10 Principios de la educación reflejados en las comidas familiares


Un viejo refrán dice «Dime lo que comes y cómo lo comes y te diré quien eres» Los momentos dedicados al desayuno, comida y cena son muy importantes para nuestra configuración familiar y nuestra salud. Son los momentos donde se debe reunir la familia para disfrutar de la comida, alimentarse bien y sentir el concepto de grupo a través de las conversaciones.Hay muchos aspectos que los padres deben tener en cuenta para que esos momentos sean verdaderamente productivos y mejoren la familia. Los alimentos que hay que comer, la forma de prepararlos, las cantidades y el número de veces, es una cuestión de los especialistas. Tampoco voy a comentar en este artículo los conceptos de la etiqueta en las comidas, a forma de presentar la mesa, la distribución de las personas, la de sentarse, el orden de empezar a comer, ni la forma de comer. De estos temas escribiré en otro artículo.

Solamente pretendo explicar algunos principio que ya han dado muy buenos resultados y que los padres deberían tener presente para mejorar las relaciones en el seno de las familias y que los alimentos sean mejor aprovechados. 

  1. Comer en una atmósfera tranquila y silenciosa. Se debe comer con calma y concentrado en lo que se está haciendo, sin distraerse con trabajos, lecturas, radio, televisión, etc. Las conversaciones deberán ser placenteras y sin discusiones ni regaños, evitando las conversaciones emocionales y disruptivas. En las familias debe imponerse la costumbre de que los regaños, llamadas de atención y discusiones fuertes deben aplazarse para otros momentos. En los comedores de colegiaos religiosos a los estudiantes les leen un libro mientras comen, éso hace que los alumnos hablen menos y mucho más bajo. Esa paz y silencio hace que se haga mejor la digestión de los alimentos.

  2. Establecer horarios regulares para comer. Es muy difícil, pero no imposible, tener un horario al que se puedan adecuar todos los familiares. Hay que intentarlo aunque sea parcialmente. No podemos olvidar que las comidas son uno de los principales momentos de la reunión familiar y algunas veces se ponen excusas para no presentarse a comer todos juntos, cuando fácilmente podría haceros, haciendo algunos cambios en las actividades. Es muy bueno para la salud comer todos los días a la misma hora, pues el cuerpo se acostumbre a digerir con esa rutina, ya que la digestión se produce automática y plenamente. También beneficia a otras actividades fisiológicas y ordenan nuestro programa de trabajo o estudio.
  3. Sentarse siempre para comer. Practique siempre que pueda el ancestral ritual de la comida en familia alrededor de una mesa. Supone aceptar un orden en el horario de empezar y terminar, un respeto a la jerarquía familiar cediendo los sitios principales a las personas más importantes, el mantenimiento de unas formas de educación, un ritmo de tiempos entre plato y plato, el respeto hacia la persona que ha preparado la comida, una alabanza al sentido de la vista. El comer tipo buffet, que cada cual se sirve la comida de un mostrador y se la lleva a comer donde quiera, supone siempre un desorden y se desaprovecha la gran oportunidad para compartir agradables conversaciones familiares. Las conversaciones desagradables deben dejarse para otros momentos. 
  4. No comer estando nervioso. Está perfectamente probado que las comidas tomadas mientras se está nervioso, no se digieren bien y casi siempre producen acideces, irritaciones y malas digestiones. Es preferible esperar unos minutos hasta que se pasen los enfados o nerviosismos y entonces empezar a comer. Conociendo de antemano cuales son los acostumbrados horarios de comida, cederemos, principalmente los padres, tomar unos minutos de sosiego para relajarnos, evitando que nuestro nerviosismo se transmita a los otros comensales familiares y que también les haga daño la comida. 
  5. Comer sólo hasta sentirse cómodamente satisfecho. El gran problema actual de algunas sociedades, las personas no saben decir basta ya a sus apetencias y comen hasta quedarse pesadas o ahítas. La indisciplina en el comer y en el beber conlleva esos sobrepesos que matan a las personas. Comer con moderación es una medida relacionada con la virtud de la templanza y contraria al vicio de la gula. Es un magnifico ejercicio para ejercer la voluntad. Un antiguo dicho asegura que «una buena comida es la que permite realizar una buena cena», por eso es recomendable comer solamente dos tercios de nuestra capacidad. Si se ha comido con sobriedad, el cuerpo se queda más satisfecho, la digestión se hace mejor y no ocurre el amodorramiento clásico de las grandes y pesadas digestiones. Nuestro cuerpo y nuestra mente nos indicaran el nivel de satisfacción en cada comida, continuar comiendo es atraer a las enfermedades, además de la responsabilidad moral que entraña.
  6. Evitar los alimentos y las bebidas heladas. Tomar agua fría, llena de hielos, es una practica muy mala para hacer la digestión, aunque sea una costumbre inveterada durante la comida. El frío del agua apaga los calores necesarios de los jugos gástricos y dificulta enormemente las digestiones. Además el agua no se debe tomar durante las comidas y mucho menos cuando está fría. Haga la prueba bebiendo el agua a temperatura ambiente y vera como las digestiones son menos pesadas. Al cabo de pocos días se habituará a tomara el agua a temperatura natural. Lo mismo que los helados, no los tome como postre por que le harán más difícil la digestión.
  7. No hablar mientras se mastica. Es muy feo esta practica tan común, incluso se ve en los programas de televisión sobre comidas, todos hablan mientras mastican. El alimento es una preciada necesidad para el cuerpo, por lo tanto cuando se come, se debe estar dirigiendo todos los sentidos hacia dentro, hacia lo que se está haciendo. Hay que dar prioridad a la satisfacción de los sentidos del gusto, olfato, vista y tacto al masticar, incluso en algunos casos al oído, pues hay alimentos que suenan. Es repugnante ver como a algunas personas le van saliendo pequeños trozos por la boca por que quiere comer y hablar a la vez.
  8. Comer a ritmo moderado. Hay que dar a cada comida el debido respeto que se merece, pues es el momento del día en el que se le da al cuerpo su energía vital. Una buena norma para medir el ritmo de la comida, es proponerse no coger nada del plato mientas no se haya masticado perfectamente la comida que esta en la boca y se haya tragado totalmente. Todo el tiempo que quiera ahorrar comiendo precipitadamente lo perderá por el aumento de fatiga que le supondrá la digestión. 
  9. No volver a comer antes de haber digerido por completo la comida anterior. El hombre es el único animal que come sin tener hambre y bebe sin tener sed. La digestión de una comida necesita entre tres y seis horas para completarse. El hambre es una señal del cuerpo indicativa de que la digestiones se ha terminado, por lo que si no se tiene habré no debe comer, se evitará muchos problemas de salud, sobrepeso y digestiones. Tomar aperitivos entre comidas es muy perjudicial para la salud, pues rompe el ritmo de las digestiones a las que el cuerpo debe estar acostumbrado. En caso de imperiosa necesidad, tomar algo de fruta.
  10. Quedarse sentado y en silencio durante algunos minutos después de comer. Esto seria lo ideal para permitir que comienzo el ciclo de la digestión. Una practica muy aconsejable es la realización de una pequeña siesta de quine o veinte minutos, que incluso pudiera ser en el mismo sitio de trabajo si no hay otra posibilidad. Pero relajarse después de comer tiene muchos beneficios terapéuticos y a muchas personas les supone una recarga de su energía en la mente y en el cuerpo para continuar con mayor fuerza su trabajo.

Todas estas prácticas se pueden ir incorporando poco a poco a la vida familiar y personal, y observar los enormes beneficios que producen.  Si tiene algún comentario, escriba a francisco@micumbre.com

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