En el artículo publicado anteriormente «Cómo conseguir matrimonios duraderos y felices» y en los otros relacionados, comentaba lo que las parejas deberían hacer, para realizar y mantener los matrimonios. Hoy comento los motivos más comunes por los que se originan los divorcios. Aunque pretender resumir este grave flagelo de la sociedad en 10 puntos, es casi imposible. Hay muchos conceptos que tendría que ampliar o añadir.
En otro artículo comentaré los efectos dañinos e irreversibles del divorcio en la pareja, los hijos, la familia y la sociedad.
Hay dos formas de entender el compromiso matrimonial, los que lo contraen eclesiásticamente con el firme compromiso para ambas partes, de ser indisoluble a perpetuidad y los que lo contraen inscribiéndose en un registro, sabiendo que pueden deshacer ese compromiso cuando cualquiera de los dos lo considere conveniente. Este último grupo no quiere asumir el compromiso de casarse para siempre y se casan civilmente, solamente por un tiempo, mientras les convenga. Por lo tanto las razones o excusas para el divorcio son muy diferentes, ya que si no tienen creencias religiosas solamente lo consideran como un contrato civil que se puede disolver con el divorcio.
Está demostrado que el divorcio, no es un concepto que se hereda a través de los genes de los padres. El divorcio se ha incrustado con mucha fuerza en las costumbres sociales y a través de lo que han visto a sus padres, familiares y amigos, al observar o sufrir la inestabilidad matrimonial. Esta percepción influye enormemente en los divorcios, sean por primera o por segunda vez.
Cuando los niños experimentan el divorcio de los padres, siempre soportan sus consecuencias, pues están viendo la actitud de frialdad, indiferencia o agresividad expresada entre sus padres.
Cuando estos mismos niños llegan a la edad de elegir pareja para casarse, sienten una tendencia de romántica atracción hacia personas del sexo contrario, que de pequeños hayan tenido experiencias similares de padres divorciados, lo que aumenta potencialmente sus propias probabilidades de fracaso matrimonial. Aunque conscientemente rechacen el divorcio y sus consecuencias porque recuerdan el sufrimiento que pasaron, cuando sus padres se divorciaron.
El emparejamiento selectivo de las personas, es la tendencia de casarse con otras personas, que se parecen mucho a éllos. En este caso los hijos de esas parejas divorciadas, se ven expuestos a padres con mayores niveles de aceptación del divorcio, lo que siempre influye, incluso en el subconsciente, al consentimiento de futuras relaciones matrimoniales, donde el factor de matrimonio para toda la vida, no tiene ningún arraigo.El divorcio conlleva a disminuir la felicidad de las personas, además de que hace descender la calidad de vida, familiar, social y económica de los que lo sufren.
POR QUE LLEGA EL DIVORCIO
- Elección. Elegí mal, me enamore por el aspecto físico y superficial. Esto se marchito muy pronto. No trate de entender a mi pareja y a intentar adaptarnos a lo que iba a ser nuestra nueva vida. Falta de preparación para estudiar y entender el compromiso que va a adquirir y sus responsabilidades. Me equivoque al pensar que cualquier cosa es mejor que la soledad. Me di cuenta tarde que es mejor la soledad, pero libre, antes que estar con alguien que te controle abusivamente.
- Dinero. Puse esto por delante y fracasó. Yo tenía mi cuenta para mis gastos y caprichos, el tenía la suya para lo que quisiera hacer. No teníamos dinero en común, nada mas que para pagar los gastos comunes, no para hacer un hogar pensando en el futuro. Cada uno gastábamos sin preocuparnos en lo que teníamos en común, por lo que llevamos al máximo nuestras tarjetas de crédito y no pudimos hacer frente a la vida desorganizaba que llevábamos. La voluntad estaba dominada por el dinero, no pudo controlar el vaivén de los sentimientos.
- Sacrificio. Creíamos que el matrimonio solamente era de color de rosa y no queríamos ver las espinas que tienen las rosas. Cuando nos llegaban las adversidades, no las aceptábamos como propias. Siempre teníamos alguna disculpa para justificarlas y en el mejor de los casos, un propósito de arreglarlas mas adelante. No hacíamos ningún sacrificio el uno para el otro, cediendo en nuestras diferencias. No hicimos nada para que nuestro matrimonio fuese duradero, apasionado y feliz a lo largo de los años. No éramos honestos con nosotros mismos, ni con nuestro cónyuge. Nunca teníamos un plan de vida realista, para vivir en armonía.
- Violencia. Por que mi pareja tiene ataques de ira que le llevan a perder el control, aunque sea momentáneamente y no quiere ponerse en tratamiento para curarlo. Después de esos momentos de ira motivados por los celos infundados, el pensar solo en el YO y no en el TU, el alcohol o las drogas, no se acuerda o no se quiere acordar, de su mal carácter no dominado. La violencia ha penetrado en nuestro matrimonio y ha salpicado a nuestros hijos. Se están acostumbrado a ver escenas violentas dentro de la familia, que nos están dejando cicatrices imborrables y marcando para siempre nuestras futuras relaciones. No puedo acostumbrarme a tener que pasar toda la vida sufriendo violencia, nuestros hijos tampoco, y se merecen llevar una vida normal, para que no queden marcados para siempre. Sufrir sin ninguna causa no es amor.
- Virtudes y valores. Por que no he sabido reforzar las virtudes y los valores que tiene mi pareja, aunque estén muy ocultas y solo hemos hecho que pelearnos, lo que ha originado que sus defectos se agranden. Nunca he intentado que tome medidas a corto y largo plazo, para potencias sus valores y corregir sus defectos.
- Infidelidad. Nos prometimos fidelidad y no la cumplimos. Cada uno tiene relaciones fuera del matrimonio. Alguien nos dijo equivocadamente, que el matrimonio no tenia que ser una cadena para siempre, que podría ser una cadena que nos atara a los dos, pero con eslabones voluntarios. Esta mala interrelación es la que no nos permite continuar, ya que nuestras relaciones extra matrimoniales, cada día exigen más dedicación y la dedicación tiene que ser hacia la familia. Ya es tarde para cambiar. Personas fieles a su pareja, aunque haya habido amores furtivos, prohibidos, clandestinos. Personas enganchadas a relaciones imposibles, intermitentes o destructivas que lloran por un amor perdido o sin futuro.
- Entrega y adaptación. Habíamos prometido, que cada uno de nosotros iba a cambiar algunas actitudes nocivas, que habíamos descubierto y la verdad ha sido que no hemos cambiado ninguna, porque no hemos hecho ningún esfuerzo por acoplarnos. Creíamos que el matrimonio nos iba a arreglar nuestros caracteres, pero nos hemos vuelto cada vez más egoístas, sin pensar que para logran un matrimonio con futuro, hay que pensar en la pareja, mas que en uno mismo, hasta que ha llegado el momento de que no nos aguantamos. El matrimonio es para darse a la otra persona, sin esperar nada a cambio y ésto no lo hemos hecho.
- Egoísmo. En el fondo, nunca creímos que íbamos a ser una sola persona, ni nunca pusimos los medios para llegar a serlo. Nuestro egoísmo e individualismo, no nos permitió entregarnos completamente. Seguíamos estando separados mentalmente. Estábamos unidos en algunas cosas físicas, pero no en las mentales y espirituales. Cada uno vivíamos nuestra vida, a nuestro aire. Los problemas que nos llegaban, no sabíamos enfrentarlos como pareja unida. Aquello era un ¡sálvese el que pueda!
- Cambios. La famosa frase «Cuando me case le haré cambiar» nunca ha funcionado y menos en nuestro matrimonio. Seguimos teniendo los mismos defectos que cuando éramos solteros. No hemos tenido ningún aliciente para cambiar, ni ningún programa para irlo haciendo. Hemos llegado a una situación donde nos damos cuenta, que no hemos hecho nada por cambiar y que tampoco vamos a cambiar nuestras actitudes mínimas, para la convivencia de un matrimonio.
- Culpabilidad. Hay personas que se echan la culpa de todo lo que ha pasado en el matrimonio. Se frustran y enferman, si la pareja nos les atiende como creen que se merecen. No saben apartarse de quien les quiere mal y les hace sufrir continuamente, incluyendo a los hijos. Temen perderlo y se aferran a su compañía, incluso pagando un alto precio de sumisión, con tal de no provocar conflictos. Nunca se cansan de esperar y esperar, aunque no vean ningún cambio en las traiciones, engaños y malos tratos.
Estudiar todos los factores que afectan la continuidad del matrimonio, es una de las obligaciones que las parejas deben tener en cuenta, antes y durante el matrimonio, para enfocar los esfuerzos a mantenerlo vivo y en crecimiento espiritual, familiar y social. Hasta hace pocos años el matrimonio religioso a perpetuidad no se cuestionaba, se hacia y la sociedad miraba con muy buenos ojos su continuidad. Esta misma sociedad no tenia muy buen concepto de los que no sabían cumplir con el importante compromiso que voluntariamente habían adquirido. Debería ser incomprensible que después de hacer el contrato mercantil e inscribir la venta de una casa, apareciera al cabo de unos años que el comprador o el vendedor unilateralmente quisiera romper lo que había firmado y comprometido. Pero en el divorcio civil así ocurre.
Los mismos motivos que a algunas parejas les conducen al divorcio, para otras les supone un refuerzo o fortalecimiento de las promesas de fidelidad y continuidad que se hicieron.
En otro artículo comentaré los efectos dañinos e irreversibles del divorcio en la pareja, los hijos, la familia y la sociedad.
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