, para obtener lo que gana en su trabajo. Yo, hago más trabajos que mi pareja en la casa y por la familia, pues los he medido bien.
- Yo. En la administración del dinero. Yo tengo mi cuenta personal para mis gastos, sin tener que dar cuentas ni a mi pareja, ni a mi familia. Cuando necesito mas dinero, lo pido a mi pareja o a crédito y luego mi pareja se encargará de devolverlo.
- Yo. En la educación social. Nunca cede el paso en las puertas, pasa primero, incluso sin sujetarlas, cuando llega una persona mayor a la misma vez, sin tener en cuenta si tiene dificultades de movimientos o esta cargada con paquetes.
- Yo. En la persona. Cuando el Yo es superior al Tu y al Nosotros y las acciones que realizan las personas, están influenciadas por la educación recibida del Yo primero, reflejan un puro egoísmo y egocentrismo, incompatible con el Tu, que es amor, entrega, generosidad y sacrificio.
- Yo. En la publicidad moderna de la mayoría de las campañas comerciales, van dirigidas a que las personas satisfagan las necesidades de su Yo o de su ego. Primero es la satisfacción de sus deseos. Aquí y ahora. Nunca se menciona el Tú. La generosidad u otras virtudes y valores humanos, es prácticamente desconocida en la publicidad.
- Yo. En la puntualidad. Llego cuando a mi me conviene. Si los demás tienen que esperar, que esperen. Si llego tarde a un compromiso, ni me disculpo. No tengo que dar explicaciones a nadie de mi comportamiento. Para reforzar el Yo, digo que he estado hablando con mis amistades, viendo una película o de paseo por las tiendas, hasta que me he acordado de la hora que tenía que haber llegado.
- Yo. En la relación matrimonial, donde tiene que haber una entrega total a la otra persona y a los hijos y no ser un injusto primer beneficiario. Si no me conviene, no me sacrifico en hacer algo por ellos, ni por nuestros familiares o amigos. Solamente lo hago cuando a mi me conviene, incluso entrego amor cuando me conviene. Mi Yo, es superior al nosotros familiar y siempre consigo, que quede por encima de la pareja en las actitudes.
- Yo. En la responsabilidad hacia las obligaciones contraídas con la familia, los amigos y la sociedad. Cuando las personas toman voluntariamente riesgos innecesarios, sin medir las consecuencias que podrían acarrear, si por esos riesgos no pudieran cumplir con sus obligaciones. Algunos tienen su Yo tan grande para hacer lo que quieren, que suele ser el gran enemigo del Tú o el vosotros familiar, al que se comprometieron en el matrimonio.
- Yo. En la satisfacción continua de mí imagen física, me someto a toda clase de cirugías estéticas, tratamientos de belleza, horarios de gimnasios, productos de belleza y cualquier cosa, que creo que me va a mejorar mi aspecto externo, porque quiero tener un culto excesivo a mi cuerpo. Si puedo o no puedo sufragarlo, no importa, aunque debería aplicar esos gastos a solucionar otras prioridades de la familia, pero primero soy Yo y después los demás.
- Yo. En la sociedad hago lo que quiero y no doy explicaciones a nadie. No me importa lo que digan o hagan otros, si a mi me conviene lo hago, aunque no les guste o perjudique a mi familia, con la que me comprometí a convivir.
- Yo. En las compras innecesarias, porque me han dicho que sicológicamente es una terapia que aumenta mi autoestima, me rebaja el estrés producido por el trabajo y me mejora. La publicidad me ha programado, para que cuando me encuentre triste, esté con el ánimo caído o me sienta con depresión, salga a comprar algo, aunque no sirva para nada, e incluso no deba hacerlo económicamente. No importa convertirse en comprador compulsivo. Yo soy Yo y mi familia que se quede a un lado, pues me han dicho que tengo derecho a mi libertad.
- Yo. En las conversaciones, Siempre hablo en primera persona y nunca hablo en plural. Si me conviene preguntar sobre la vida privada de otra persona, lo hago, aunque nada mas sea por curiosidad o para después cotillear. Siempre guardo en secreto lo que no quiero que se sepa de mí vida privada, aunque yo haya preguntado por la de los demás.
- Yo. En los gastos familiares. Primero gasto en lo que yo quiero, sin importarme si va a llegar el dinero para el resto de mi familia, ni para el ahorro del futuro. Gasto en mis cosas, sean de lujo, superfluas o estén fuera del contexto familiar. La satisfacción de mi Yo, no mira hacia el Tú o el nosotros familiar.
- Yo. En los viajes a países o zonas de alto riego, donde las consecuencias de un error, voluntario o fortuito, pueden crear una grave situación de muerte, accidente, secuestro o robo, con consecuencias que podrían arruinar el futuro personal y el de la familia.
- Yo. En mi libertad personal mal entendida. Tengo derechos propios y ninguna obligación. Discuto mis obligaciones y procuro evadirlas o disminuirlas, pero exijo el total y rápido cumplimiento de mis derechos y de las obligaciones de los demás.
- Yo. Es la cultura que educan, practican y exportan algunos países, donde se da prioridad a los logros personales, sobre los colectivos. Solamente cuenta ganar individualmente a cualquier precio. El que llega el segundo se le considera el primero entre los perdedores.
- Yo. Hago deporte de riesgo por que me satisface personalmente, aun a sabiendas que cualquier error en su práctica, puede conducir a crear un grave problema en la familia, de la que soy también responsable, en cuanto a su mantenimiento, educación y cuidado. Además de los daños físicos y económicos que pudiera sufrir, dejaría de ir a trabajar, con el consiguiente problema financiero para la familia, que depende de mí. Pero mi Yo, es superior al nosotros familiar.
El deterioro del matrimonio y el consiguiente divorcio, suelen llegar por la falta de considerar al Yo como uno de sus principales causantes. Es imprescindible desmenuzar y analizar los por qué, de las propias actuaciones matrimoniales, de los fracasos y de las rupturas, para encararlos con firmeza y profesionalidad. Estos análisis pueden ser las claves del éxito, en los matrimonios felices y duraderos.
Yo es el sentimiento permanentemente equivocado, de una falsa identidad personal, una mala educación recibida y una falta de formación religiosa, familiar y social de nuestros pensamientos, intuiciones, sentimientos y sensaciones.
Si tiene algún comentario, por favor escriba a francisco@micumbre.com
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