Para que los hijos sean buenos estudiantes, los padres tienen que plantearse cuales son los principales problemas y retos que sus hijos se van a enfrentar dentro de la escuela y ayudarles a buscar soluciones conjuntas, entre ese famoso triángulo de padres, alumnos y maestros. Hoy voy a comentar exclusivamente los relacionados con sus estudios. Es cierto que los maestros, se encargan de enseñar a los alumnos las mejores técnicas para que entiendan y aprovechen de la mejor manera posible lo que éllos explican, pues suelen tener mucho interés en que sus enseñanzas sean asimiladas lo mejor y lo más rápidamente posible por sus alumnos. Pero no es menos cierto, que deben estar complementados con los consejos, conocimientos y motivaciones de los padres, que son los que mejor conocen a sus hijos. Los padres deben:
- Acostumbrar a sus hijos a realizar por escrito continuos examen simulados de lo que hayan estudiado, aunque haya sido muy bien aprendido. La costumbre de hacer simulaciones de exámenes, lo mas realistas posible, les va a dar una gran ventaja, cuando se tengan que enfrentar a los verdaderos exámenes. Los padres pueden jugar un papel muy importante, cuando tengan que hacer los exámenes simulados, haciendo que se parezcan lo más posible en formato, tiempo disponible, por sorpresa o avisado, materias a elegir, etc.
- Animar a sus hijos a que pregunten a los maestros todo lo que entiendan y a que pongan mucha dedicación a los temas que los maestros den mayor importancia. Enseñarles a que la buena comunicación con los maestros, es uno de los pilares del éxito escolar. A los maestros, también les gusta que sus alumnos les indiquen las cosas que no han entendido, porque éso les permite conocer como están llevando el ritmo de la asignatura e incluso sus cualidades didácticas. Nunca debe salir de la escuela sin tener muy claras las explicaciones recibidas.
- Alentar y contagiar a sus hijos para que desarrollen el concepto de querer aprender de todo lo que les estén enseñando los maestros. Además de fomentarles la sana curiosidad, interés y entusiasmo por aprender, mas de lo que le exigen. Enseñarles sobre las satisfacciones que conlleva el recorrer una milla más en sus estudios. En resumen ir por delante del programa y nunca dejar lecciones atrasadas.
- Ayudar a sus hijos a que hagan un plan de estudios general y particular para cada asignatura, dedicando los tiempos de acuerdo con las dificultades previstas o reales, para que desde el comienzo del curso tenga al día todas las asignaturas. La programación de estudio y repaso debe incluir el mejor horario para las asignaturas mas difíciles y la preparación de las herramientas necesarias para esas asignaturas, por ejemplo: disponibilidad de la computadora, del Internet, de la calculadora, de la visita a la biblioteca o del horario de los padres, hermanos mayores o amigos.
- Conseguir que sus hijos encuentren atractivo dialogar sobre lo que han aprendido. Por éso todos los días, hay que conversar sobre lo que han hecho y lo que no han hecho en la escuela. Buscar con los hijos temas paralelos de lo que han aprendido y dialogar, el dialogo es una buena herramienta para todo. El dialogo se puede complementar con la lectura complementaria de revistas o libros especializados, incluso con los periódicos diarios que se deben recibir en la casa.
- Educar a sus hijos a estar seguros y optimistas, antes y durante los exámenes. El haber preparado bien la asignatura, haber realizado varios ensayos lo mas reales posibles, harán que aumente su confianza en poderlos pasar y creara una gran confianza en si mismo. La autoestima se reforzará al saber por anticipado, que la buena preparación y el entrenamiento, son la base para el éxito.
- Enseñar a sus hijos a hacer evaluaciones personales en cada una de las asignaturas o actividades, registrándolas para ver los cumplimientos de los objetivos propuestos sobre el aprovechamiento. Dependiendo del resultado de las evaluaciones, enseñarles a hacer, si fuera preciso repasos periódicos de cada tema.
- Felicitar y seguir animando después de cada esfuerzo y pequeño éxito, para que sus hijos puedan valorar el esfuerzo realizado y aumentar su autoestima, siempre con sencillez y sin fanfarronería.
- Motivar a sus hijos desde el comienzo del curso para que vayan viendo el privilegio que tienen de poder estudiar y así aprovecharse de las ventajas que obtienen de poder adquirir los conocimientos que los profesares les enseñan, así como los frutos que van recogiendo del esfuerzo que hacen. Esta motivación debe ser, desde antes de empezar las clases y continuar hasta el final del curso.
- Pedir a los maestros que enseñen a sus hijos las modernas técnicas para aprender a hacer apuntes y resúmenes bien ordenados, claros, concisos y por temas, para que en posteriores lecturas, sean fáciles de repasar. Incluso que estén bien expresadas las ideas fundamentales de las preguntas que les hayan hecho.
Los padres tienen que demostrar con hechos, que están apoyando a sus hijos en todos los momentos de su vida, principalmente en los años escolares. Así los hijos verán en sus padres ese soporte físico, moral y emocional que tanto necesitan para poder enfrentarse con éxito a los problemas que les plantea su vida de estudiantes.
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