El miedo es libre de tenerlo todo el mundo, ilimitado en la cantidad y barato de comprar, pues no hay que pagar por él. Pero es muy caro de sobrellevar y carísimo de eliminar. Cuando haces algo por miedo, no le puedes poner precio. Se paga el precio que sea necesario, con tal de quitarse el miedo de encima.
Hay muchas clases de miedos: Físico, político, social, económico, de enfermedad, religioso, familiar, etc. Hoy voy a comentar sobre el miedo físico.
Mi amigo cumbrero abrió una tienda en una zona de la ciudad donde vivía y comerciaba con los vecinos, sus principales clientes, en paz y armonía. Había estudiado bien las características demográficas de la zona y consideraba que podría tener allí el establecimiento por muchos años.
Al cabo de un tiempo construyeron muy cerca de su tienda, un gran conjunto residencial de apartamentos sociales. Los demográficos cambiaron casi de la noche a la mañana. Fue como si hubiera habido un éxodo de personas que se instalaban en las cercanías de su tienda, porque llegaban huyendo de un huracán o de un terremoto y el Gobierno los hubiera instalado en aquel área.
Con este cambio demográfico, la situación de paz vecinal cambio totalmente. Empezaron los problemas de las peleas, los asaltos a las personas y a los comercios, los tiroteos entre bandas rivales y un sinnúmero de crímenes de clase de tipos.
A mi amigo cumbrero le atracaron, pistola en mano, tres veces y las tres veces salio ileso. Llamo a la policía y siempre le decían lo mismo: Cómprese una pistola y defiéndase Vd. mismo, porque nosotros no podemos hacer nada. Esta gente, si conseguimos detenerla, entra por una puerta en el juzgado, sale por la de atrás y al día siguiente continua robando, asaltando y matándose entre éllos. Los que no mueren terminan en las cárceles o en los hospitales. Ponga barrotes en las ventanas y puertas de su tienda y haga un buen seguro, algo que ninguna aseguradora se lo quería vender.
Después de salir ileso las tres veces que le asaltaron, gastar mucho dinero en barrotes y sistemas de seguridad, decidió poner en venta la tienda.
El valor de la propiedad bajo enormemente y las familias que pudieron se marcharon, lógicamente los que se marcharon eran sus principales clientes. Nadie quería comprar su tienda a ningún precio y todos los meses que pasaban, las cosas se iban empeorando y las perdidas económicas se hacían cada vez mayores, pues las ventas no pagaban ni los gastos generales, ni el alquiler, ni ningún sueldo para él que tenia que estar casi 12 horas diarias, atendiendo aquella ruina mercantil.
El miedo físico, mental y emocional cada día era mayor. No podía dormir pensando en si le atracarían al día siguiente, si lo matarían o si lo dejarían en un hospital paralítico para toda la vida. También tenia miedo por la responsabilidad civil en la que podría incurrir si le pasaba algo a alguno de sus poquísimos clientes, podría quedar arruinada su familia para toda la vida.
Contrato a los mejores agentes de ventas para que ofrecieran la tienda al precio que fuera, pero no encontraban un comprador ni perdiendo todo lo que había invertido. No les interesaba a nadie ni regalándoles la mercancía y las instalaciones. Ni los de la zona la querían. El contrato de renta estaba avalado por cinco años y salirse del contrato costaba muchos miles de dólares.
Por fin llego una persona de la misma zona y ofreció el 25% de lo que podría valer. No le quedó mas remedio que venderla y considerar que toda la perdida que había tenido, había sido el precio necesario para comprar el presente y el futuro de la salud física, mental y emocional, de él y de su familia. Tenia que volver a empezar pues esa tienda iba a ser el sustento de él, su familia y el futuro para alguno de sus hijos.
CONCLUSIÓN. El miedo le costó el 75% de su inversión que eran todos los ahorros que tenía, el trabajo de muchos años, infinidad de noches sin dormir y una fuerte pelea con los familiares que le habían dicho lo mal que estaba haciendo la inversión en aquella zona de la ciudad, aunque en principio pareciera segura.
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